Lo peor que tiene (la incongruencia) de escribir un “Diario secreto” por Internet es cuando tu familia lo lee. Ayer recibí un e-mail de mi querido primo José que, tras leer el primer diario, escribe: “(…) que sepas que yo admiraba mucho al primo que conocí. Ese que tú describes en tus diarios como un fracasado para mí era un héroe casi tan grande como Superman. Una pena que ya no esté…” o “(…) de verdad me alegra mucho que tu lucha, que ha sido larga, por fin empiece a dar frutos. El otro día me metí en tu página y vi cómo te daban el premio. Me emocioné mucho”
En el instituto, mi primo José era un gran estudiante: muy inteligente: siempre sacaba sobresalientes: cuando acabó el C.O.U quería irse a Madrid, a estudiar cine: su madre –como buena madre- quería que estudiara primero “una carrera seria”: que se hiciera funcionario y se dedicara a su sueño de ser director de cine por las tardes: en el tiempo libre:
-Habla con él tú, por favor –me dijo su madre- Trata de convencerle que estudie primero y sueñe después. Que se quede aquí, que no se vaya a Madrid. A ti te hará caso: él te admira.
Yo, por aquel entonces, trabajaba en “El Gran Centro Comercial”: y el primer libro que había escrito había resultado ser un fracaso: ninguna editorial del mundo quería publicarlo: me sentía como un gordo castrado: asfixiado por la corbata: por tener un trabajo que odiaba: y no me atrevía a volver a escribir: intentarlo con otro libro: pero estaba harto de mi vida: quería escapar: volver a tener fe en mi persona: volver a vivir y a escribir: le dije a su madre que sí, que por supuesto hablaría con su hijo.
Mi primo entró en mi habitación, le dije:
-Tu madre no quiere que te vayas a Madrid a estudiar cine. Me ha pedido que te convenza, porque te quiere. Dile, por favor, que intenté hacerlo. Pero mi consejo es este: vete a Madrid. Toma este libro, léelo y decide.
El libro que le di a mi primo es un libro muy mal visto por los intelectuales pomposos: se llama “El alquimista”: un libro con un mensaje bellísimo, escrito por Paulo Coelho. El libro, con una prosa muy simple dice, en resumen, que: o tratas de cumplir tus sueños o te pudres por dentro.
Tras leer “El Alquimista” mi primo dejó a su madre: se fue a Madrid. En la actualidad ha terminado cine: hace poco que ganó un concurso con uno de sus cortos, pero parece que su carrera no despega del todo: por lo menos, yo no le siento feliz cuando escribe que “(…)estamos intentando unos amigos y yo montar una productora de la que poder comer en un futuro… A ver que tal se nos da…Y mientras, pues a buscar de nuevo trabajo de camarero, por los bares”
Tengo remordimientos por haberle dado el libro “El Alquimista” a mi primo: la próxima vez que alguien me pida consejo en la vida no se lo daré: es demasiada responsabilidad: ¿Quién soy yo para aconsejar a nadie?: yo no soy más que un loco: un cagado de miedo: estoy a punto de terminar, otra vez, un libro: si fracasa consideraré mi vida, nuevamente, un fracaso: porque he basado el sentido de mi vida en tener éxito con la literatura: sé que no es sano: debería de cambiar mi sistema de valores: pero no puedo: todo esto de la literatura lo llevo muy adentro: y tampoco quiero cambiar: sólo quiero triunfar: triunfar, triunfar, triunfar, triunfar: y follar.