BLOG DE CONTENIDO SOLAMENTE PARA ADULTOS (+18 AÑOS)

Si pudiera abandonarme a mi mismo, lo haría: no culpo a nadie que lo haya hecho.

Tengo 32 años. No soy guapo.

Hay cuatro niveles de belleza (A, B, C y D).

Cuando trabajaba en la discoteca yo pertenecía al nivel B. Ahora he bajado hasta el nivel C.

Tengo que hacerme millonario pronto. Sólo así podré volver a interesar a las mujeres.

La única moneda válida en esta sociedad es la belleza o el poder. Si no tienes alguna de esas cosas eres relleno: público de quien sí que lo tiene.

Mi alma está en venta: quiero ser un tío bueno de esos que convierten en agua el chocho de las chicas. Pero ya no tengo fuerzas para apuntarme a un gimnasio: cuando me veo frente al espejo, haciendo pesas, me siento ridículo, superficial, imbécil. Y me gusta mucho comer. Los videos porno de Internet me parecen obras de ciencia ficción ¿Cómo es posible que esas chicas se dejen hacer eso?

Tengo un ojo vago y una verruga en la nariz. Alguna vez he pensado retocar las fotos que pongo en este blog por Photoshop. Pero alguien me descubriría. Además, no soportaría quedar en Madrid con una chica que creyera soy guapísimo, y luego, cuando me viera, ver en sus ojos la desilusión. Eso es muy duro.

Hoy, se conectó al messenger una chica finlandesa que me follé cuando trabajaba en la discoteca, hace 4 años. Le pedí que me mandara una foto para masturbarme. Luego, salí del Messenger sin despedirme, me tendí en la cama y me masturbé mirando su foto y un programa de tele tienda, donde una tía con tetas grandes y en bikini trata de vender un aparato para hacer gimnasia sin salir de casa:

Ahora, masturbarme, me hace sentir ridículo.

No tengo amigos ni relaciones sexuales sanas a mis 32 años: eso tiene que querer decir que soy anormal.

Odio mi habitación de la pensión, algunas veces me asfixia: necesito tener una chica a mi lado: abrazarla: algunas veces necesito una vagina, otras a una mujer-madre, otras a una amiga con la que ir al cine o a comer algo: pero siempre estoy solo.

Apago la luz de la habitación. Cierro los ojos: ya es tarde, quiero dormir. Dejo el ordenador encendido, con su foto puesta.

Quiero ver su foto mañana, nada más despertarme. Imaginar que no he dormido solo.

32 años de soledad, casi 33.

Los comentarios están cerrados.