Ella pasa todo el día durmiendo o viendo deuvedés acostada frente al televisor, mientras yo cocino y limpio el apartamento: no me importa, ella no es más que una niña de 17 años que he acogido en mi casa porque no tiene a donde ir: me gusta verla tranquila, me gusta cuidarla: es rubia, con unas tetas grandes, guapísima.
Cuando termino de recoger, me acuesto a su lado y la abrazo: me siento bien, tranquilo: hasta que mi polla se pone erecta. Intento que ella se excite: con besos, con caricias, pero no lo consigo:
-No, hoy no quiero follar –me dice.
Ya no quiero cuidar de ella: ella se está aprovechando de mí: ella no tiene trabajo, me estoy gastando mi dinero en una zorra que se está riendo de mí: un viejo de 29 años.
-¿Puedo masturbarme?
-Eso es asqueroso- dice.
Algo ha cambiado desde la primera vez: la primera vez que me vio, trabajando en la discoteca,
me hizo una paja con al boca: luego, cuando llegamos a mi apartamento, se la metí por el culo: ahora la respeto: ahora sus ojos me miran y la conozco: ahora no puedo hacerme una paja delante de ella y dormir tranquilo después: es por culpa del amor.
Me levanto: ella ríe: mi tremenda erección alarga a lo largo mis calzoncillos, que es lo único que llevo puesto.
-Me voy a masturbar a la habitación –le digo.
-Vuelves dentro de unos minutos ¿no? –me dice con una sonrisa pícara: recordándome que soy eyaculador precoz.
-Quizá tarde más que un minuto –contesto.
No: no pienso volver junto a ella: entro en el dormitorio y cierro la puerta con llave: me tiro sobre la cama: me masturbo: trato de no pensar en ella, sino en mi novia o en cualquier extranjera que me haya chupado la polla: pero es ella quien finalmente aparece en mi mente y provoca el orgasmo. Cabrona. Puta. No me voy a levantar de la cama. Me voy a dormir: con la puerta de la habitación cerrada: porque qué fácil es dormirse: cómo las preocupaciones, el amor o el desamor dejan de atormentar cuando uno se ha hecho una buena paja.
Ella nunca se levanta del sofá: le importa más la película que qué diablos estoy haciendo en el dormitorio: nunca quiso ver a su amante rendido después de eyacular: duermo sin escuchar que toque en la puerta: si la paja me hubiera causado un derrame cerebral ella nunca se habría enterado.
Nota.-Foto 1= www.manucoloma.com