BLOG DE CONTENIDO SOLAMENTE PARA ADULTOS (+18 AÑOS)

Para que todo el mundo haga el amor en la calle.

Sábado. Tarde-noche de puente. Todo el mundo es feliz en pareja. Todo el mundo está de vacaciones en algún lugar, con la familia, con los amigos. Los novios con sus novias. Yo soy la única persona que está sola en el mundo. Yo estoy en el Messenger. El Messenger. Un sábado por la tarde. Una persona de 32 años pasando la tarde en el Messenger. Super patético. Saldría a la calle, a un bar, a conocer gente. Con una copa en la mano. Mirando a la gente en busca de conversación. Con mi cara de imbécil deseando tener sexo. Patético. Sonriendo estúpidamente a todo el mundo. Para que vean que estoy deseando conversar con alguien. Que estoy solo. No gracias. Prefiero quedarme dentro de este cuartucho de la pensión. Sin que nadie vea mi cara de imbécil. Con esta soledad que es un cuchillo. Un cuchillo clavado en el costado, y sobre los pulmones. Un cuchillo que no me deja respirar bien. Una chica se conecta al Messenger.

-Hola.

-Hola.

-¿Qué tal?

-Yo super aburrido. ¿Y tú?

-También. Oye ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Claro.

-¿Por qué pone en tu nick que no entiendes a nadie?

-Porque no entiendo a la humanidad. El mundo podría ser un lugar perfecto para vivir. Pero lo hemos convertido en un infierno donde todos estamos lejos de las cosas que de verdad queremos y necesitamos. En cambio, las cosas que no queremos hacer las tenemos cerca, las hacemos todos los días.

-¿Cómo qué cosas?

-El sexo por ejemplo. Algo tan divertido, maravilloso, natural y agradable y hay que remover cielo y tierra para conseguirlo con una desconocida.

-Tienes razón.

-Es mi opinión nada más ¿De donde eres?

-De Madrid.

Madrid. Joder. ¡Madrid! ¿Y si de pronto mi sábado de mierda se convierte en un sábado perfecto? En la ventanita de su messenger se ve su foto. Es guapísima. Y rubia ¡Hace tanto tiempo que no me follo a una rubia!

-¿Te apetecería quedar para tomar un café?

-Pues sí. Pero ¿Realmente un café es lo que quieres?

-Ya sabes que no. Pero me siento tan miserable y solitario en esta habitación que tomar un café contigo creo que me salvaría la vida, que sería lo más maravilloso del mundo.

-¿Qué es lo que te apetecería de verdad?

-¿Te lo puedo decir sin que te moleste? ¿Sinceramente?

-Sí.

-Me gustaría quedar contigo en la Cibeles. Es de noche y está

iluminada. Hace un poco de frío. Me gustaría verte allí, esperándome. Vestida con un abrigo que te tape hasta las piernas. Me gustaría ver tu melena rubia. Y que te volvieras. Y que me mirarás. Y, sin saber tu nombre, porque no me has dicho tu nombre aun, me gustaría que nos besáramos. Y, tras el beso, me dijeras tu nombre. Entonces, jamás olvidaría tu nombre.

-¿Y después?

-Tras un café caliente, me gustaría que subiéramos a mi habitación de mierda. Me dejaras desnudarte, totalmente. Y nos metiéramos bajo las sábanas blancas (hoy están limpias, me las cambiaron). Que nos abrazáramos y que sintieras, sobre tu sexo, mi polla, super recta. Ni lo haríamos. Pero me gustaría lamerte todo tu cuerpo. Que pasáramos horas hablando, riendo y contándonos secretos. Con la luz medio apagada.

-A mi también me gustaría. Mucho.

-¿En serio?

-Sí ¿lo hacemos?

-Por mi, claro ¿De verdad?

-Sí. ¿Dentro de cuanto tiempo puedes estar en la Cibeles?

-Yo vivo casi al lado.

-¿Te parece bien dentro de 30 minutos?

-Claro.

-¿En serio?

-Sí. Allí estaré.

-¿De verdad?

-Sí.

Cierra su conexión Messenger. Quedo perplejo frente a la pantalla del ordenador ¿Así de fácil? ¿Es esto mi regalo de Navidad? Debe de ser una broma ¿Y si no lo es? ¿Me quedo aquí metido? ¿Es que ya no creo en los milagros? Me levanto, me afeito, me ducho. Ya casi es la hora. Salgo a la calle. Aprieto el paso. Llego al punto exacto: la parada de autobús, frente a la Cibeles.

Todo el mundo, que espera el autobús, me mira: soy un super hombre: me voy a follar a una super rubia que no conozco dentro de 25 minutos. Observo a la agente de tráfico. Pita a todo el mundo: a los coches, a los peatones: para que circulen, para que crucen.

Debería de pitar para ordenar que, las personas que esperan en los semáforos, para las personas que esperan el autobús, se besen entre sí. Para que todo el mundo haga el amor en la calle. Toda polla en un agujero. Miles de orgasmos por la calle. Todo el rato.

30 minutos después, soy yo quien mira a todo el mundo. Ella no ha venido. Quizá vino, pero me vio, no le gusté y pasó de largo. Soy viejo. Y estoy solo. Quizá no vuelva a conseguir que ninguna chica quiera follar conmigo. Quizá es hora de empezar a pensar en que sólo voy a poder follar pagando, con putas. Puto Madrid. Puta soledad. Es peor que el frío. Se te mete dentro del cuerpo y no hay forma de sacarla: la soledad te deja mirada de loco:

Voy a cruzar el paso de peatones: vuelvo a la habitación de mi pensión: duchado, afeitado y encoloniado: levanto la vista: este hombre, una estatua con vida, me mira. Desde las alturas, me dice:

-¿De verdad creías que iba a venir? ¿Tan ingenuo eres?

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