Europa inquieta Europa inquieta

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Tres carteles electorales desafortunados

Hasta ahora os había tratado de desmenuzar, de una forma un tanto errática, los vicios y similitudes de los programas electorales. Para no aburrir con tanto texto (ya hay varias personas que me han dicho que debo de ser la única persona que se ha leído todos los programas… por devoción) hoy os traigo unas cuentas imágenes que en mi sesgada opinión están profundamente equivocadas (aunque sois libres de juzgarlas por vosotros mismos, claro).

Siempre que veo carteles electorales de las europeas me acuerdo de aquel que fue retirado en Austria, en la campaña de hace ya diez años, que jugaba con la idea del cuadro de Courbet El origen del mundo. Una imagen que fue estúpida y beatamente prohibida y que ha sido de lo más inteligente (recuerdo una elaborada defensa del mismo en los diarios de Arcadi Espada) que se ha hecho para promocionar Europa en mucho tiempo.

Pero estamos en tiempos más puritanos, o menos cultos, o ambos. Y los carteles electorales que os traigo son tres ejemplos de imágenes que confunden y equivocan lo que debería ser una campaña electoral plenamente europea (ya no digo europeísta, pues no es obligatorio, si no se quiere, faltaría más). Cada uno de estos tres carteles comparte, al menos, varios de los siguientes defectos: o populista o nacionalista o eurófobo.

  • El del UKIP británico es una muestra muy acabada de nacionalismo, populismo y eurofobia

UKIP

  • El de Forza Italia es igual de agresivo, de nacionalista y populista

forza italia

  • Y el de la CDU de Angela Merkel es simplemente personalista, aprovecha la imagen de la primera ministra alemana y principal baularte del partido para obtener de él réditos electorales en Europa

CDU

¿Qué votan y cómo los parlamentarios europeos de la derecha radical y populista?

Hace unos días, dos de los rostros más reconocibles de la extrema derecha europea, la francesa Marine Le Pen y el holandés Geert Wilders (aquí podéis leer la entrada del blog que en su momento les dediqué), manifestaron su deseo de formar un frente antieuropeísta para después de las cruciales elecciones de mayo.

Una pésima noticia, sí, pero que me sirve de excusa para reseñaros un interesantísimo trabajo académico del que tuve noticia por el envidiable blog de José Ignacio Torreblanca en El País, Café Steiner (al que humildemente solo pongo una tacha: yo lo hubiera llamado Café Roth, por el Santo Bebedor).

Pleno del Parlamento Europeo en Bruselas.

Pleno del Parlamento Europeo en Bruselas.

La finalidad del artículo (aquí, en inglés), patrocinado por la Open Society Foundation y elaborado por el investigador Marley Morris, es iluminar uno de los aspectos menos conocidos de la naturaleza de los partidos ultraderechistas europeos.

Según el autor, las investigaciones actuales suelen detenerse mucho tanto en la ideología de estas formaciones como en los comportamientos de sus seguidores, pero muy poco en otra faceta crucial: de qué manera actúan, qué defienden, cuánto votan, en esencia, cómo hacen política, los europarlamentarios ultras que pululan por Bruselas y Estrasburgo.

El gran dilema de los populistas antieuropeos

Lo que quieren alumbrar Le Pen y Wilders ya existe en la legislatura que está tocando a su fin ahora. Los europarlamentarios se reúnen en familias. Unas más grandes —los democrata-cristianos (PP europeo) o los socialdemócratas— y otras más pequeñas —los liberales y demócratas o los verdes—. Pues bien, los populistas y radicales de derechas también tienen su grupo político, autodenominado Europa de la Libertad y la Democracia.

Y es en ellos en quienes se centra principalmente el análisis (aunque no todos los partidos ultras están englobados en este grupo, ya que algunos europarlamentarios, como los del  propio Frente Nacional o el Partido Nacional Británico, forman parte del grupo de los ‘no adscritos’). El ELD es, en resumen, una coalición parlamentaria formada por 32 diputados europeos, y presidida por Nigel Farage, del UKIP británico.

¿Qué distingue al ELD de los otros grupos del arco parlamentario? En primer lugar, y según Morris, su falta de cohesión interna. Es, con diferencia, la familia menos homogénea de todas las que forman el PE. Y los motivos son varios: la heterogeneidad ideológica, el miedo a la estigmatización y las preferencias nacionales. El único pegamento que realmente les une es su virulento antieuropeísmo.

Además, el ELD vive en un dilema constante: viven de criticar a la UE, pero se benefician de ella. Su naturaleza y su principal razón de ser es la hostilidad hacia todo lo que Europa representa —elites, burocracia, cesión de soberanía—, pero al mismo tiempo se aprovechan de los resortes institucionales y la cobertura política que les brinda el pertenecer al sistema.

Poco influyentes, pero muy visibles

¿Cómo es el día a día de los populistas en el PE? ¿Son resolutivos? ¿Participan del desarrollo legislativo de la Cámara? El ELD se caracteriza principalmente por ser un grupo anticonsenso. Es decir, un grupo que vota siempre o casi siempre en contra de la mayoría, sobre todo en cuestiones relacionadas con las libertades civiles, los rescates financieros o la liberalización del comercio y los mercados.

NIgel Farage (UKIP), presidente del grupo de la derecha populista en el PE.

NIgel Farage (UKIP), presidente del grupo de la derecha populista en el PE.

Los parlamentarios del ELD ostentan un récord negativo: son los que menor participación tienen en los comités que redactan informes y proponen cambios legislativos. Tampoco son especialmente influyentes a la hora de que sus enmiendas sean tenidas en cuenta en el Pleno. Son el grupo que menos enmiendas ha conseguido sacar adelante, apenas dos —y en cuestiones muy técnicas— en cinco años de legislatura.

En donde sí son muy activos los populistas, como analiza el autor de la investigación, es en la propaganda. El ELP es, con diferencia, el grupo que más preguntas parlamentarias realiza y que más discursos emite. Sus miembros están más preocupados por su imagen ante los medios, por hacer llegar su mensaje xenófobo y euroescéptico a los medios de comunicación (que habitualmente los recogen por ser su carácter excéntrico), que por formar parte activamente del proceso de creación política.

En resumen, la derecha radical y populista, que tanto preocupa últimamente, se caracteriza por su naturaleza heterogénea, su escasa participación parlamentaria, su débil influencia política y su descarada intención propagandística. Si tras las elecciones de mayo de 2014 el PE se convierte en una cámara de perfil euroescéptico podríamos asistir a todo lo anterior multiplicado por 10. Esperemos que no.

* FOTOS: EFE