Entrada gratuita Entrada gratuita

"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

Entradas etiquetadas como ‘ike turner’

Tina (& Ike)

Es cierto. Muchos oyen hablar de Tina Turner y les vienen a la cabeza sus canciones más empalagosas, tan habituales en emisoras tipo Kiss FM como Private dancer, We Don’t Need Another Hero o What’s Love Got to Do With It. Pero hoy, y coincidiendo con el lanzamiento, el lunes, de su enésimo disco de grandes éxitos, yo quiero hablar de la otra Tina, aquella cantante de los 60 y principios de los 70 que compartía escenario (y alcoba) con aquel memorable hijo de puta llamado Ike Turner. Y es que la época iniciática de la «leona del rock» es una auténtica maravilla, a menudo olvidada injustamente por buena parte del gran público.

Tras contraer matrimonio con Ike, en 1962, la pareja formó un dúo de soul y rock and roll poderoso, vibrante y exlosivo, Ike & Tine Turner, en el que alternaban sus propios temas con clásicos de los Beatles, la Creedence Clearwater Revival o Bob Dylan, a los que aportaban su inconfundible sello. Todo iba sobre ruedas hasta que Ike empezó a mostrar lo que realmente era: un tipo violento y descerebrado que golpeaba a Tina a menudo, la engañaba con numerosas mujeres y la obligaba a cantar aunque estuviera enferma. Un salvaje que se definía a sí mismo con frases como “Cuando pegas a una mujer pueden pasar dos cosas, o se va por la puerta o es toda tuya”, y que sería inmortalizado años después, en 1997, por Laurence Fishburne en el biopic de la cantante, What’s Love Got to Do With It. Un músico que, pese a todo, siguió en la brecha hasta 2007, cuando murió a causa de una sobredosis de cocaína. Ese mismo año había ganado un Grammy por su último disco, Rising with the Blues.

En el fondo poco importan los pormenores de los tortuosos años de vida en pareja de Ike y Tina. Porque al final, lo que importa y queda es la música. Y desgraciadamente, ésta quedó ensombrecida por la alargada sombra del maltrato y el impacto social de la película. Por eso, hoy quiero aprovechar este post para rendir homenaje a un dúo que, mientras duró, puso patas arriba cada escenario que pisó. Grandes, pese a todo.

«Nutbush city limits» (1974)