Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Borges, Lorca, Neruda… continúa el recorrido literario por Buenos Aires

… calle Corrientes, el Broadway argentino, con su sucesión de teatros, sus enormes carteles y sus luces de neón. También aquí, una de las mayores concentraciones por metro cuadrado de librerías de viejo del mundo. Decenas de tiendas ofrecen montañas de obras en oferta. Colecciones de los tiempos en que los grandes editores españoles mudaron su producción a Buenos Aires y México para escapar de las garras del franquismo. No por nada Umberto Eco abre El nombre de la rosa con el descubrimiento de un valioso manuscrito en la calle Corrientes.

A pocas manzanas, en la avenida de Mayo, una de las más antiguas y emblemáticas de estas librerías. Se llama Feria de libros, fue creada en 1943 por Abraham Filkenstein y hoy la atienden sus descendientes. Aquí se filmó la película Roma, de Adolfo Aristarain. Entre los libros, el personaje de Juan Diego Botto se encuentra con sus novias.

En la misma acera se encuentra el Café Tortoni, mítico lugar de reunión de los literatos y artistas que pasaron por estas tierras. Hoy está saturado de turistas con bermudas y sandalias, pero en algún momento de calma se puede llegar a atisbar alguna frase perdida de Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Roberto Arlt, Leopoldo Marechal. A principios del siglo pasado, aquí tocó Carlos Gardel para Luigi Pirandello.

Al lado está el edificio del antiguo periódico La Prensa, donde un joven Jorge Luis Borges publicó su primera colaboración en 1927. Por sus páginas también pasaron Juan Carlos Onetti y Ramón Gómez de la Serna. Este último residió durante décadas en Buenos Aires.

Si se sigue recto por la Avenida de Mayo, en dirección opuesta a la Casa Rosada y se cruza la Avenida 9 de Julio, se llega al famoso hotel Castelar, hogar de Federico García Lorca en su paso por Buenos Aires. Llego en octubre de 1933, a bordo del buque Conte Grande. Y fue tal el éxito que tuvo con Bodas de Sangre, que no lo dejaron irse. La visita programada para dos semanas duró seis meses. El lleno en el Teatro Avenida, situado en la acera siguiente, en dirección al Congreso, era absoluto. Y Federico no hacía más que recibir elogios ovaciones. En La Nación, Manuel Mujica Láinez le dedica un Romance para Federico.

En sus fascinantes memorias, Confieso que he vivido, Pablo Neruda recuerda su encuentro con Federico (en aquel tiempo era cónsul de chile en Buenos Aires). Finalmente, en abril de 1934 volvió a España. Lo esperaba su trabajo en La Barraca. Y, dos años más tarde, la muerte en Granada.

Bajando por la avenida Callao está Clásica y Moderna, otra librería con restaurante y escenario. Esta noche actúa una de las cantantes del grupo Gotan Project. Hace versiones de clásicos de tango.

Una botella de champagne en primera plano, una conversación de amigos y, de fondo, la librería, latente de obras que se pueden coger y repasar en la mesa, que se pueden comprar a cualquier hora.

En Palermo Soho, el barrio más alternativo de Buenos Aires, que tiene un aire, con sus pequeñas tiendas de diseño, al barrio gótico de Barcelona, una de mis librerías favoritas: Crack Up, que está abierta hasta altas horas de la noche, que ofrece comida, y que funciona también como editorial para jóvenes autores. Excelentes sus pastas caseras y su selección de libros de fotografía. Calle Costa Rica 4787.

A dos manzanas, la calle Jorge Luis Borges, columna vertebral de este barrio de casas bajas y calles empedradas que los colectivos (autobuses), con sus laterales fileteados, recorren dando tumbos, a ritmo, en mi imaginación, de los afilados violines y el melancólico bandoneón de Astor Piazzola.

Buenos Aires tiene cientos de lugares relacionados con Jorge Luis Borges. Uno de mis favoritos, la antigua biblioteca nacional (calle México 564), que tuvo tres directores ciegos: José Mármol, Paul Groussac y Jorge Luis Borges. En 1955 Borges es nombrado director, fue por esos años cuando supo que su ceguera sería casi total en breve tiempo; Así fue que escribió Poema de los dones:

Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la maestría / de dios, que con magnífica ironía/ me dio a la vez los libros y la noche.

En Belgrano, el barrio en que me crié, merece una visita la iglesia de la Inmaculada Concepción, que hoy está saturada de mendigos y cartoneros, algo imposible de imaginar durante mi infancia. Aquí, el personaje central de Sobre héroes y tumbas, Fernando Vidal Olmos, que vivía obsesionado por los ciegos, sitúa algunos fragmentos de la tercera parte del libro escrito por Ernesto Sábato, muchas veces publicada de forma autónoma como nouvelle, el escalofriante Informe sobre ciegos.

Para terminar este recorrido, que podría ser eterno, una visita a la plaza Mafalda, ya que Arsenio Escolar escribía hace poco acerca de las recolección de firmas para inmortalizar el lugar en el que estuvo sentada en la calle Defensa del barrio de San Telmo. Y una frase que en buena medida refleja el espíritu de este blog que, al menos por hoy, se ha apartado de la guerra y la política internacional para sumergirse en los ecos de la literatura que se vivió y se fraguó en esta maravillosa ciudad que es Buenos Aires:

Fotos: Hernán Zin

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