Europa inquieta Europa inquieta

Bienvenidos a lo que Kurt Tucholsky llamaba el manicomio multicolor.

Archivo de febrero, 2014

¿Piensan los eurodiputados como tú?

MiVoto2014 es una didáctica iniciativa que he descubierto gracias al portal web del siempre interesante Consejo Federal del Movimiento Europeo. Se trata de una idea con marcado carácter movilizador de cara a las elecciones de mayo, especialmente dirigida a los votantes primerizos, pero que a cualquier ciudadano concienciado con Europa le puede llegar a resultar entretenida.

Se trata de entrar en esta página y responder a 15 preguntas relacionadas con la política comunitaria; preguntas sobre las que, durante la legislatura que está a punto de terminar, ha habido un voto real por parte de los europarlamentarios de Bruselas y Estrasburgo. Son 15 preguntas, por tanto, sobre las que sí ha existido un debate durante estos últimos cinco años y que, según los creadores de la página (no sé exactamente quiénes son) «dan una visión global del comportamiento del voto en el PE».

Votos depositados en una urna (EFE)

Votos depositados en una urna (EFE)

Las preguntas van desde si debería la UE recaudar sus propios impuestos a si debería fomentar las medidas para luchar contra la homofobia. También hay cuestiones sobre la energía nuclear, el permiso de maternidad o el impuesto a las transacciones financieras. Como podéis ver, todos asuntos que han estado en la agenda de los políticos bruselenses y también, y mucho, en los medios de comunicación.

Yo he votado. Respondí a las 15 preguntas propuestas rápidamente. La web te permite, y esto es lo más interesante quizá, contrastar tus resultados con la realidad. De esta forma, según mis votos, el grupo político del PE con el que sería más afín (y que votó en la misma línea que yo lo he hecho) son los Verdes (con un 60% de coincidencia), seguido de los socialdemócratas (también con un 60%). Individualmente, el europarlamentario más afín a mis decisiones es Catherine Trautmann, parlamentaria socialista.

Además de los resultados individuales, se pueden comparar los registros de las votaciones de los usuarios de la página con las votaciones reales del la Eurocámara. Y salen cosas muy curiosas, como que el 78% de los europarlamentarios estuvieron de acuerdo en que la UE debería recaudar sus propios impuestos… pregunta que solo responden afirmativamente un 42% de los ciudadanos que usaron MiVoto2014.

Ahí os lo dejo pues. Imagino que saldrán –o que ya habrá– más iniciativas de este tipo para fomentar la participación electoral y el conocimiento de las normas que se debaten y se votan en el PE. Ahora os toca a vosotros comprobar vuestro nivel de europeína y vuestra posición en el espectro ideológico.

Por unas encuestas (de verdad) europeas

Es perfectamente normal porque queda ya poco para las cruciales —que sí, de verdad, esta vez sí— elecciones al Parlamento Europeo. Serán en mayo, y al igual que los movimientos políticos se acentúan, la prensa comienza a publicar las primeras encuestas. ¿Qué partido ganará las elecciones europeas? ¿Cuál perderá más votos? ¿Quién subirá? Y resto de preguntas, todas equivocadas… porque todas parten del mismo error.

Seguimos, cinco años después, leyendo los resultados electorales europeos en clave nacional. Las encuestas se cocinan en clave nacional. Los periódicos las publican en clave nacional y las agencias las replican en clave nacional. Todo se queda en el reducido y miope ámbito nacional.

Sesión del Parlamento Europeo. (EFE)

Sesión del Parlamento Europeo. (EFE)

No soy partidario del término paradigma, pero en este caso es necesario que lo traiga: hasta que no haya un cambio de paradigma, hasta que no comprendamos que una encuesta sobre unas elecciones supraestatales no puede ni debe leerse en clave doméstica, seguiremos abusando del mismo pensamiento provinciano. Y errando el tiro.

Los medios de comunicación tienen el deber moral de informar de las elecciones en su única dimensión posible: la europea. Se trata de hacer pedagogía. Todo lo demás, esos castillos de naipes en la Carrera de San Jerónimo, son solo distracciones de lo principal. Que el PP gané en España no significa absolutamente nada de nada si no lo hace en Europa. El marco de referencia es Estrasburgo, no el Congreso de los Diputados.

PD: En cualquier caso, si después de esta argumentación tan… poderosa, os apetece seguir leyendo encuestas nacionales sobre Europa, aquí tenéis los enlaces. La de La Razón y la de El Periódico. El País también publicó hace no demasiado otra, en la misma línea.

 

 

‘Captatio Benevolentiae’ tras los primeros 60

Desde fuera debe de verse como una especie de agonía que un bloguero se quede sin temas sobre los que escribir. Por eso mis amigos están siempre estimulándome con propuestas variopintas. Que si la UE y la biopolítica (¡pero no trates mal a Foucault!). Que si Gibraltar y el fútbol (¡lo petarás en visitas!). Que si Melilla y Schengen (¡algo comprometido!). Yo anoto alegremente cada una de las recomendaciones, aunque sé que me costará horrores dar salida a tanto stock impreciso de peticiones.

N.S.

N.S.

Llevo escritos algo más de sesenta post. En ellos se puede intuir la radiografía de mis intereses, mis lecturas y, por qué no, mis obsesiones. Europa no es una de ellas. Quiero decir: Europa me obsesiona solo secundariamente porque es una noble excusa que embellece –y justifica– todo lo demás. Escribir de Europa (con algo, espero, de profundidad) es una lucha constante por escapar de las tentadoras garras de eso que llaman actualidad, y que tanto nubla el entendimiento.

En estos cinco meses he tratado de ir si no siempre a la contra, al menos sí más despacio. Tiene sus inconvenientes. La tentación de la opinión, por un lado, y el deseo de resultar actual, es decir, de parecer al tanto de todo, son dos fuerzas muy poderosas. A veces, no sé si esto les sucederá al resto de compañeros o se debe a mi extraña naturaleza de casi periodista, veo nacer y crecer los temas del día, me siento tentado de emitir alguna opinión o consultar algún dato que marque la diferencia, pero acabo por bajar los brazos y dedicarme, como una hormiguita, a lo que modestamente hago mejor: reflexionar sobre lo ya pasado, con la necesaria distancia profiláctica.

He tratado en todo momento de no verme superado por esa máquina de producción en cadena de informaciones que es la UE. Sé de sobra que no he hablado de asuntos vitales de los que debería haber dicho algo. También soy consciente de que hay parcelas europeas que apenas he pisado, o si lo he hecho ha sido con una precaución excesiva. Apenas, por ejemplo, he hablado de economía o de cuestiones sociales que afectan a los ciudadanos.

Estoy tratando, a mi manera, de ser autocrítico, pero me gustaría mucho –y de ahí la razón última del post de hoy– que vosotros también me critiquéis. Que me digáis qué echáis en falta o qué puedo mejorar para los próximos sesenta post. Yo os prometo que procuraré tomar con más de diligencia que con mis amigos todos vuestros consejos y peticiones.