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Sorteo de navidad. Preparando la gran retransmisión de mañana.

¡Hola amigos!

Acabo de llegar del salón donde mañana se celebrará el gran sorteo del año. El sorteo que más ilusiona a España. He ido con un compañero de “20 minutos” a comprobar las conexiones de Internet, porque vamos a estar retransmitiéndolo desde las 7:30 de la mañana para ustedes: frikis de Internet, parados, amas de casa sin estudio, adolescentes psico killers, oficinistas hambrientos de mandar a tomar por culo a vuestros jefes de mierda. En cualquier momento vais a saltar de vuestras sillas, al comprobar por “20 minutos” que os ha tocado el gordo: vais a salir de esa oficina de mierda para siempre.

Os pondréis en calzoncillos sobre la mesa de vuestro jefe:

Y os mearéis sobre sus papeles e informes… quería sacarme una foto en calzoncillos al lado del bombo:

Pero cuando me estaba bajando los pantalones un hombre con corbata muy serio:

me dijo:

-¿Qué estás haciendo?

-Me voy a sacar una foto en calzoncillos.

-No puedes hacer eso.

-¿Por qué?

-Porque este lugar es un lugar serio ¿No ves la bandera española?

-No meta a España en esto.

-Mira chaval, como te quites los pantalones te voy a quitar la acreditación de prensa y mañana retransmites desde tu puta casa.

-Bueno, tampoco es para ponerse así. Que parece Torrente.

-¿Qué no es para ponerse así? ¿Torrente? ¿De qué periódico eres tú?

-Trabajo para “El Mundo”

-Pues ala. Mañana una acreditación menos. Por listillo.

Mientras, mi compañero, nerviosísimo, estaba tratando de resolver el problema de la conexión wifi:

Hasta que subimos a la sala de prensa y vimos el despliegue de “20 minutos”:

-Os ponemos el wifi en un segundo –nos dijeron.

No sé que les ha picado con el sorteo a los de “20 minutos”. Lo que si os puedo asegurar que en la sala de prensa no hay ningún otro medio con tanto despliegue técnico y profesional como el de ellos:

Os espero mañana aquí mismo. Os estaré escribiendo, durante toda la mañana, desde la primera fila.

… y no puedo irme a dormir tranquilo sin antes pedir perdón a un compañero de “20 minutos” por haberle ofendido en un post que escribí. Hoy, cuando llegué, me pidió disculpas por sus bromas y me di cuenta de que me había pasado siete pueblos al escribir eso. Ese compañero sólo había tratado de reírse conmigo, no de mí. Yo no tenía ningún derecho a escribir lo que escribí y si pudiera rectificar, lo haría. Soy un paranoico y cuando alguien me dice algo siempre me lo tomo mal. Nos abrazamos e incluso yo le di un beso de amor en el cuello que seguro le hizo estremecer de asco. Durante todos estos días yo soñaba con él en la cama, deseando encontrármelo para pegarle una paliza. Fui a la redacción con la intención de romperle las gafas y abandonar el trabajo para siempre. Soy un gilipollas que siempre se lo toma todo mal. Me ofusco y creo que se ríen de mí ya que estoy acomplejado porque soy una mierda. Cuando bajé las escaleras de “20 minutos” no pude evitar mirarme al espejo que hay en la entrada y decirme esto a la cara:

Perdón.

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