Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Cinco años desde que Bush “ganara” la guerra en Irak

Hoy se cumplen cinco años del día en que George W. Bush, que se salvó de pelear en Vietnam gracias a los contactos de su familia, aterrizó vestido de piloto en la cubierta del buque USS Lincoln para dirigirse al mundo bajo una pancarta en la que se leían las palabras: “Mission Accomplished”.

En aquel momento Bush pensaba que con poner al frente del Ejecutivo iraquí al corrupto lobista Ahmed Chalabi, y dejando unas 20 mil militares en tierra, el asunto estaría resuelto.

Otro país democratizado por proceso express, y servil hasta la última gota de petróleo, para agregar a la lista de los que pensaba «liberar» en su cruzada personal: la Guerra Global contra el Terror.

De aquel discurso, que pasará a la historia universal de la infamia y la estupidez, vale la pena rescatar un párrafo:

Al vencer a la Alemania nazi y al Imperio japonés, las fuerzas aliadas destruyen ciudades enteras, mientras que los enemigos que empezaron el conflicto permanecieron seguros hasta el final. El poder militar fue empleado para terminar con un régimen destruyendo una nación. Hoy tenemos mayor poder para liberar a una nación quebrando a un régimen peligroso y agresivo. Con las nuevas tácticas y las armas de precisión, podemos alcanzar objetivos militares sin dirigir la violencia hacia los civiles…

Como bien menciona Juan Cole, si tomamos en cuenta que más de 200 mil iraquíes han muerto hasta hoy, que ciudades como Faluya han sido reducidas a escombros igual que la mismísima Dresden, comprobamos que este es el pasaje más premonitoriamente perverso e ineficiente de todo lo que dijo aquel 1 de mayo de 2003.

Abril, el mes más sangriento

Abril ha sido el mes más sangriento para los EEUU desde 2007, con 50 soldados muertos. Pero también para los iraquíes, 1.745 civiles fallecidos, debido no sólo a los atentados suicidas sino a los ataques de los últimos días en Ciudad Sadr.

En el enfrentamiento que tuvo lugar ayer, como si se tratase del Tsahal, los comandantes de EEUU achacaron la culpa a la insurgencia, ya que dicen que usó a la población local a modo de “escudos humanos”.

Pero en realidad se trató de una lucha frontal con las milicias, según explica la CNN. Una lucha a la que los soldados norteamericanos respondieron de manera brutal y desesperada lanzando misiles que mataron a mujeres, ancianos y niños en ese miserable distrito de Baghdad, que cuenta con 2,5 millones de habitantes, y en el que desde marzo han perdido la vida 925 personas.

Una larga lista de despropósitos

A esta orgía de sangre, mentiras y despropósitos hay que sumarle el esperpéntico espectáculo de Abu Ghraib, la aceptación legal de la tortura «waterboarding» por parte de EEUU, los vuelos secretos de la CIA y Guantánamo.

También se deben mencionar los casi dos millones de refugiados iraquíes, que no terminaron en EEUU sino en países vecinos como Jordania y Siria, que son los que llevan la carga de brindar atención a estas personas.

Hace una semana, en relación a los piratas, reflexionábamos sobre cómo los estados fallidos contribuyen a incrementar la inseguridad en el mundo. Si observamos la lista de estados fallidos de 2007 de Foreign Policy, en los primeros puestos se encuentran tres países en los que la mano de Bush actuó directamente: Irak, Afganistán y Somalia.

Un mundo menos seguro

Y el último error garrafal de la administración Bush, señalado por Daniel Kroslak en el Herald Tribune, ha sido incluir en su lista de grupos terroristas – algún día se tendría que crear también un ranking de Estados que difunden el terror – a la organización islámica al-Shabaab, cuyos miembros pertenecen al clan somalí hawiye, que controla Mogadiscio.

Justamente en el momento en que el primer ministro de Somalia, Nur Hassan Hussein, ha puesto en marcha una oferta de diálogo con todos los grupos del país para tratar de pacificarlo.

