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Ni fama ni cocaína

¿Fama? ¡No, gracias! ¿De qué sirve tener millones de admiradores alrededor del mundo si al final terminas como Britney Spears (borracha y loca), Maradona (medio muerto, cada dos por tres), Whitney Houston (coleccionando basura), Anna Nicole Smith (millonaria, infeliz y muerta), Elvis Presley…?

¿De qué sirve tener todo el dinero del mundo si este te convierte en un paranoico que sólo tiene parásitos a su alrededor y comienzas a tener caprichos que te pueden llevar a la cárcel o al manicomio? La sociedad nos vende la fama como algo por lo que debemos matar. No obstante, quien la consigue la sufre y padece como una enfermedad hasta el último de sus días. El ser humano no está preparado para la mega fama. La fama nos lleva a un estadio de soledad donde no encontramos a nadie como nosotros. Y el ser humano no puede sentirse solo, porque enferma.

Nos quedamos, mejor, con la familia que nos quiere a pesar de nuestros defectos, de la chica que nos ama, a pesar de que no salgamos en la portada del «Times», del amigo que bebe cervezas a tu lado sólo por disfrutar de compañía. Nos hemos acostumbrado a ver, a lo largo de toda la historia del mundo del espectáculo, que quien consigue la fama, la paga con lágrimas.

Nota.- Esta es la columna que aparece hoy jueves en la edición impresa de «20 minutos»

Busco amigos

Si quieres ser mi amigo tienes que ser inteligente, un gran creativo o tener mucho dinero que me quieras regalar. O ser una mujer que me la quiera chupar y estar muy buena.

Hay tres clases de personas: las que están vacías, las que están media llenas o llenas totalmente. La mayoría de gente que conozco está hueca y quiere que la llenes. La gente no sabe estar sola porque la sociedad les ha sorbido la creatividad y las ansias de conocimiento. Si sufren y se sienten horribles estando en soledad… ¿Cómo pretenden que yo sí que quiera estar en su compañía? No son nada más que un trabajo que no les gusta y unas facturas que pagar: han decidido vivir una vida tan vacía que cualquier conversación o razonamiento que salga de ellos reconduce a su degradante y aburrido estilo de vida. También huyo de las personas totalmente llenas: porque creen tener la razón en todo. Están atrapadas y no pueden ver otros paisajes. Son hámster en su columpio.

Las únicas personas que soporto huecas, son a las tías buenas. No sé porqué, pero esas me caen muy bien. Me da igual que no hablen ni que aporten nada. Las tías buenas están geniales para hacer gimnasia con ellas. Y, cuando te cansas, las conectas a la tele o les das un catálogo para que compren ropa por correo y no molestan.

Ilustración de Robotv

….

Hace apenas seis meses, empecé a hacer comentarios chorras en el blog de Rafa de 20 minutos.

Luego abrí un blog y seguí diciendo chorradas, ¡pero hay a quien le hace gracia, tú! ¿No es increíble?

Hoy he recibido un ejemplar de un librillo donde aparece publicado uno de los textos de mi blog. ¡3 páginas, 3, entre un total de 144!

Ejem, sí, ya sé, no es el Nobel, ni el Planeta, pero por algo se empieza, y es que me hace ilu, oyes.

¡Rafa, maricón, va por tí, que me metiste el gusanillo de escribir con tus diarios!

Muchas gracias a ti amigo groucho por el honor que me haces.

Un abrazo, amigo

Adiós

Sonreír. A cualquier sitio a donde miraba sonreía. Todo era divertido. Internet era divertido. Ya no sonrío.

Hubo grandes momentos. Como cuando pude donar los 3.000 euros del concurso a una asociación que cuida de niñas violadas. Qué bien me sentí. Dicen que porqué lo hice cuando no tengo ni donde caerme dentro. No entienden lo bello que es amar. No entienden que un menor que ha sido maltratado requiere todo el amor que la humanidad pueda dar. Que la humanidad sea una mierda que se distrae con teléfonos último modelo no significa que yo también tenga que hacerlo. Tú tuviste demasiada suerte con que no te maltrataran de pequeño. Eso no lo olvides nunca.

Hoy termina este blog y mi presencia en Internet. Hoy, apago este ordenador, y salgo de esta casa blanca con Anais.

Gracias a todos los que me quisieron.

Nota.- «20 minutos» siempre me ha dado un trato exquisito y no me han echado ni he tenido ni un mal momento con ellos. Esta desición es personal.

Nota 2.- Gracias, amiga, por leer mi texto.