Entrada gratuita Entrada gratuita

"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

Entradas etiquetadas como ‘d nash’

No lo entiendo

En este mismo momento están en la redacción del periódico dos miembros de D’Nash, esa boy band a la española (aquí siempre llegamos tarde a las modas) que representó a nuestro país en Eurovision el año pasado y no se comió un rosco.

Un par de horas antes de que llegaran, a las 10 de la mañana, bajé a fumarme un cigarro a la puerta del edificio de 20 Minutos. En la recepción había dos chicas sentadas. Una tendría unos treinta y pico, la otra no llegaría a los 20 años. ¿Adivináis qué hacían ahí? Eso mismo: esperar a los D’Nash. Habían venido nada menos que desde Murcia, y a las 8 de la mañana estaban como un clavo en la sede de 20 Minutos para ver en vivo y en directo a los musculados (pero sensibles) miembros de D’Nash. Eso es tenacidad y pasión, sin duda.

Un par de horas después, el número de grupis se había multiplicado. Decenas de ellas se amontonaban en la puerta, con fotos del grupo y bolígrafos, esperando la salida de sus ídolos para cazar un autógrafo o foto, o ambas cosas.

El fenómeno de los clubs de fans es algo extremadamente extraño, aunque tan viejo como las propias bandas de pop. Pero intentando dejar de lado toda crítica o burla facilona a una actitud de estas características, hago un esfuerzo y procuro comprender las razones que pueden llevar a alguien a venerar así a un grupo. O a un político, futbolista o torero, lo mismo me da. Tiendo a pensar que alguien que forma parte de un club de fans hace cosas como ésta para sentirse parte de algo, o simplemente para dar sentido a su existencia a base de idolatrar a los supuestos triunfadores. Y digo supuestos porque hay pocos casos tan clamorosamente casposos como el de D’Nash, una banda creada a raíz de un casting y concebida, a todas luces, como una estrategia de marketing pura y dura.

Si eso puede llegar a hacer feliz a alguien, adelante. Al fin y al cabo todos buscamos llenar nuestra vida con algo. Pero yo sigo sin entenderlo. Nunca sentí nada parecido por nada ni por nadie. Y en el fondo me pregunto si la existencia de fenómenos como este hacen más daño a la música que otra cosa. Quizás el problema sea partir del supuesto de que estamos hablando de música.