Propuesta que incluye a al-Shabaab, pero que podría verse complicada debido al veto de EEUU, y que parece ser hoy la única viable para terminar con el caos que ha generado 750 mil desplazados internos en los últimos 15 meses, y que tiene al borde de la hambruna, y casi sin posibilidad de ayuda humanitaria, a 2,5 millones de personas.

Si el día en que, tras el atentado contra las Torres Gemelas, Bush se quedó rumiando en silencio sus ideas frente a una clase llena de niños, pensó que sería la oportunidad para crear un planeta más seguro – además de hacer menos pobres a sus amigos empresarios neoconservadores – lo cierto es, cuando abandone la Casa Blanca en enero de 2009, habrá dejado a sus espaldas un legado de destrucción y muerte que, en el corto plazo, parece imposible de revertir.

Charles Taylor y la gran mentira de la justicia universal

Converso con un buen amigo, al que admiro profundamente, experto en Relaciones Internacionales y en Derechos Humanos. Hablamos del juicio a Charles Taylor, cómplice e instigador de la cruel guerra por los diamantes de Sierra Leona que, entre los años 1991 y 2000, costó la vida a casi 200 mil personas, y que indujo a la mutilación y la violación de millones.

El tribunal penal para Sierra Leona sigue la estela de los creados para la ex Yugoslavia y para Ruanda. Personalmente celebro que Charles Taylor sea juzgado, pero siento una gran perplejidad ante la parcialidad de la justicia internacional, que sólo parece actuar contra los dictadores caídos en desgracia como Slobodan Milosevic o Saddam Hussein.

“La justicia internacional compró los vicios de la justicia doméstica. Y entre ellos, su selectividad. Su incapacidad de hacer frente al más poderoso. Su habilidad para atrapar sólo a los peces más pequeños, y dejar pasar a los gordos. Es un tema de poder, en el orden interno y en el orden internacional”, me explica mi amigo.

Le pregunto por qué no se ha juzgado a Henry Kissinger, cuyos crímenes de lesa humanidad ya he descrito de forma exhaustiva en este blog. ¿Por qué la justicia belga no pudo procesar a Ariel Sharón por las matanzas de Sabra y Chatila?

Le pregunto si existe la posibilidad de que algún día veamos en el banquillo a George Bush por la invasión de Afganistán y las mentiras y engaños que ya han provocado medio millón de muertos en Irak.

Y a Ehud Olmert por responder de forma sobredimensionada y brutal al secuestro de dos soldados hebreos por parte de Hezbolá en julio de 2006. Por atacar deliberadamente objetivos civiles, violando la Convención de Ginebra, como en Qaná.

La misma clase de castigo colectivo que aún hoy aplica en Gaza, donde el millón y medio de habitantes – incluidos mujeres, niños, cristianos, extranjeros -, sufren los cortes de luz, los bombardeos, la falta de medicina, de gasolina, de alimentos, porque algunos comandos de la Yihad Islámica insisten en tirar misiles Kassam.

Le pregunto a mi amigo por qué hay víctimas cuyo sufrimiento merece ser resarcido y valorado, mientras que hay otras cuyas penurias parecen invisibles a los ojos de la ley. Y sus respuestas me iluminan.

Continúa…

Ver para creer: Bush en las favelas

Lo primero que el presidente Bush ha visto esta mañana al levantarse y caminar hasta la ventana ha sido una favela. Porque el hotel en el que está alojado en la ciudad de Sao Paulo, el Hilton Morumbi, se erige magnífico, refulgente, en medio de un lóbrego mar de barrios de chabolas. Todo un símbolo de las diferencias sociales que asolan a este país desde su orígenes, y que tan íntima relación tienen con la violencia.

Las favelas crecen, avanzan, mutan, con la misma voracidad que tienen sus moradores de progresar, de encontrarse lo más cerca posible de los centros de poder. Tanto es así que parte de la favela de Espraiada, una de las que rodea el hotel Hilton, había reptado hasta la puerta misma del edificio en cuya última planta se ha parapetado Bush.

