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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

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Kitty, Daisy & Lewis. ¿Qué hacías tú en la adolescencia?

A los 14, 15 o 16 años, uno se dedica a cosas propias de la edad: Pillarse tus primeros y descontrolados pedos chispas, intentar acercarte por todos los medios al género opuesto (o propio, según el caso), destrozar el mobiliario urbano con un monopatín, hacer el zascandil con tu pandilla de amigos… En fin, un poco lo que comunmente se denomina hacer el gilipollas. Es lo que toca. Y lo que daríamos por seguir haciéndolo.

Pero hay gente que se dedica a otros menesteres no menos interesantes. Los hermanos Kitty, Daisy & Lewis Durham, estos tres pequeños y elegantes jovenzuelos de la fotografía, apostaron por la música. Lo hicieron, en gran medida, gracias al apoyo decidido de sus progenitores, músicos de profesión, que les metieron en vena sus viejos vinilos de rockabilly, swing, country y blues desde su más tierna infancia. No sólo eso, sino que además les enseñaron a tocar multitud de instrumentos, desde guitarras a acordeones, pasando por banjos, xilófonos o ukeleles, y pusieron a su disposición un pequeño estudio casero para grabar sus maquetas. Así ya se puede, ya.

Cuando Kitty, Daisy y Lewis sólo tenían 12, 14 y 16 años respectivamente, ya habían grabado un single, Honolulu Rock. El verano de 2008 debutaron con un disco homónimo formado en su mayoría por versiones de clásicos, grabado de manera completamente analógica y editado en formato CD y vinilo de doce pulgadas a 78 revoluciones, algo que no se veía desde hace más de medio siglo. Todo como muy deliveradamente retro. Pero las canciones, que al fin y al cabo es lo que nos importa, merecían la pena. Y mucho.

El de Kitty, Daisy & Lewis es un ejercicio de revival, sí, pero del que anda sobrado de buen gusto. El mejor rock and roll de viejo cuño acude a nuestra mente al escuchar joyas como Going up the country, Mean son of a gun o Ooo Wee, teletransportándonos de manera instantánea a otro lugar, a otro tiempo. Días de grasa en el tupé e inocente rebeldía juvenil. Días dorados plagados de buena música.

Tras tocar ayer en Barcelona, Kitty, Daisy & Lewis recalan esta noche en Madrid. Id a verles, bailad como posesos y expandid la palabra del buen rock and roll vía boca a boca o Internet. Aunque no sea analógico.