Europa inquieta Europa inquieta

Bienvenidos a lo que Kurt Tucholsky llamaba el manicomio multicolor.

Elogio de la normalidad en tiempos convulsos

Pero los signos externos del poder no son indispensables para la marcha de los asuntos públicos  y en cambio ofenden inútilmente la vista del ciudadano (Tocqueville, La democracia en América, I).

Desde que en abril de este año se celebró la última sesión de la séptima legislatura del Parlamento Europeo hasta hoy han pasado más de siete meses. Durante este tiempo la UE ha renovado su maquinaria ejecutiva y legislativa. Un proceso institucional lento y trabajoso, al que ya le queda poquito, y que salvo algún diente de sierra la negociación para aupar a Juncker, el test a Cañete, etc ha transcurrido con previsible y parsimoniosa efectividad.

Imagen de la primera sesión plenaria del PE de la nueva legislatura (EFE).

Imagen de la primera sesión plenaria del PE de la nueva legislatura (EFE).

Existe una mística gastada en torno a los cambios de Gobierno, una molesta efervescencia que aún se mantiene a nivel estatal en algunos países y que en los menos desarrollados aún es motivo de denuncias por sospechas de fraudes y pucherazos que no se da en la UE, un experimento gigante que no solo no es ingobernable, sino que sigue funcionando de forma eficiente aun cuando su gobierno está mutando.

A menudo nos quejamos de la tupida burocracia europea, del exceso de directivas y normas que entretejen su día a día. Puede ser cierto, aunque con matices (en porcentaje sobre la población, el cuerpo de funcionarios europeos no es tan elevado como erróneamente se cree), pero no conozco otra propuesta realista tan efectiva a la hora de movilizar un gobierno de 28 Estados soberanos sobre la base de la cooperación mutua.

Deberíamos felicitarnos los ciudadanos y los especialistas lo hacemos poco con los temas europeos por la normalidad con la que las instituciones del continente cambian la piel. Una mutación que esta legislatura, con novedades sustantivas a la hora de designar a la cabeza de la Comisión, tiene si cabe más mérito. Un poder que se renueva sin recurrir a los fastos ni a la retórica sublime, más bien al contrario: se da a ejercicios gimnásticos de control democrático (los hearings de estos días) que cumplen con exquisita pulcritud el mandato de Tocqueville.

9 comentarios

  1. Dice ser RVFCore

    Cuando elogias la normalidad y como foto de portada se pone a Conchita Wurst el resto ya pierde toda credibilidad.

    Normal es algo corriente, habitual y que no llama la atención ni se sale de lo ordinario, y un hombre que se viste de mujer y se deja barba, lo siento, pero no es normal, si acaso original, exclusivo, libre, provocador o lo que quieras.

    Bueno, en Telecinco sí sería normal, pero esto es 20Minutos, ¿no?

    09 octubre 2014 | 10:43

  2. Dice ser ferrantt

    Cuando lo que antes era anormal ahora lo consideramos normal, supongo que también podremos hacer que lo malo se convierta en bueno, la sinvergonzonería en honradez, la falta de escrúpulos en ética pura, etc., etc… Todo es cuestión de proponérselo, ¿no?

    09 octubre 2014 | 11:15

  3. Dice ser Blahira

    La normalizacion de la agenda globalizadora,mas bien.Imperialismo de guante blanco.

    09 octubre 2014 | 11:17

  4. Dice ser Blahira

    asi me gusta libertad de expresion..que poco habeis tardado en borrar mi comentario.

    lo repito: a ver si a alguien le llega,antes de que lo borreis:

    Normalizacion de la agenda globalizadora.Imperialismo de guante blanco.

    09 octubre 2014 | 11:31

  5. Dice ser Blahira

    gracias por traerlo de vuelta,ya puedes borrar los dos

    09 octubre 2014 | 11:33

  6. Dice ser keiko

    ¡QUE¡ HA,,{-´+-, SORPRESA ,, cuando la gente pierde la perspectiva de la dimension de las cosas sobresale quello que es extraño ..y contradictorio …la verdad este personaje de la foto sin ofender mepareece horrendo y un coñazo a la escala de la vida ,,aprecio la homosexualidad y la califico como natural dentro de la escala de la naturaleza ..y aprecio la heterosexualidad en las mismas condiciones ..pero las cosas de la vida tienen un perfil ..honrades ..ladronismo y no es lo mismo ..digo esto por la foto y o lotro por el contenido del articulo..

    09 octubre 2014 | 15:38

  7. Dice ser totokoki

    Pues esta foto,tal que así,como la vemos,como nos la muestran y a bote pronto me parece de una ridiculez SUPINA

    09 octubre 2014 | 18:27

  8. «Imaginen a un cirujano al que se le mueren una y otra vez los pacientes en la mesa de operaciones; un ingeniero al que se le caen los puentes; un maquinista que descarrila trenes con frecuencia. Al margen de las consecuencias penales de cada caso, lo cierto es que no se les permitiría volver a entrar en un quirófano, proyectar una obra más, ni acercarse a una estación.

