Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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El drama de Krukira

Los habitantes de Krukira estaban convencidos de que, como en tantas otras ocasiones, el huracán Félix pasaría de largo por la costa y se dirigiría a Honduras. “Aquí esta zona es muy seca, por eso nunca había entrado un huracán”, me explica Roger Pérez, pescador de 54 años, líder de la comunidad. “Aunque la radio anunciaba que había posibilidad de una catástrofe, a las diez de la noche el cielo estaba estrellado y no pensamos que nada malo podía suceder”.

Pero lo cierto es que el huracán entró de lleno en el litoral norte nicaragüense, hogar histórico de los indígenas mizkitos, afectando a 180 mil personas de las 330 mil que viven en esta región en la que la tasa de pobreza supera el 80%. “Se levantó una neblina que no nos dejaba ver. Las chapas de zinc volaban de un lado a otro. Cogí a mi mujer, a mis hijos y nos fuimos a refugiar a la casa de mis suegros. El gobierno nunca nos había explicado qué hacer en caso de un huracán. Aquí no tenemos refugios ni nada”, continúa Roger.

Recorro Krukira, este pequeño pueblo de pescadores, junto a Daniel Tyre, coordinador del gobierno regional de la ayuda humanitaria a los afectados por la catástrofe. Señala los árboles tumbados. “Ese es un mango centenario, del que la gente se alimentaba”, me comenta. Vemos las barcas destruidas por el viento, las vacas muertas. “El huracán ha devastado los medios de supervivencia de esta gente”, agrega.

Desde su punto de vista, lo más terrible, lo que mayor esfuerzos requerirá, será el estado psicológico en que ha quedado la población. “Las personas están tan conmocionadas, fue tan duro lo que han vivido, que no saben por dónde comenzar a reconstruir, que no duermen por las noches, que apenas se levanta un pequeño viento vuelven a temer por su integridad”, afirma.

Converso con Ned, pescador, padre de nueve hijos, que mezcla el castellano, el inglés y el mizkito al hablar. “Esto que ves aquí son los pilares de mi casa”, señala. “Se nos cayó encima y aguantamos así toda la tormenta. Veíamos que los caballos y las vacas salían volando. El viento se los llevaba al lago, donde se ahogaron. Un árbol se cayó encima de un caballo, junto a mi casa, y lo partió en dos”.

En Krukira murieron cinco pescadores. Estaban en el mar cuando comenzó a levantarse el viento huracanado que alcanzó 260 kilómetros por horas. Iván, de 23 años, se encontraba en la barca en la que trabajaba. “De repente apareció la tormenta. No nos dio tiempo a reaccionar. Ni siquiera pudimos recoger la red. Yo me caí al agua y no recuerdo nada más. Aparecí en el norte, a 46 kilómetros de aquí. Mis compañeros murieron”, me explica.

Roger Pérez, el líder de la comunidad, me dice que el huracán se hizo evidente a la una de la mañana. Se encontraba en la casa de sus suegros, junto a 20 familiares, cuando el techo se desplomó sobre sus cabezas. Me muestra el lugar en el que pasaron las restatantes horas, hasta las 10 de la mañana, cuando el drama que cambiaría para siempre sus vidas, terminó. Recién recibieron atención médica por la tarde, en el momento en que llegó la ayuda humanitaria.

“Yo viví dos guerras, pero nada como el huracán Félix. Si éramos pobres, esto nos dejó sin nada. Sin animales, sin barcos, sin árboles. No sabemos qué vamos a hacer”, me dice este hombre de mar, corpulento, de rostro curtido. Y en medio del relato hace un alto, pues se emociona y necesita respirar hondo para seguir adelante.

En Krukira me sorprende encontrar algunas casas de pie y otras tumbadas, reducidas a escombros. Al haberse tratado de los brazos externos del huracán, los remolinos de viento recorrían la aldea de forma impredecible, arbitraria, terminando con la existencia de algunos y dejando intactos a otros.

Mi próximo destino será Pahara, una comunidad a la que sólo se puede llegar en panga (bote), epicentro del huracán, en la que ni una sola vivienda ha quedado en pie y a la que la ayuda humanitaria, aunque el huracán Félix tuvo lugar el día 5 de septiembre, casi no ha llegado.