Resulta llamativa la nula repercusión que ha tenido en la prensa la operación militar Kimia II, pues, al menos sobre el papel, se trata de una iniciativa destinada a poner fin a una de las causas últimas del conflicto que sacude a las provincias orientales de la República Democrática del Congo: la presencia de los hutus de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) en territorio congoleño, al que llegaron en 1994, tras cometer el genocidio en Ruanda, cuando eran conocidos como los Interahamwe.
Quizás se deba a que el comienzo de la operación Kimia II coincidió con las elecciones en Afganistán, que han acaparado la atención del periodismo internacional. Tal vez responda a que no es la primera en su tipo, sino que se suma a una larga lista de iniciativas parecidas que también en su momento prometían marcar un punto de inflexión y llevar la paz a los Kivus.
En nuestra anterior visita a Congo no se hablaba más que del acuerdo de Goma, firmado el 2 de enero de 2008 por 22 grupos armados (entre los que no se contaba el FDLR), y del proceso de Amani, que en kiswahili quiere decir “paz” y que terminó el pasado 8 de julio habiendo desmovilizado a 3.200 combatientes (de los 28.375 que se planeaba inicialmente).
Los antecedentes
También puede tener alguna influencia lo rápido que se ha transformado el escenario en los Kivus durante el último año. Primero fue la ofensiva de Laurent Nkunda, líder de la milicia tutsis banyamulengue conocida como Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP). Una ofensiva que en agosto de 2008 provocó 300 mil desplazados y puso en jaque, al menos en el discurso, al propio gobierno de Kinshasa (amenaza que alertó también al ejecutivo de Kigale).
Después vino el informe de la ONU que vinculaba al presidente ruandés Paul Kagame con Laurent Nkunda y con el tráfico ilegal de minerales desde los yacimientos congoleños (segundo llamado de atención para Kigale, actor clave en la región de los Grandes Lagos, que depende como pocos estados de la ayuda internacional).
Sin embargo, el punto de inflexión más sorprendente llegó cuando el 20 de enero de 2009 fuerzas ruandesas ingresaron en territorio congoleño con el beneplácito de los presidentes de ambos países. Laurent Nkunda fue arrestado (aunque aquí todos dicen que ahora se encuentra en libertad y que viaja regularmente a visitar a su madre en Goma).
En colaboración con el ejército congoleño, que responde al acrónimo FARDC, las tropas de Ruanda lanzaron un ataque en la provincia de Kivu Norte contra los hutus del FDLR bajo el nombre de «Umoja Wetu» (Nuestra Unidad) que concluyó en febrero con la detención y repatriación de 578 combatientes hutus. Por su parte, los tutsis del CNDP comenzaron a pasar a formar parte del FARDC.
Las críticas
En teoría, la operación Kimia II, que comenzó el pasado mes de julio, pretende terminar con las unidades restantes del FDLR en el bastión en el que llevan 15 años parapetadas: la provincia de Kivu Sur. Aunque se trata de una medida exigida por los habitantes de la zona, Kimia II no está recibiendo pocas críticas. Los más escépticos afirman que se tratará de un mero cambio de manos: al frente de las minas estarán los miembros del FARDC en lugar del FDLR, sin que cambie la situación de vulnerabilidad y explotación de la población civil.
Las ONG, que prefieren un final dialogado del conflicto, expresan preocupación por las represalias del FDLR contra las poblaciones locales (como sucedió tras la operación Umoja Wetu en Kivu Norte). El International Crisis Group ha pedido el cese inmediato de la operación Kimia II y la protección de los civiles.
En nuestros viajes al terreno hemos comprobado el avance en las posiciones del FARDC, como lo constanta la fotografía inicial, que tomamos en las minas de Maroc, territorio de Walungu, donde las tropas gubernamentales recibieron el último ataque del FDLR hace dos semanas.
Ahora nos dirigimos a ver al coronel Delfin Kahimbi, responsable de la operación Kimia II, en su cuartel de la ciudad de Bukavu, que está situado en la antigua residencia particular de Mobutu Sese Seko. En una entrevista exclusiva para 20 Minutos que publicaremos mañana le preguntaremos acerca de los progresos de la misión, le daremos la posibilidad de que responda a las críticas que está recibiendo Kimia II, que en kiswahili significa «calma».
(Foto: Hernán Zin)
Continúa…