    ¿Por qué con los economistas es diferente? ¿Por qué siguen en sus puestos los autores intelectuales de esto que llaman crisis? Y no solo en sus puestos: influyendo más que nunca sobre la política de países y organizaciones.

    Hubo un momento, allá por 2008-2009, en que parecía que la ortodoxia económica neoliberal se vería obligada a pedir perdón y reconsiderar sus posiciones. Sus principales representantes se mostraban prudentes, salían del escenario, eran señalados como responsables por documentales y reportajes que además destapaban su lucrativa intimidad con el poder financiero. Mientras los dirigentes mundiales hablaban de “refundar el capitalismo”, los teóricos del libre mercado y la desregulación adoptaban un perfil discreto, lo que permitía oír otras voces, de economistas heterodoxos y críticos.

    ¿Qué pasó después? ¿Cómo es posible que no solo conserven sus puestos y su influencia, sino que además estén reconquistando el poco terreno cedido, expulsando a las voces críticas y recuperando la hegemonía ideológica?

    Volvamos la vista atrás, porque se nos olvida de dónde venimos. Parte de su victoria consiste precisamente en eso: han conseguido que el origen financiero de la crisis se difumine, que quitemos el foco del sector bancario, las burbujas hipotecarias y la alquimia bursátil, para colocarlo sobre los Estados. Ya no hablamos de banqueros, brokers, agencias de calificación y productos tóxicos, sino que hoy toda la atención está sobre los Estados, el gasto público, la deuda, la austeridad, los recortes, las privatizaciones, el fin del Estado del Bienestar. Una jugada maestra, diabólica. Unos genios.

    Pero si volvemos la vista atrás y somos capaces de mirar por encima de la telaraña tejida, descubrimos que estaban allí. Ellos. Los mismos que hoy siguen aquí, y dan lecciones y marcan el paso. Estaban allí. Eran quienes daban cobertura académica a la desregulación financiera que quitó los frenos a la locomotora. Eran quienes teorizaban sobre modelos que nunca se cumplían. Eran ellos, los mismos que pronosticaban futuros maravillosos que han resultado este presente miserable. Y además lo hacían disfrazando de ciencia lo que siempre fue ideología.

    Desde sus cátedras, sus centros de estudios, sus tribunas, sus organismos internacionales, sus comités de expertos, su asesoramiento a gobiernos, sus puestos en órganos supervisores, sus conferencias, sus reuniones internacionales, sus libros y sus medios afines, pusieron letra a la música que tocaba la orquesta financiera, los gobiernos tarareaban y los ciudadanos bailábamos porque era la única que sonaba, machacona, pegadiza.

    Estaban aquí también, entre nosotros, teorizando sobre el modelo productivo, la burbuja que no era tal, los precios que nunca caerían, la necesidad de más desregulación, menos impuestos y menos derechos sociales, los beneficios de la gestión privada de lo público y de la privatización de todo lo privatizable.

    Ya sabemos lo que pasó después, aunque ahora parece que se nos olvida: el sistema financiero hizo crac, nuestra burbuja hizo boom, la economía hizo puf, el euro hizo ay, y todo se vino abajo. Hubo que tapar agujeros abisales con billones salidos de nuestros bolsillos, y aquí estamos hoy, con mucho del destrozo privado transferido, socializado y convertido en destrozo público.

    No es que hayan vuelto. Es que nunca se fueron. Los mismos economistas neoliberales que nos hicieron descarrilar, han sido quienes diagnosticaban la crisis y recetaban las políticas para superarla, y quienes hoy marcan el camino de la supuesta recuperación y diseñan el futuro.

    Y lo hacen sin ceder uno solo de los espacios que dominaban, incluso añadiendo otros nuevos. Los mismos expertos fallidos de ayer son quienes hoy forman los comités de expertos que proponen reformas a los gobiernos. Las mismas agencias de calificación que supimos tramposas, hoy siguen poniendo nota a países y empresas. Los mismos que no vieron el peligro en la ruleta rusa financiera, son quienes hoy hacen pruebas de riesgo a la banca.

    Por no hablar de dos espacios principales de producción ideológica: la universidad y los medios de comunicación. En cuanto a la primera, es escandaloso cómo la formación de nuevos economistas y la investigación siguen en buena parte en manos de los mismos neoliberales. Y si hablamos de medios, después de esos primeros momentos en que las voces críticas recibieron más atención, hoy vuelve el discurso único, con economistas ortodoxos y fieramente neoliberales copando tertulias televisivas de gran audiencia (donde les ponen pizarra para que nos den lecciones), páginas de opinión, minutos informativos cada vez que se requiere la opinión de un “experto”.

    Volviendo al primer párrafo, ¿hasta cuándo vamos a seguir dejando que nos operen, cruzando sus puentes y subiendo a sus trenes? ¿Cuántas veces más tenemos que sufrir sus “accidentes”?».

    por Isaac Rosa
    eldiario.es
    21/04/2014

    09 octubre 2014 | 19:03

Los comentarios están cerrados.