Una productora cinematográfica quiere llevar mi blog-libro “Diarios secretos de sexo y libertad” al cine. Llevó negociando con ellos desde diciembre. No puedo decir el nombre de la productora, lo prometí. Pero es una productora seria, que ha trabajado junto Almodóvar o Amenabar.
-Te pagamos 2.000 euros –me dijo uno de los jefes de la productora- para que nos dejes mover el proyecto en exclusiva durante 3 años por las televisiones. En este país no se hace una película si no hay una televisión detrás. Si alguna televisión accede a meterse en el proyecto te daremos 30.000 euros por los derechos del libro.
Salí de ese despacho feliz ¡Querían hacer una película con mi libro! ¡Una película basada en mi vida! Pero ¿Y qué? ¿Para que me serviría que hicieran una película sobre mi libro si finalmente resultaba ser una película de mierda? Tampoco me iba hacer millonario. La gente a la que se lo conté me dijo que los 2.000 euros que me ofrecían por mover el proyecto era un timo: muy poco dinero. Sin embargo, la productora afirmaba que era mucho: que normalmente otras productoras no pagaban nada por mover el proyecto de un desconocido. Como desconozco ese mundillo, no sé quien tiene razón: la gente o la productora.
En la segunda reunión la productora me dijo que habría que resumir bastante la acción y quitar personajes de la trama, entre ellos al argentino. Fue entonces cuando decidí que sólo firmaría esa opción si se especificaba que yo sería el guionista: considero que quitar al personaje del argentino de la película como un gran error.
-Pero tú nunca has hecho un guión –me dijo el de la productora.
-Aceptaría hacerlo junto a un guionista profesional.
-Tratar de vender un proyecto teniendo la obligación de que tú seas el guionista será difícil. Si lo compra una televisión querrán poner el proyecto en manos de profesionales con experiencia.
–El problema es que el 99% de esos guionistas profesionales me parecen una mierda –no dije- Estoy seguro que puedo hacer mejor trabajo que todos ellos juntos aun sin tener experiencia.
-Cuando se hace una película sobre un libro siempre se teme involucrar al escritor original en la creación de la película. Pues este es demasiado celoso con su obra –me advirtió.
-Si yo no soy el guionista, no hay acuerdo. Además quiero que los lectores que me apoyaron desde un principio, antes de ganar el concurso de “20 Blogs”, salgan de extras en la película. Y que se necesite mi visto bueno a la hora de elegir el director y los actores. Y que incluyan una canción en la banda sonora de mi amigo Salva Dávila.
Fue mi última palabra… por supuesto, no me han vuelto a llamar (hace un mes de todo esto). Hoy he pasado el día sopesando si hice mal: una película daría mucha publicidad a mi futuro libro. Y también da prestigio a un autor. Además queda genial, a la hora de ligar:
-Han hecho una película sobre mí, nena.
Pero esas cosas no hacen que sienta cocaína en la sangre. Cero emociones. Si por lo menos estuviera involucrado creativamente en la elaboración de la película… definitivamente prefiero que no hagan una peli sobre mi futuro libro a que hagan una mierda de la que luego me avergüence.