J está harto de su vida: todo le sale mal… Las chicas no se fijan en él: es gordito, no muy guapo, vive con su madre, no tiene demasiado dinero…siempre está solo: sin novias, sin amigas que le quieran chupar la polla de vez en cuando.No tener dinero y que no te chupen la polla conduce, sin duda, al suicidio.
La única mujer que se fija en J es su madre: justo la única que no se puede follar sin que le metan en un hospital psiquiátrico o en la cárcel. Es una pesada: siempre está encima de él: cuidándolo, atendiéndolo, limpiándole la ropa, preparándole la comidita: queriéndolo.
-¡Joder!–piensa J- ¿Cuándo va a dejar de tratarme esta vieja como un niño? ¡Qué ya tengo 32 años! ¡Que soy profesor de universidad y… ¡Soy un genio! ¿Cómo es que no se da cuenta nadie?
J ha escrito un libro. Un libro buenísimo.
-¿Entonces por qué todas las editoriales del mundo ignoran mi novela? ¡Nadie quiere publicármela!
-Es demasiado irreverente y sucia –le dicen las editoriales.
-¡Pero es divertidísima! ¡Y está llena de vida! ¿Qué quieren que escriba? ¿Una estupidez como Las aventuras de El capitan Alatriste?
Una mañana de 1969, J, aparca su coche en un paraje solitario de Missisipi, toma una manguera de su portabulto: la conecta con el tubo de escape; pone en marcha el motor, se acomoda en el asiento del conductor, pega la boca a la manguera e inhala todo el humo que puede con fuerza… mientras muere cree ver al protagonista de su novela que, mordisqueando una salchicha, murmura indignado:
-Por San Agustín ¡Qué genio del marketing eres! Seguro que ahora te publican la novela. Nada como un dramático suicidio para que esos imbéciles de las editoriales se fijen en ti. Si no fuera por mi problema estomacal, este muchachito trabajador les daría una buena lección.
Su madre supo del fallecimiento de su hijo por la tarde: lloró muchísimo, lloró toda la vida… cuando un hijo muere, y hay letras por medio, sólo puedes hacer dos cosas: Mortal y Rosa o…
-Yo haré que te publiquen tu novela hijo.
J, desde el infierno, escucha las palabras de su madre y grita:
-¡Mamá! ¡Por Dios! ¡No! ¡Estate quieta! ¡Qué no soy un niño! ¿Cómo te van hacer caso a ti? ¡No eres más que un ama de casa! ¡Sin estudios! ¡Qué vergüenza! ¡Nadie te va a tomar en serio! ¿Para eso me suicidé? ¡Ahora sí que nunca conseguiré que me publiquen mi libro! ¡Maldita sea!
Su madre tardó 10 años pero, finalmente, el libro fue publicado. Incluso, galardonado con el premio Pulitzer(1981).Su hijo era un genio y su madre, como todas las madres del mundo, un súper héroe,
…unicamente con la fuerza de su amor, consiguió que una simple J pasara de ser anónima a convertirse en el inmortal John Kennedy Toole autor de la irreverente, sucia y ¿homofóbica? “La conjura de los necios”. El libro que todo friki deseó escribir.
Nota.-A ver si alguien me/nos regala, por el día de la madre (que es mañana, que nadie se olvide de dar un besito lleno de cariño a su madre)una foto de la madre de John Kennedy Toole. Yo he estado buscando por Internet durante horas y no la he conseguido.
Nota 2.- En el tiempo que transcurrió entre que colgué este post y me freí una chuleta que estaba de cojones de buena, Alfonso Vargas nos/me mandó, desde Lima-Perú este enlace donde podemos ver la cara a esa buena señora y comprar un libro con la otra historia de la «La conjura de los necios»¡Muchas gracias Alfonso!
Nota 3.-¡Qué humor y humildad tiene el gran Bob Pop! Muchas gracias por el honor.