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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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El respeto a los civiles en Sri Lanka

En diciembre predijimos en este blog que la guerra de 25 años entre el gobierno de Sri Lanka y los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE) podría estar llegando a su fin. Un conflicto que ha terminado con la vida de más de 70 mil personas.

Según las últimas noticias, parece que así está siendo, aunque de la peor forma posible: con una brutal ofensiva del Ejército ceilandés que ha provocado 110 mil nuevos desplazados solamente la semana pasada y más de cinco mil muertos, entre los que se cuentan 500 niños, desde principios de año.

A partir del pasado martes 21, fecha que las fuerzas oficiales pusieron como límite para que los rebeldes del LTTE eligieran entre “rendirse o morir”, la política gubernamental ha sido inflexible, impidiendo incluso el arribo de ayuda humanitaria a la zona de 13 kilómetros cuadrados situada en el noreste del país en que los Tigres Tamiles se encuentran acorralados.

Asimismo, el domingo rechazaban una propuesta de alto el fuego lanzada por el LTTE. Gotabaya Rajapaksa, Secretario de Defensa de Sri Lanka, calificó la oferta como una “broma”. “No nos están combatiendo, están huyendo de nosotros. No hay necesidad de una tregua. Lo que tienen que hacer es rendirse”, afirmó.

Las cifras varían, pero se estima que hay entre 20 y 50 mil civiles atrapados. La prohibición de acceso a extranjeros, tanto sean observadores como periodistas, impide tener fuentes fiables que den cuenta de lo que allí está sucediendo. Organizaciones como el International Crisis Group critican a los rebeldes por usar a los no combatientes como escudos, pero también piden al gobierno que pare temporalmente los ataques:

El gobierno de Sri Lanka debe detener la ofensiva, con su ataque a áreas civiles, y aceptar una pausa humanitaria monitoreada por la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja de por lo menos dos semanas para que la ayuda pueda entrar y para que se pueda crear un corredor humanitario para la salida de los civiles.

A esta petición se han sumado la Unión Europea y EEUU, mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU aún no se ha pronunciado, y es probable que no lo haga, debido a la preocupación de Rusia y China por no sentar precedentes que las puedan perjudicar en la relación con sus propios territorios secesionistas.

Finalmente, el lunes Sri Lanka anunció que dejaría de atacar la zona con armamento pesado, según señalan algunas fuentes, debido a la presión del gobierno de Nueva Delhi, que teme la insatisfacción de su propia población tamil pueda perjudicar al maratónico proceso electoral que se está realizando en la India.

Aunque el mismo lunes The New York Times ofrecía testimonios desde el terreno que daban cuenta de que la promesa no se estaba cumpliendo, ayer Al Yazira señalaba que sí reinaba calma en la zona, principalmente debido a la visita de John Holmes, principal responsable de acción humanitaria de la ONU.

Basta leer la prensa de Sri Lanka para descubrir que la decisión de ir hasta el final cuenta con no pocos apoyos, argumentados en que es la única forma de terminar de forma definitiva con el “terrorismo” de los Tigres Tamiles. Kesara Abeywardena escribe hoy en el periódico Daily Mirror:

La doble moral de EEUU y Gran Bretaña, que han lanzado una “cruzada” global contra el terrorismo, quedó al descubierto cuando hicieron varios llamamientos durante la últimas semanas para que hiciera un alto el fuego con el LTTE… A diferencia de EEUU y Gran Bretaña, que invadieron Irak en base a confundir a la ONU con información falsa sobre armas de destrucción masiva, el gobierno de Sri Lanka ha lanzado una legítima acción militar contra una organización terrorista que controla parte de su territorio.

Por su parte, Robert Templer, director de programas en Asia del International Crisis Group, insiste en que la comunidad internacional debe presionar al ejecutivo de Colombo para que cambie de estrategia, no sólo por el bienestar presente de los civiles, sino también de cara al futuro:

En este momento decisivo, es el gobierno de Sri Lanka el que tiene en sus manos la vida de los civiles. Es a este gobierno al que los líderes internacionales deben mandar mensajes inmediatos de contención. El modo en que termine la guerra será crucial para el futuro de Sri Lanka. ¿Será una masacre sangrienta cuyo recuerdo será usado para incitar más décadas de guerra y terrorismo? ¿O se hará nuevos esfuerzos por encontrar una salida negociada a la lucha, y con ella la posibilidad de construir una nueva y pacífica Sri Lanka para toda su gente?

También alerta de las respuestas violentas que la actual política de Colombo puede provocar en la diáspora tamil en todo el mundo.