Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Un año de viaje a la guerra: ¡dos vueltas al mundo!

Hace un año comenzaba esta fascinante y aleccionadora aventura que es Viaje a la guerra. Lo hacía el 1 de junio de 2006 al coger un vuelo en Barajas que me conduciría a Nairobi. Tras pasar tres días en la capital keniana, donde volvería a visitar a los amigos que tengo en el «barrio de los lavabos voladores», partiría hacia Sudán.

Desde aquella fecha iniciática fatigué nueve países: Kenia, Sudán, Uganda, Israel, Líbano, Turquía, Argentina, Brasil y Argelia. Las diferencias políticas entre algunos de estos estados me obligaron a cambiar de pasaporte en tres ocasiones. Recorrí en avión exactamente 84.608 kms. El equivalente a dar dos vueltas al mundo.

La distancia de la travesía por tierra resulta menos sencilla de estimar. Pero con mis diarios y mapas en la mano la cifra asciende a unos cinco mil kilómetros. Los medios de transporte han sido de lo más variado: taxis, coches de alquiler, camionetas de organizaciones humanitarias, camiones. A lo largo de estos recorridos me acompañaron una serie de conductores-traductores-guías, como Kayed, Fadhi y Cícero, que trascendieron la categoría de colaboradores para convertirse en verdaderos amigos. Pacientes, entusiastas, incondicionales, gracias a los cuales esta labor ha sido posible.

Con respecto al alojamiento, la cuenta final da más de cincuenta hoteles y pensiones. De tres estrellas, de dos estrellas y de noche cerrada sin resplandor alguno. Pero también casas de familia y tiendas de campaña. Desde donde cada tarde, después de una buena ducha, escribía las historias y editaba las fotografías del blog. En muchas ocasiones, como en Sudán, donde me veía obligado a sentarme disimuladamente en la puerta del cuartel de Naciones Unidas para robarles la señal Wi Fi, con no pocas limitaciones a la hora de tratar de conseguir que la información os pudiera llegar.

En total, más de cuarenta cuadernos llenos de conversaciones, impresiones y reflexiones manuscritas. Sumados uno detrás de otro en Word, los textos de este blog alcanzan – dada mi incapacidad congénita para ser breve, ¡con tantas cosas apasionantes que compartir! – los 250 folios. Y, en lo referido a la fotografía, casi mil imágenes, todas de primera mano, sacadas pocas horas antes de haber sido sumadas a la red.

¿El número de entrevistas? Difícil saberlo. Cientos. Desde las más desgarradoras con los niños heridos en los hospitales de Gaza, pasando por los jóvenes narcos de Río de Janeiro, las esclavas sexuales en Sudán y los niños soldados de Uganda, hasta aquella, tan polémica, que compartimos en el chat digital desde Beirut con uno de los fundadores de Hezbolá.

Un viaje a lo más sublime y a lo más abyecto de la condición humana. La violencia, la barbarie, las mentiras y la miseria del poder, del negocio de las armas, de las violaciones a los derechos humanos. De la maldita guerra. Pero también un encuentro con gente que no se rinde, que en la peor de la situaciones posibles tiene la templanza y la grandeza de espíritu para no dejar de creer, para seguir adelante.

Sin dudas, el año más extraordinario y apasionante de mi vida. Si hay alguien allí arriba que mueve los hilos, cosa que dudo, le doy las gracias por haber pasado estos doce meses sin más traspiés que un par de fiebres, un poco de alergia y mucho pero mucho cansancio acumulado. Una experiencia en la que vuestra amistad y compañía ha sido un regalo inesperado y valiosísimo…