Esto que veis a la izquierda no es un banner de Viagra (ni el anuncio de un viaje del Imserso a un lugar donde sirven cócteles de extraño aspecto), sino la singular portada de «Communion», el nuevo disco de la banda que nos ocupa hoy: los suecos The Soundtrack of Our Lives. Un álbum que, aunque vio la luz hace unos meses en su país, acaba de ser editado en España.

Antes de nada, la pertinente clarificación estilística para que se sepa de qué hablamos: The Soundtrack of Our Lives es una banda de rock clásico con elementos de psicodelia. Suenan sesenteros, y a algunos les recordarán por momentos a los Beatles, o a los Doors, a los Who o a los Rolling… Hasta a Pink Floyd, si me apuran. Y sin embargo, no se parecen en absoluto a ninguno de ellos.

Por encima de posibles paralelismos, The Soundtrack of Our Lives es un grupo épico y emocionante, capaz de facturar canciones de pura energía eléctrica y, al mismo tiempo, poseedor de una habilidad especial para dar forma a baladas profundas e introspectivas. Una banda con mayúsculas, venerada en su país como aquí veneramos a Pereza (las comparaciones son odiosas, ejem), que alcanzó su cénit creativo con su tercer trabajo, el imprescindible «Behind the music». Temas como «Sister Surround» tuvieron la culpa:

El éxito les llevó a ser fichados por la multinacional Warner para publicar un disco, «Origin vol. 1», en el que mantuvieron el tipo a base de unas canciones más asequibles y con un punto algo más cercano al pop, aun a costa de decepcionar a parte de su parroquia más rockera.

Ahora vuelven con una joya en formato de disco doble: 24 canciones entre las que se incluye una versión del malogrado (y olvidado) genio Nick Drake en las que vuelven a mostrar su mejor cara, aquella que hizo que gente como yo nos convirtiéramos en sus incondicionales. Y una nueva oportunidad para que, los que aún desconocen su propuesta, pasen a incorporarlos a la banda sonora de sus vidas.