Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Hambre, enfermedad y guerra en los Kivus

«Primero los soldados se hicieron con nuestros campos, por lo que no teníamos nada que comer. Después entraron a la aldea. Yo cogí a mi niña y huí por miedo a que nos hicieran algo malo. Mi marido no estaba en casa. No sé que ha sido de él», explica Mansúa, de 26 años, que yace en la cama junto a su hija, Chituma, de 3 años.

Las encuentro a ambas en el hospital Panzi de Bukabu. Han llegado tras dos semanas de ardua y dolorosa caminata desde la remota región de Shabunda, como consecuencia de la cual, la pequeña desarrolló un cuadro de malnutrición severa.

La mayor parte de las cinco millones de personas que perdieron la vida en el conflicto que asola a la República Democrática del Congo, no lo hicieron debido directamente a la violencia, sino al hambre y a las enfermedades.

La guerra de los Kivus

A pesar de los acuerdos de Pretoria, que pusieron punto final a la Segunda Guerra del Congo (1998 – 2003), el este del país continuó sumido en la violencia. Son tres los principales actores que se enfrentan en esta zona de bellísima fisonomía y riquísima en recursos naturales:

1. Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR). Después del genocidio de Ruanda, sus autores, combatientes hutus y militares ruandeses, huyeron al Congo.

Se apoderaron de minas de estaño, oro estaño y otros minerales. Se pusieron al frente del negocio de la tala de bosques para producir carbón vegetal. Se rearmaron, se entraron. Y hasta hoy siguen propagando su doctrina de odio racial contra los tutsis.

2. Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP). Fue creado por Laurent Nkunda, un militar congoleño de etnia tutsi. Este hombre, que tiene 40 años y que estudió psicología en la universidad, dice estar luchando para proteger a los banyamulenge (como se conoce a los tutsis de la República Democrática del Congo).

Aunque lleva los últimos 14 años en la vida castrense, el general Nkunda viste como un dandi – traje de chaqueta, bastón, zapatos de cuero – y lleva una delgadas gafas de intelectual.

Saltó a la primera plana de la prensa internacional en 2004, cuando sus fuerzas sitiaron la ciudad de Bukavu. Al igual que al FDRL, la organizaciones de derechos humanos lo acusan de haber cometido brutales crímenes de guerra, que van desde ejecuciones hasta violaciones. Aquí en Bukavu no se olvidan los abusos sexaules cometidos por sus soldados.

3. Ejército del Congo. Según desde donde venga el dinero y por donde soplen los vientos políticos, esta fuerza, mal armada y corrupta hasta la médula, lucha contra unos u otros.

Violaciones de la paz

El 23 de enero de este año el gobierno de Kinshasa firmó un acuerdo con 22 grupos armados del este del país para establecer un inmediato alto al fuego.

De las negociaciones participaron el CNDP de Nkunda y una coalición de fuerzas de los Mai Mai Mongol así la Coalition of Congolese Patriotic Resistance (PARECO). EL FDLR fue dejado fuera y se le dio de plazo hasta julio para salir de una vez por todas el país y volver a Ruanda.

Desde entonces, más de 100 mil personas han tenido que abandonar sus casas en la provincia de Kivu Norte, sumándose a los 750 mil desplazados internos ya existentes. Se han documentado más de 200 casos en que se violaron el alto el fuego.

El accionar de la MONUC, la fuerza de Naciones Unidas para el Congo, que cuenta con más de 17 mil efectivos, ha sido una vez más meramente decorativo, y poco ha servido para proteger a los civiles.

Preguntas sin respuesta

“¿Por qué los hutus siguen aquí? ¿Por qué tienen derecho a echarnos de nuestras casas, de nuestros campos? ¿Por qué nadie hace nada para defendernos?”.

Es la pregunta que formula en voz alta Mansúa, junto a su niña malnutrida, en la cama del hospital Panzi, entre decenas de niños de rostros y abdómenes hinchados, piel reseca y brazos raquíticos, que aguardan a que los responsables del Programa Mundial de Alimentos les den una nueva ración de comida. Organización que estima que hay 1,3 millones de niños que sufren malnutrición severa en el Congo.