Yo estaba allí, viendo a Saramago:

Y, a mi lado estaba Torbe, el rey del porno freak, y, un poco más allá Llamazares, el Coordinador General de Izquierda Unida. Que situación más surrealista.
Y yo, delante de Saramago, pensando la de veces que soñé verle. Recuerdo, sobre todo, que me apeteció mucho abrazarle cuando trabajaba de empaquetador de maletas en el aeropuerto. Allí leí su libro más comercial “Ensayo sobre la ceguera”. Un escritor es grande cuando te saca de tu espacio temporal y te mete en uno que él ha creado sólo utilizando palabras. Mientras leía “Ensayo sobre la ceguera” (que a mi me pareció que estaba escrito como un best seller de aventuras, no como los demás que he leído de él) yo no estaba en el aeropuerto con un trabajo de mierda. Yo estaba en mitad de una ciudad donde, todo el mundo, se había vuelto de ciego de pronto y existían peligros en cada esquina.
Y allí estaba Saramago quizá, junto a Gabriel García Márquez, el único escritor, de los que están vivos, que pasará a la historia de la literatura. Y no había ángeles. Ni la gente volaba. Saramago, desde su asiento, era un viejo mirando a la gente que estaba reunida. Pero no era un viejo normal. Tenía una mirada especial: creadora. Se notaba que, cada vez que miraba algo, estaba analizando o componiendo una historia: que tenía un cerebro enorme que no le cabía en la cabeza: que no paraba de funcionar, imaginar. Es la primera vez en mi vida que me encuentro con un escritor y siento que es escritor de verdad.
-Perdón –me dice un guardia de seguridad- ¿Y esos DVDS?
Torbe me ha regalado sus dos películas de Torrente X: las llevo en la mano.

-Me las ha regalado este señor.
El guardia mira a Torbe. Le reconoce.
-Caramba, no le había reconocido. Es que como salieron de la zona de videojuegos con esos dvds sin empaquetar tenía que hacer la comprobación.

Torbe sale en las fotos, en los vídeos, como una persona gorda, grasienta, bajita. Pero, cara a cara, impresiona. Mide 1,90 más o menos. Y se le ve fuerte, sano: hasta guapo. Estoy bastante nervioso por haber quedado con él. He leído tantas cosas malas de él por Internet ¿Y si me viola? Pero sé, por experiencia propia, que a la gente envidiosa de Internet le gusta mucho crear mentiras. A mi, en los comentarios de este blog, me han acusado hasta de ser el encargado de una red de prostitución de niños rumanos. Nunca creo nada de lo que leo en Internet, sobre todo, si la firma es anónima: si esa persona no tiene huevos de decir quién es, es porque es mentira. Únicamente creo en los hechos. Hasta ahora sólo puedo hablar cosas buenas de Torbe. Nada más llegar a Madrid me ofreció alojamiento, desinteresadamente. Y, hoy, que tenía hambre, me ha invitado a comer.

Por la calle, Alex de la Iglesia le detiene, para hablar con él. Alex de la Iglesia. Yo alucino. He visto todas sus películas en el cine. Y son muy pocos directores españoles los que me consiguen hacer ir al cine. Me alejo de ellos mientras hablan: no me gusta meterme en conversaciones ajenas, además están hablando sobre el caso de la menor. No quiero escuchar nada de lo que no pueda escribir. Soy un eZcorpión. No puedo evitarlo. Sueño con que Alex de la Iglesia diga:
-Joder, tú eres el eZcritor ¿No?
Pero, por supuesto, cuando me mira lo que piensa es:
-¿Quién será el pringadillo este que acompaña a Torbe?

-Vámonos de putas –me dice Torbe, al terminar de comer.
-Que va Torbe. Yo nunca he ido de putas.
-¿Por qué?
-No me excitan. No me mola eso de tener que pagarles. No porque sea un roñoso sino porque no me excita que alguien se quiera acostar conmigo únicamente por dinero. Si me psicoalizara creo que sólo el ego me levanta la polla. Conquistar a una chica, ver cómo le brillan los ojos tras besarla: volverla loca de deseo: que se olvide que tiene un novio. Eso sí que me la pone tiesa.
-Pero eso es muy cansado, es mejor ir a tiro hecho –replica Torbe-. Y es más práctico. Esto es lo que vamos hacer. Subes conmigo al piso. Pasamos a la habitación y ves el desfile que siempre hacen las putas, para que el cliente elija. Así tienes algo sobre lo que escribir.
-Es que yo no voy a elegir ninguna ¿Y si luego se enfadan las putas por haberles hecho perder el tiempo?
-Ja, ja, ja ¡Que va hombre! Además yo voy a elegir una seguro. No es hacerles perder el tiempo.
-¿Y si de la nada aparecen sus chulos y me pegan y roban? ¡Cómo me roben mi cámara de fotos mi economía se hunde!
-Ja, ja, ja. No va a pasar nada. Lo que menos quieren estas personas es tener jaleos.
Estoy cagado de miedo: me da pánico ir a ese piso con Torbe ¿Y si todo es un plan? Realmente no le conozco. Mi cabeza empieza a crear historias surrealistas ¿Y si un troll loco le ha ofrecido dinero para llevarme a ese puticlub para así poder violarme por el culo? Decido ir. Soy un cobarde, estoy cagado de miedo. Tengo que superar mi cobardía. Volver a ser valiente: llevo un montón de tiempo acomodado en Fuerteventura, sin salir de casa, rascándome la barriga en un chalet. En Madrid he visto un montón de cosas, de situaciones que me hubiera encantado de fotografiar. Pero me ha dado miedo sacar la cámara. A ver si espabilo de una vez. Si no, nunca conseguiré mejorar este blog. Y esa, junto a la esperanza de terminar mi libro, es una de las razones principales de porqué me he mudado a Madrid. Además, para ser un buen escritor, hay que tener vivencias: verlo todo. Si Hernán Zin tiene cojones para irse a mitad de una guerra yo he de tener cojones, al menos, para ir a ver como es una casa de putas. No quiero quedar como un cobarde delante de Torbe: que diga en putalocura.com: “El eZcritor es un cobarde”. Y con razón.
-Muy bien Torbe. Vamos.