La policía evacuó esta semana todas las casetas que estaban allí, a pocos metros del hotel Hilton, por motivos de seguridad. Curioso destino el de María da Cruz, una vendedora ambulante que vivía en una de esas miserables chabolas desde hace 16 años: la visita del presidente de EEUU la ha dejado en la calle junto a sus dos hijos. Su testimonio ha ocupado los telediarios brasileros durante los últimos días, sin ninguna denuncia en concreto, pero sí con cierta incomodidad.

El programa de Bush aquí en Brasil incluye hoy la visita a Meninos de Morumbi, un proyecto para niños de origen humilde situado en la favela Paraisópolis. Nada original. Cada líder extranjero que pasa por Sao Paulo termina en la sede de esta ONG viendo cómo los pequeños desfavorecidos cantan y bailan para entretener al visitante. Es la «organización oficial» para dar un perfil social a toda visita política. Por su edificio han pasado Colin Powell, Bill Clinton…

Dicen aquí que Bush está realizando esta visita mejor tarde que nunca, porque siente que Hugo Chávez le está ganando la partida ideológica en el continente. Dicen que la obsesión del presidente de EEUU con Oriente Próximo lo distrajo de América Latina y sus problemas, lo que permitió el avance de su par venezolano, que ha aprovechado su retórica social y su poder derivado del petróleo (que justamente le compra EEUU), para afianzar cierta posición de liderazgo en la región.

Bush viene a la reconquista de América Latina. Lula parece dispuesto a desmarcarse de Chávez siempre y cuando EEUU termine con las trabas comerciales para la exportación de etanol brasilero.

Desde hace décadas, Brasil mueve sus vehículos, ocho de cada diez, con etanol, un combustible derivado de la caña de azúcar y que tiene un menor impacto en el medio ambiente. Por esta razón, a pesar de los atascos, el aire de sus ciudades aún resulta respirable (eso sí, tiene un sutil aroma afrutado).

Ahora que el mundo habla del cambio climático, Lula sabe que tiene una excelente oportunidad para exportar esta tecnología, ya que, inexplicablemente, pocos países la han replicado. (Esto podría generar dos reflexiones: la escasa capacidad comercial para proyectar sus logros de las naciones periféricas, o el enorme poder del lobby petrolífero. O ambas).

Chávez, del que tanto se mofa la derecha española y al que constantemente subestima, se ha movido rápidamente para firmar un acuerdo comercial con Argentina también relacionado con los combustibles, aunque fósiles. Y encabezará un acto en Buenos Aires contra Bush en compañía de las Madres de Plaza de Mayo.

Bush en las favelas. Chávez luchado contra él por la hegemonía económica e ideológica en el subcontinente. Ver para creer…

………………………

Agregado a las 11:52 hora de Brasil: Bush y Lula acaban de dar un discurso frente a la planta de Petrobras donde se produce el etanol. Dicen que han firmado un «acuerdo histórico» de cooperación. Según Lula, esto permitirá no sólo luchar contra el cambio climático, sino que permitirá una distribución de la renta hacia países en desarrollo en América Central, América del Sur y África, que producen la caña de azúcar para el etanol. Se alabó a sí mismo al explicar que todo comenzó en el 2005, cuando convenció a Bush durante un almuerzo de la importancia del etanol como combustible del futuro.

Bush, por su parte, afirmó que desea desarrollar, en cooperación con Brasil, etanol procedente del maíz, de la soja, y puso el énfasis en que sería un motor para el progreso de América Central. Aseguró que EEUU reducirá su consumo de combustibles fósiles en un 20% en la próxima década. E invitó a China e India a seguir un camino similar y orientar sus vehículos hacia los biocombustibles.

Una vez más, escuchar estas palabras de una administración que negaba el calentamiento global, que se embarcó en una guerra infame para controlar las fuentes de petróleo… ver para creer.

Eso sí, Bush ha dicho que, por ahora, EEUU no terminará no con los aranceles ni con los subsidios que impiden que el etanol de Brasil ingrese a sus mercados de forma competitiva. Una vez más, la dualidad de las naciones ricas, que protegen sin pruritos ciertos sectores económicos, cuya liberalización podría beneficiar enormemente de los países pobres, mientras que dicen fomentar el libre mercado.