Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Aniversario del AK-47, un arma demasiado fácil de conseguir

Si hablamos de armas de destrucción masiva, dejando a un lado las poses maniqueas y las manipulaciones políticas, lo cierto es que el AK-47 debería figurar en los primeros puestos de las lista. Es difícil estimar cuántas personas han muerto debido a la acción de este fusil semiautomático, pero no resulta descabellado afirmar que se cuentan por millones.

En el mundo circulan 640 millones de armas ligeras. Cada año se fabrican 16.000 millones de balas: 2 por cada hombre, mujer, niña y niño del planeta. Las armas ligeras matan a una persona cada seis segundos.

Al contar con escaso control de los gobiernos, que prefieren anteponer el afán de negocio al respeto por los derechos humanos, se consiguen con suma facilidad, lo que indudablemente nos aleja de ese mundo más seguro que afirman querer alcanzar líderes como George Bush, obsesionado con las armas de destrucción masiva, pero testarudo e indiferente cuando Naciones Unidas intenta crear una legislación internacional que regule el comercio de armas ligeras, o cuando los ciudadanos levantamos nuestra voz, gracias al trabajo de campañas como Armas Bajo Control, para que de una vez por todas terminemos con el silencio y la connivencia que rodea a este infame comercio.

En algunos de países de África que he fatigado para escribir Viaje a la guerra, conseguir un AK-47 resulta sencillo y barato. Se puede cambiar por unas pocas gallinas. Y, dado el elevado número creciente de fusiles, su precio sigue bajando. En buena medida, esta superabundacia de armas es consecuencia no sólo del comercio ilegal sino de la guerras. Cuando se firman los tratados de paz, y los ejércitos dejan de enfrentarse, las armas continúan presentes, condicionando la realidad con su perverso lenguaje.

Los túneles de Gaza

En Gaza, debido al bloqueo del gobierno israelí, muchas veces faltan alimentos, medicinas, combustibles. Pero si quieres comprar un AK-47 no tendrás problema alguno. Eso sí, pagarás uno de los precios más altos posibles: 300 euros. Mientras que en África se llegan a adquirir por entre 30 y 50 euros, según los testimonios que he conseguido.

En un reportaje que realicé el año pasado para Interviú, cuento cómo entré en uno de esos túneles que sirven para transportar las armas desde Egipto. Los jóvenes, desempleados, sin futuro, se juegan la vida debajo de las arenas del desierto para que las armas puedan llegar. Hay conductos subterráneos de varios kilómetros de largo.

Los equipos suelen tardar meses en construirlos. Cada uno tiene una tarea fija: cavar, retirar los escombros, mantener en marcha el motor con el que se sacan los cubos a la superficie. La sensación al recorrer estos túneles es de asfixia y opresión.

La recompensa que reciben es un porcentaje proporcional de las ventas de las armas. La estrategia del ejército egipcio de inyectar gas venenoso en los túneles, ha terminado con la vida de al menos una docena de excavadores en la última década.

Continúa…