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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Actrices porno y póquer contra los talibanes en Afganistán

Apache, libro recientemente publicado por el piloto Ed Macy, permite realizar una inmersión en el día a día de las misiones británicas en el sur de Afganistán. Tiene como virtud que descubre el trabajo de los militares sin caer en la habitual retórica de gestas heroicas y otras hipérboles.

Es más, no duda en mostrar también las dudas y limitaciones de quienes luchan en la provincia de Helmand. Admite que si no fuera justamente por el apoyo aéreo, el avance de los talibán contra las tropas occidentales resultaría difícil de detener.

Aborda cuestiones tan de actualidad como los bombardeos a civiles. Lo hace desde el punto de vista de un piloto que controla una aeronave cuyo poder letal no fue diseñado para la paupérrima fisonomía afgana de casas de barro y plantaciones de opio, sino para los escenarios de la guerra fría.

También resulta asombrosa la cantidad de detalles técnicos y estratégicos que da, por lo que podría ser un éxito de ventas no sólo en Gran Bretaña sino entre los talibán. Detalles que presentan el curioso – por llamarlo de alguna manera – choque de realidades que aún hoy está teniendo en el país del Hindu Kush.

Actrices porno

Cuando se hicieron cargo de pilotar los Apache británicos en el sur de Afganistán, Ed Macy y sus compañeros decidieron que elegirían sus propio indicativos para las aeronaves, como lo suelen hacer los estadounidenses. Hasta el momento habían empleado los nombres que les asignaba la OTAN gracias a un programa de ordenador.

Bautizaron a sus helicópteros como “ugly”, que quiere decir “feo”. Ugly Five Zero, Ugly Five One, Ugly Five Two. “Definía perfectamente a la máquina”, explica Ed Macy. “El aspecto que tenía y lo que hacía”.

Para amenizar las reuniones diarias con los técnicos encargados del mantenimiento, en las que hablaban sobre horas de vuelo restantes y el estado de los equipamientos, decidieron dejar a un lado los nombres específicos de cada Apache, como XZ193 o XZ179, para darles denominaciones más coloridas, como hacía los pilotos de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial.

A los ocho Apache con los que contaban en Camp Bastion, y desde los que ofrecían apoyo a las demás bases británicas en Helmand, los empezaron a llamar igual que a estrellas del porno: Heather Brooke, Tabitha Cash, Lolo Ferrari, Jenna Jameson, Tera Patrick, Taylor Rain y Sylvia Saint.

Los Simpson

Para comunicarse por radio usaban claves basadas en los Simpson. “Bart, Homer, Springifield, pizza”, era la llamada para que los pilotos se reunieran de inmediato en la sala de operaciones. Por lo que sabían, los talibán empleaban el término “mosquito” para referirse a los Apache en sus propias radios.

Despegar cada uno de estos aparatos con nombre de actrices porno, y llamadas a la acción inspiradas en los Simpson, resulta sumamente costosos. La factura por cada hora de vuelo es de 27 mil euros. Y requiere 32 horas de mantenimiento en tierra, lo que hace que el número de técnicos supere ampliamente al de pilotos.

Playstation y Disneyworld

El arranque mismo de la aeronave es lento y complejo. La cabina cuenta con 227 botones e interruptores, con diferente sensibilidad para poder operarlos también durante la noche. La mayoría de ellos tiene doble o triple función, lo que les da 443 diferentes posibilidades de acción. Y las combinaciones posibles de los controles superan los varios millares.

“Llevar a un Apache a la batalla es como jugar a la Xbox, a la Playstation y al ajedrez Grand Master al mismo tiempo, mientras se viaja en la montaña rusa más grande de Disneyworld. Estudios en EEUU hallaron que sólo un pequeño porcentaje de los cerebros humanos pueden hacer todo lo necesario de manera simultánea para operar la aeronave”.

También en la cabina el Apache cuenta con dos pantallas MPD (Multiple Purpose Display). En ellas el piloto puede colocar lo que quiera, desde las imágenes de las cámaras de televisión hasta diagramas o cualquier otro elemento que pidiera en el ordenador de a bordo: información de los motores, de las armas, de los radares.

“Como había tantos sistemas y configuraciones que preparar, el despegue requiere que se aprieten más de mil botones. Se tarda media hora si no hay prisas, y quince minutos a toda velocidad”, señala Ed Macy.

Poker con los talibán

A toda la infraestructura y costes que se necesitan para poner en el aire cada aeronave, hay que sumarle el enorme gasto en armamento. Como comentábamos esta semana, el precio del misil Hellfire II asciende a 48 mil euros.

Cada misil y cada cohete puede resistir una cierta cantidad de vibraciones, después de la cual debe ser enviado de nuevo a Gran Bretaña. Ed Macy recuerda las reprimendas del oficial de armamento, cuando este le reprochaba haber disparado un misil nuevo en lugar de los más antiguos.

Estos costes limitan las misiones que emprenden los ocho Apache estacionados en Camp Bastion, que suelen tener como objetivo brindar apoyo a las cuatro bases británicas en Helmand, muchas veces asediadas por los talibán como “un castillo medieval”.

En este sentido, afirma que no respondían a todas las llamadas de auxilio. “Sois el as en la baraja, nos dijo el brigadier. Es un juego de póquer con estos bastardos. Y un buen jugador de póquer guarda sus ases cuando le es posible”.