Europa inquieta Europa inquieta

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Renace Vox Europ: a la busca y captura de una opinión pública de verdad europea

Me enteré –ando un poco despistado últimamente– porque ellos mismos me avisaron con un pertinente tuit. Press Europ, la plataforma diaria multilingüe de noticias sobre Europa, que anunció su cierre a finales del año pasado (tras el fin de la subvención de la CE), regresa con un formato similar, pero con un proyecto si cabe más ambicioso y una nueva denominación: Vox Europ.

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La idea de fondo es la misma, aunque renovada: contribuir «a la emergencia de una opinión pública europea», requisito indispensable –a su juicio y también al mío– para la «existencia de un verdadero debate democrático en un ámbito continental». Un debate que todos lo que seguimos mal que bien la información comunitaria deseamos y reclamamos con insistencia.

El nuevo Vox Europ se parece mucho al anterior –artículos en una decena de idiomas (incluido el español), información, opinión, encuestas– pero ya no tiene el apoyo institucional que antes tenía ni tampoco el de los grupos de prensa que les brindaban apoyo. Solos, constituidos en una asociación sin ánimo de lucro, los editores afrontan una tarea muchísimo más complicada.

Desde la plataforma se insta al apoyo económico de los lectores, como forma de seguir adelante con el proyecto, que requiere una infraestructura y un nivel de preparación altísimos.

Pero no podremos franquear las siguientes etapas (poner en marcha un equipo permanente y asegurar un ritmo de publicaciones a la altura de lo que los lectores esperan) sin su ayuda. Realizar un sitio web de actualidad y de debate multilingüe susceptible de dirigirse a más de medio millón de lectores constituye un desafío editorial, técnico y sobre todo económico de gran dimensión.

Europa necesita medios europeos, es una perogrullada se dirá, pero no lo es tanto atendiendo a la forma y modo en que los medios tradicionales nacionales informan de la actualidad del continente. Se vio en las recientes elecciones, que pese a todo lo dicho, siguió primando el debate nacional y el interés doméstico en detrimento del europeo. Ojalá Vox Europ pueda contribuir a modificar estos hábitos y cambiar poco a poco la realidad. Mucha suerte.

Europa es una presencia transversal

Lo de transversal se lo he leído a Juan Cuesta, presidente de Europa en Suma, en el libro colectivo Europa 3.0: 90 miradas desde España a la UE (Plaza y Valdés, 2014); me he apropiado alegremente del término porque define con precisión lo que llevo pensando y experimentando mucho tiempo.

En mi trabajo diario como periodista Europa está cada vez más presente. Y no porque yo esté especializado en Europa (lo estoy aquí, en el blog, pero no fuera, por desgracia), sino porque del ingente volumen de noticias con las que trato cada día, muchas de ellas tiene un hilo conductor europeo.

Montón de periódicos (Gtres)

Montón de periódicos (Gtres)

Bien sea por cuestiones económicas (informes de la Comisión), por resoluciones judiciales (sentencias de Estrasburgo) o por cuestiones sociales, de seguridad alimentaria, de acceso a Internet o de cultura (Parlamento Europeo), apenas hay aspectos mi vida cotidiana como editor de noticias que no estén salpicados por Bruselas. Y cuando digo salpicados creo que me quedo corto.

Pero tampoco pierdo la perspectiva ni pretendo llevar el argumento mucho más allá, a un non sequitur optimista. Que los periodistas estemos cada vez más en contacto con la realidad europea, que en muchas de las piezas que manejamos aparezca un día sí y otro también las siglas EU, no se colige de ello que los lectores, el público o los ciudadanos aprecien conscientemente esa transformación.

Es verdad que con la crisis, como creo que ya demostré hace unos meses, se ha multiplicado exponencialmente las referencias a Europa en los medios. Pero el estado de crisis no durará siempre y las informaciones exclusivamente económicas irán dando paso de nuevo a una visión más relajada de la actualidad (aunque ojalá perviva el homo aeconomicus alimentado con ansiedad durante estos años).

Pese a todo, habrá lectores atentos que sí hayan percibido esta colonización débil de Europa. Habrá muchos otros, en cambio, que no se hayan dado cuenta de que aunque los medios siguen siendo en apariencia estatal, pero poco a poco quizá de forma mansa—,  lo específicamente europeo engulle lo nacional. Solo falta que cambien las secciones, para sancionar oficialmente ese cambio.

Después de todo, y si esta evolución no se de detiene (no parece que haber motivos para ello), quizá no sea tan urgente y necesario la creación  ex nihilo de un gran medio de comunicación europeo; bastaría con que los viejos medios nacionales vayan transformando su naturaleza, sin grandes aspavientos, de terruño a continente.