No me extraña que algunos descerebrados hagan estas cosas cuando, su líder “intelectual”, pensaba estas otras cosas, por ejemplo, de los pintores impresionistas (a continuación, fragmento del discurso de Hitler en la inauguración de la “Primera gran exposición de arte alemán”, pronunciado en 1937):
“No se me diga que estos artistas, los degenerados, ven las cosas así. He observado entre las obras enviadas algunos cuadros ante los que hay que admitir que determinadas personas ven las cosas distintas, es decir, que existen realmente hombres que ven a las gentes de nuestro pueblo como perfectos cretinos, y que perciben, o como ellos deben de decir, “experimentan” los campos azules, el cielo verde, las nubes color azufre, etc. No quiero dejarme involucrar en una discusión para establecer si ellos, efectivamente, ven y perciben así o no, pero puedo impedir en nombre del pueblo alemán, que estos infelices, dignos de tanta compasión, que evidentemente sufren trastornos en la vista, traten de imponer al mundo sus distorsiones perceptivas como realidad o quieran presentarlas como arte” En caso de que estas distorsiones fueran consecuencias de factores hereditarios, Hitler proponía que el Ministerio del Interior del Reich “se ocupara de interrumpir una ulterior transmisión hereditaria de tan horribles taras”
Leído en “Elogio y refutación del Ingenio” de José Antonio Marina.
Nota.-Hoy me he levantado guapísimo y por eso me he sacado una foto con el libro (para además recomendarlo: Anagrama. Premio Ensayo 1992)