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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Mercenarios: Frederick Forsyth y la escritura de “Los perros de la guerra”

Me suelo mantener bastante alejado de los llamados best seller o “superventas”. Esos libros pequeños, de portadas que suelen combinar estridentes colores sobre fondos oscuros, y que tan presentes están en cuanto aeropuerto fatigo en mis viajes.

Los evito porque casi siempre albergan un cierto aroma industrial, a producto prefabricado, a fórmula comercial repetida hasta el paroxismo, como las películas de Hollywood, en las que tienes la sensación de que el autor no confía en ti, te subestima, y por eso se muestra demasiado evidente en su exposición.

E.M.Forster: personajes planos y redondos

También los personajes de los superventas me irritan. Edward Morgan Forster, autor vinculado al famoso “círculo de Bloomsbury”, y creador de ese clásico del siglo XX que es Pasaje a la India, señala que existen dos clases de personajes: los planos y los redondos. Lo hace en su libro Aspectos de la novela, de la siguiente manera:

Los personajes planos se llamaban “humores” en el siglo XVII; unas veces se les llama estereotipos, y otras, caricaturas. En su forma más pura se construyen en torno a una sola idea o cualidad; cuando predomina más de un factor en ellos, atisbamos el comienzo de una curva que sugiere el círculo.

El personaje verdaderamente plano puede expresarse en frases como “Jamás abandonaré al señor Micawber”. Es lo que dice la señora Micawber: promete que no lo abandonará y lo cumple: ahí lo tenemos.

Sin embargo, los críticos que juzgan la vida cotidiana tienen muy poca paciencia con tales representaciones de la naturaleza humana. La reina Victoria, afirman, no puede resumirse en una sola frase; así que, ¿qué excusa queda para la señora Micawber?

Frederick Forsyth: describir a los mercenarios

A raíz de la inmersión en el mundo de los mercenarios y las empresas militares privadas en Irak y Afganistán que llevo ya más de un mes realizando, he recorrido las páginas de Los perros de la guerra. Novela del escritor Frederick Forsyth, que hasta hace algunos años era considerada una referencia en todo lo referido a los mercenarios (a raíz de Blackwater e Irak, el mercado se ha inundado de libros sobre el sector). Novela que entra en la categoría best seller, pero cuya lectura, debo confesar, me ha resultado sumamente estimulante.

Claro que sus personajes son meros arquetipos, carentes de ambiguedades, de dudas, «planos» a más no poder. El magnate despiadado, que contrata a los mercenarios para hacerse con el control de una república africana inventada (y que admite que es un “mercenario” de las finanzas). Los «perros de la guerra”, provenientes de los bajos fondos, capaces de matar, de traficar armas, violentos hasta la extenuación, pero nobles en su profesión, atados a un inquebrantables código de honor.

Quizás el acierto fue leer Los perros de la guerra mientras investigaba sobre el fallido golpe de estado de Simon Mann en Guinea Ecuatorial. Las coincidencias entre la trama de la ficción y la realidad resultan apasionantes. Hasta llega a señalar, años antes, dónde fallaría el plan de Mann.

Lo que me ha llevado a preguntarme quién es Frederick Forsyth, ese escritor inglés que estudió y vive en España, y que tan bien conoce el mundo de los mercenarios.

Las respuestas que he hallado, sí que rompen con los estereotipos, y lo convierten en un personaje fascinante, «redondo», como pocos escritores. Hay autores que afirman que participó en una anterior intentona golpista en Guinea Ecuatorial. Dos décadas antes que Simon Mann.

Hay quien afirma que es amigo de Tim Spicer y que tiene en acciones de AEGIS, la compañía privada de guerra cuyo vídeo de disparos a civiles en Bagdad colgué en el blog hace varias semanas. Teorías que expondré en la próxima entrada.

Continúa…