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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

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Mika y los gays

Ayer tuve la oportunidad de entrevistar al cantante británico de origen libanés Mika, con motivo del lanzamiento de su segundo disco, The Boy Who Knew Too Much (El chico que sabía demasiado). Fue una charla amable en la que estuvieron presentes periodistas de otros medios y en la que, como viene siendo habitual en las entrevistas que concede, salió el tema de su condición sexual.

Como sabréis, el público homosexual conforma un importante porcentaje de la base de fans del autor de Grace Kelly. Será por su forma de cantar, con ese uso recurrente (abusivo, dirán algunos) del falsete, será por su forma de moverse en los conciertos. Será por sus letras y sus canciones. Quién sabe. El hecho es Mika gusta a los gays. Porque el propio Mika y su música parecen como muy gays.

Pero como quizá también sepáis, el joven del pelo rizado no ha salido del armario de manera oficial. Desde que su música pegó el pelotazo del año en 2007, Mika ha sostenido que lo que él hace en la cama sólo le concierne a él. De esa manera, el cantante se desmarcaba de todos aquellos que le conminaban a declarar su condición sexual con el siguiente argumento: eres una estrella, eres un referente para miles de jóvenes, ergo debes salir del armario para dar ejemplo de normalidad.

Aparentemente cansado de los muchos que le tachaban de no querer aceptar su condición para no perder público femenino, en una reciente entrevista con la revista holandesa Gay & Night, Mika declaraba: «Nunca he querido ponerme una etiqueta. Dicho esto, nunca me he puesto límites a la hora de acostarme con alguien… Llámame como quieras. Llámame bisexual, si es que necesitas un término para definirme”. Ayer, en la entrevista, repitió la frase prácticamente calcada. Así que la discusión parece zanjada. Pasa de etiquetas.

Sea como sea, la polémica resulta ridícula. ¿Por qué ha de desvelar su condición sexual una persona pública? ¿No va eso en contra de la normalidad a la que debemos tender como sociedad? ¿Acaso debe importarnos lo que haga en la esfera privada por el hecho de que sus discos vendan miles o millones de copias? Dicho esto, si artistas como Rufus Wainwright, Boy George o Elton John decidieron libremente hacer pública su condición homosexual, resulta perfectamente lícito. Pero tanto o más es decidir no hacerlo haciendo uso de esa misma libertad. Así que bravo por Mika (aunque su música me irrite un poco).

Sizzla y la libertad de expresión

Los medios de comunicación se han hecho eco estos días de la actuación del jamaicano Sizzla Kalonji en Barcelona y Madrid. Sizzla es probablemente el rey del reggae actual con miles de seguidores en todo el mundo. Es además un músico con una carrera extraordinariamente prolífica, con 33 álbumes publicados desde 1995. Un artista respetable donde los haya, pese a que a mí no me dice gran cosa.

Lamentablemente, las noticias no hacían referencia a su música, sino a la polémica que se ha montado en Barcelona ante su llegada. Allí, el Colectivo Gay de Barcelona (CGB) y el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) pidieron la suspensión de su concierto por entender que Sizzla alienta a la homofobia. La Generalitat no encontró motivos suficientes para intervenir.

El origen de la controversia está en un uno de sus temas, Nah Apologize, en el que, con frases como «mata un maricón y siéntete orgulloso», Sizzla muestra su especial respeto hacia los homosexuales. No es nada nuevo que la cultura rastafari es ciertamente integrista y no se caracteriza precisamente por su defensa de la igualdad, ni mucho menos por su comprensión hacia prácticas sexuales que no se corresponden con lo que ellos consideran natural. Sin embargo, el pasado mes de septiembre el propio Sizzla hizo público un comunicado en el que expresaba su respeto a las tendencias sexuales de cada persona y renunciaba a cantar en directo los temas que, como Nah Apologize, pudieran resultar ofensivos. Fue la llamada acta de compasión.

Ayer por la mañana, Sizzla fue retenido por la Guardia Civil en el aeropuerto de Barajas. Los agentes alegaron que su visado estaba revocado. Al parecer, desde Alemania se ha dictado una orden que impide su entrada a Europa. Lo más posible es que dicha orden se justifique en que Sizzla hubiera incumplido la famosa acta de compasión durante alguno de sus conciertos en Alemania.

Como es lógico, los conciertos de Barcelona y Madrid han sido suspendidos. Ante la gran cantidad de seguidores que se acercaron ayer a la madrileña Joy Eslava, la banda de acompañamiento de Sizzla,The Firehouse Crew, ofreció un concierto gratuito, lo que es de agradecer.

Una vez más, el debate de la libertad de expresión sale a relucir. Sizzla, como cualquier otro artista, debería tener el derecho a decir lo que le viniera en gana sin tener que dar explicaciones por ello. Y sus seguidores pueden escucharle, disfrutar de su música y no tener por qué identificarse con todo lo que diga. Es cierto que existe el delito de apología (sea del terrorismo, la violencia o la homofobia), pero creo que todo depende del cristal con que se mire, y últimamente estamos cada vez más puntillosos y sensibles al respecto. En mi opinión, no hay conducta criminal alguna en expresar algo a través de una canción, aunque sea una auténtica mamarrachada, como en este caso. Por mí pueden existir grupos nazis, sionistas o coprófagos. Sólo si en uno de sus conciertos se produce una actividad delictiva es donde la Policía debe actuar. Y es que la corrección política mal entendida es muy perjudicial para el arte. Siempre lo fue.