La siempre excéntrica cantante islandesa Björk ha protagonizado estos días una polémica tras su actuación en tierras chinas. Durante el concierto de Shanghai, a la pequeña esquimal se le ocurrió dedicar Declare independence a Kosovo… y al Tibet. La cagaste, Björk.

Resulta que a los chinos no les hace ni puta gracia que venga una tipa extraña a disertar sobre sus problemáticas de orden interno. El año pasado, los extranjeros que tuvieron la ocurrencia de criticar la política de represión del gobierno chino en la provincia fueron expulsados del país. Pero ahora ha habido suerte y no llegará la sangre al río. Las autoridades están muy suaves con eso de las próximas Olimpiadas, no sea que su escaso respeto a los derechos humanos se vuelva en su contra y alguien les agüe la fiesta. De hecho, ya hay más de uno dispuesto a hacerlo.

Peor le han ido las cosas con los serbios. La cosa está muy calentita por los Balcanes, y el gobierno de Belgrado ha vetado a la cantante, que ya no actuará en el festival Exit.

Respeto mucho a Björk, aunque algunos de sus discos me parecen un tostón infumable. Pero sin duda tiene grandes canciones, una voz prodigiosa y una amalgama de colaboradores y músicos en nómina que son la auténtica repera, no sólo a nivel instrumental sino también de paciencia, pues aguantarla no debe ser moco de pavo. Sirva este post para recordar algunos de los memorables momentos que nos ha dejado en el pasado, como aquella sarta de golpes que propinó a una fotógrafa en el aeropuerto de Bangkok:

De todas formas, gracias por todo Björk. De no ser por tu existencia, hoy no podríamos disfrutar de la mejor parodia de la que has sido víctima: