Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Madres contra el «paco» (1)

“¿Viste esa película de los muertos vivos que andaban por la calle?” me dice Isabel Vázquez en su casa de Villalamadrid. “Así andaban los pibes que venían a comprar paco, como zombies”.

El «paco», un residuo del proceso de la producción de cocaína, es la droga de la que todo el mundo ha hablado en la Argentina a lo largo del 2007. Los medios de comunicación, los políticos en sus campañas.

“Más y más chicos, que consumían en la calle y que los veías cada día peor. Las mamás que trabajaban con nosotras veían como sus hijos se ponían cada vez más flacos, hasta casi desaparecer”, continúa Isabel.

El desembarco del paco en la Argentina es reciente. Algunos especialistas relacionan el comienzo de su andadura con la crisis económica del año 2001 que terminó de un hundir en la miseria a buena parte del país. Pobreza, desesperación, falta de horizontes…

“Antes la droga era algo de los ricos, de los de la farándula. Ahora es de los pobres. Y un chico rico se droga con el dinero de su papá, pero un chico pobre, para conseguir la siguiente dosis lo que hace es robar, primero a su familia, y después en la calle”.

Y también influyó en la rapidísima expansión del paco el final de la paridad entre el peso y el dólar, que hizo que vender cocaína a los argentinos fuera un mal negocio, por lo que el país dejó de ser un lugar de paso y consumo de la droga llegada desde Bolivia, Perú y Colombia, para transformarse mayoritariamente en un lugar de paso hacia Europa y EEUU.

“El otro día una vecina, María, volvió a su casa y vio que el hijo le había sacado toda la plomería”, me dice Isabel. “También está el caso de un mamá a la que el chico le vendió todo, hasta la puerta de la heladera, que ella fue y le dijo al “tranza” (traficante) que se dejara de joder y que se la devolviera”.

Un tercer factor que contribuyó al arribo masivo del paco es el programa de lucha contra el narcotráfico aplicado en Bolivia, que en parte consiste en el control de los precursores químicos que se emplean para convertir a la hoja de coca en clorhidrato de cocaína. Lo que hizo que los laboratorios se mudasen a la Argentina, donde resulta más sencillo conseguir estos productos. Y el paco es el residuo, sumamente tóxico y letal, que queda en las ollas donde se cuece la cocaína.

“Hay chicos que matan a otros chicos para conseguir la plata para comprar paco”, sigue Isabel.

A la unidad con que se distribuye el paco se la conoce en la jerga como “tiza” o “pila”, porque justamente tiene esa forma, dando así la impresión de que ha sido traficada por un “camello”, aunque se produce mayoritariamente en las “cocinas” (laboratorios) de los mismos barrios de chabolas. De la “tiza”, que cuesta unos 12 euros, se sacan las dosis, que se venden a un precio con el que no puede competir ninguna droga: un peso (0,40 céntimos de euro).

“Lo que pasa es que cuando empezó la violencia, nos encerramos cada uno en su casa. Ya nadie se ayudaba y se ponía en el lugar del otro. Y yo un día me di cuenta de que no podíamos estar ausentes, de que teníamos que hacer algo”.

Continúa…