Podrá parecer injustificado, ya que no tengo mérito alguno en toda esta historia, pero para mí es una razón de enorme satisfacción y orgullo.

Una muestra más del compromiso y la naturaleza de todos los que habéis hecho vuestro también este espacio compartido de conocimiento y reflexión sobre los problemas del mundo que se articula en dos ejes fundamentales: pobreza y conflictos armados.

Estigma

El año pasado, cuando desembarqué en Etiopía para dirigirme al desierto de los nómadas afar, conocí a una mujer, Becky Kizer, que lucha con ahínco por ayudar a quienes sufren la fístula.

Más de 150 mil mujeres padecen fístulas en Etiopía. Y cada año se suman diez mil nuevos casos. Un mal que se erradicó de Europa hace siglos, y que en África afecta a 25 millones de personas. En países como Nigeria, como consecuencia principalmente del abuso de menores.

La razón: el bajo peso de las madres, la ausencia de atención médica y la malnutrición, lo que hace que el parto se complique y que el bebé termine por producirles una lesión entre la vagina y el recto y la vejiga que las condena al sufrimiento perpetuo, la incontinencia y el estigma social.

Mujeres que están siempre acompañadas de un olor a orines y heces, ya que no controlan sus esfínteres, que la gente asocia en Etiopía con una maldición. Como consecuencia, las jóvenes son estigmatizadas y rechazadas en sus comunidades, por lo que terminan suicidándose o mendigando en las calles.

Compromiso

Becky Kiser, estadounidense, que se dedica a la venta de productos de belleza, se sintió tan conmovida por esta situación, que hace cinco años decidió que tenía que hacer algo.

Creó la organización asociación Women for women, con la que dio vida al hogar Trampled Rose, en el que rescata a las mujeres de las calles y las acoge hasta que son operadas. Ya que en la mayoría de los casos la fístula se puede enmendar y ellas son capaces de volver a llevar una vida normal.

A raíz de los dos reportajes que publiqué en este blog sobre la lucha de Becky Kiser, algunos lectores de este blog se sintieron tan conmovidos y motivados que decidieron juntar dinero y hacérselo llegar a Women for women, ya que necesita fondos para abrir nuevos centro de acogida que ayuden a más víctimas de la fístula.

Gratitud

Pero la generosidad y solidaridad de quienes participáis en Viaje a la guerra no se quedó allí. Gracias a vuestro esfuerzo, Becky Kiser viene ahora a España, donde dará una conferencia el próximo día 11 en la Universidad Autónoma de Madrid para difundir su labor. Lo que sé, por experiencias similares que he tenido con Urmi Basu de la India, es que será el punto de partida de nuevos apoyo.

Desde aquí, sólo puedo daros las gracias y manifestar toda mi admiración por el compromiso activo y la voluntad de transformar la realidad a través de un proyecto serio, ambicioso, que ya ha alcanzado excelentes resultados.

Como decía al principio, es para mí una razón de enorme orgullo y satisfacción.