Muy cerca de una de las calles más transitadas y caras de Madrid hay una llena de putas. La prostitución en España no es ilegal, sin embargo –extrañamente- a las putas no se les reconocen los derechos de cualquier trabajador. Y, aprovechando esto, se crean mafias que extorsionan a mujeres. Supongo que el gobierno no se mezcla con esto por hipocresía, por miedo a perder votos, porque la prostitución está muy mal vista. El PSOE ha tenido muchos huevos en, por fin, acabar con otras injusticias históricas en España: permitir que los homos se casen, quitar los homenajes franquistas, de esa dictadura con tantos desaparecidos, de las calles. Ojalá el PSOE tengan huevos también de proteger, de una vez, a las putas: que es el oficio más viejo del mundo. Ya está bien de hipocresías: estamos en el siglo XXI: los viejos de mente retrógradas ya están a punto de morirse.
…
Torbe toca en el megáfono de un portal de una de las calles que cortan Gran Vía. Abren, por timbre eléctrico, la puerta del portal, sin preguntas: el portal es oscuro: subimos unas escaleras de madera: estoy cagado de miedo: voy a morir: Torbe toca el timbre: una gorda jovencita nos abre: Torbe no espera a que le digan:
-Pasa.
Torbe pasa: como si estuviera en su casa. La gorda jovencita se aparta: entro yo también. Es una casa limpia, de estilo Feng Shui. Torbe está tranquilo, hace bromas.
-¿Habéis estado por aquí otras veces? –pregunta la madame.
-Sí –contestamos.
Nos hace pasar a una habitación: ya está: es ahí donde Torbe me va a violar:

-Saca fotos –me dice- Así tienes para un post de los tuyos.
Yo, temblando, saco fotos de la habitación: tengo miedo de que me sorprendan con la cámara en la mano: tengo miedo de que me rajen el cuello: estoy seguro de que voy a morir.
-Ahí es donde te meten para que te limpies la pilila –dice Torbe.

Termino de sacar fotos: guardo la cámara. Las putas van a empezar a llegar:
-Pongámonos lo más lejos posible de la puerta de la entrada –avisa Torbe- Así vemos a las putas caminar y puedo estudiar su cuerpo: yo es que tengo rayos X en los ojos: puedo adivinar como tiene la “masa tetil” y el cuerpo, cualquier mujer, aun estando vestida.
Mi corazón está a mil. De los nervios: pienso que es en ese momento cuando van a aparecer los chulos: que me van a rajar el cuello: que ese será mi fin: el fin del eZcritor: en una casa de putas: con el cuello degollado: junto a Torbe: no esperaba ese final: las putas empiezan a entrar en la habitación: de una en una: dicen su nombre, de donde son, nos dan dos besos y se van. Bocas que no paran de chupar pollas besando mi cara: pero no me da asco: me gustaría abrazar a esas putas, cuidarlas: visten de forma provocativa: sin enseñar pero enseñando.

Algunas son guapas, otras son feas. Las feas tratan de hacerse las simpáticas. Aun con las guapas, reconociendo que están muy buenas, siento que mi polla no las desea: la tengo encogida, como para dentro. No podría empalmar aunque por allí apareciera, de pronto, la mismísima Paulina Rubio con Shakira deseosas de hacerse un trío conmigo. No me excitan las putas. Además tengo miedo: ahora mismo, dos colombianos van aparecer de la nada y me van a rajar el cuello.
-¿Con cual se quedan? –pregunta la madame.
Torbe dice que con la primera (una de cabello moreno, muy guapa).
-Yo con ninguna.
-¿Ninguna?
-No me gusta ninguna –contesto asustado.
-Te acompaño a la puerta –dice la madame, fríamente.
-Sí, ya vendré otro día –digo estúpidamente, como para disculparme.
Me despido de Torbe: sigo a la madame: abre la puerta: salgo: el portal está oscuro: bajo las escaleras corriendo: en cualquier momento van a aparecer los dos colombianos, con navajas, para rajarme el cuello por haber venido de mirón: tengo miedo: salgo del portal: salgo a la calle: comienzo a correr, como un loco, por las calles de Madrid: quiero llegar a mi pensión cuanto antes: estar a salvo en mi habitación: dos colombianos, o dos rumanos, me están persiguiendo con navajas para asesinarme: no los veo, pero estoy seguro de que me persiguen.
Mientras, un piso más arriba, Torbe se folla a una tía buena tranquilamente. Soy un imbécil. Y un cagado.