Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Once años de guerra y un millón de niños hambrientos en Afganistán

“Los EEUU anuncian a bombo y platillo que han invertido 300 mil millones de dólares en Afganistán”, nos dice el legendario periodista británico Peter Jouvenal, que entre otros muchos méritos puede decir que fundó Frontline y entrevistó junto a Peter Bergen a Bin Laden para la CNN. “Ese dinero se ha ido principalmente a mantener la infraestructura de los americanos, a bases como la que ustedes han estado, Kandahar. No ha llegado a la gente”, sostiene.

Niño afgano que se encuentra con patrulla a pie de soldados de la 82 Aerotransportada en el valle del Tagab (Foto: Hernán Zin).

Es cierto que apenas dos días antes de volver a Kabul y alojarnos en la Gandamack Lodge, propiedad del mismo Jouvenal, habíamos estado en la base de Kandahar, llamada oficialmente Kandahar Air Field, y conocida, por esa costumbre castrense de hablar más en siglas y acrónimos que en cristiano, como KAF.

Al caminar por KAF durante la noche, mientras no dejan de despegar los F16, los drones y los helicópteros Chinook, Black Hawk, Apache – y tú te preguntas cómo consigue alguien dormir con semejante estruendo que no para hasta la madrugada – se tiene la impresión de que lo que allí de ningún modo ha faltado es dinero.

Se trata de una ciudad estadounidense, no en su versión más impoluta y prístina sino en lo que podríamos llamar un modelo Mad Max, pero una ciudad estadounidense al fin y al cabo, allí en medio de Kandahar, de la antigua Alejandría de Aracosia, y lo que es más extraordinario aún, en medio del desierto.

Niños víctimas de explotación laboral que fabrican ladrillos en el sur de Afganistán (Foto: Hernán Zin)

En versión Mad Max porque las grandes camionetas Ford F150 no llevan matrícula, aunque sí se detienen en los pasos de cebra para dejar pasar a los soldados y contratistas que desde que cae el sol deben llevar una cinta reflectante alrededor de la cintura o el pecho (a medida que pasan los días y que se multiplican los casos de soldados afganos que matan a sus pares occidentales, en lo que se conoce como en la jerga como green on blue, aumenta el nivel de alarma en KAF y más militares salen a pasear, cenar o hacer deporte, con sus fusiles y pistolas a cuesta).

Apaga el aire

Casas, iglesias, supermercados, comedores, gimnasio, tiendas, que se encuentran no en edificios con estructuras de hormigón sino en conjuntos de contenedores con ventanas y puertas y en casas prefabricadas. Todos, siempre y a cada instante, enfriados por un ejército de aires acondicionados cuyo estruendoso funcionar logra opacar por momentos el ruido procedente de la pista de aterrizaje de KAF.

Aquí y allá, por toda la base, y por todas las bases de EEUU en Afganistán, grandes pilas de botellas de agua, que yacen sin coste alguno, para que quien quiera pueda coger una y beberla. Montañas de líquido y plástico que te sorprenden en cada esquina y que garantizan de que en tu misión en e Hindu Kush podrás morir de cualquier cosa menos de sed.

A esas horas, decenas de hombres y mujeres se dirigen al centro de la base, al que llaman Boardwalk. Un paseo que tiene librerías, peluquerías y restaurantes tan célebres como Friday’s, y en cuyo centro hay campos de fútbol, hockey y baloncesto, y mesas de madera para cenar bajo la luz de las estrellas (que, por cierto, resplandecen en el cielo del desierto con absoluta rotundidad).

Robots vs burros

Más surrealista parece KAF cuando finalmente sales en patrulla con las fuerzas de EEUU y descubres que en los pueblos de Kandahar la gente sigue viviendo en casas de adobe, sin electricidad ni agua corriente.

Cuando te dicen que no puedes ir en determinado blindado porque en su interior hay ingenios tecnológicos de millones de dólares que cuya fisonomía no puede ser de conocimiento público pues eso beneficiaría al enemigo. Ese blindado que observas desde la ventanilla del tuyo del mismo modo en que los niños harapientos, con la cara llena de mocos y despeinados, lo observan al pasar desde sus casas, ya sin saludar como sí hacían una década.

Cuando vuelves a Madrid y descubres un informe respaldado por la ONU que sostiene que más de un millón de niños en Afganistán pasa hambre. Y que la mayoría de esos niños se encuentra en la provincias del sur de Afganistán: Helmand y Kandahar.

7 comentarios

  1. Dice ser Ananda

    Somos capaces de enviar naves de exploración a Marte, a 55 millones de Kilómetros de distancia, pero incapaces de enviar alimentos aquí al lado, a África…

    No es verdad eso que se dice de que «no hay dinero» ¡Claro que lo hay! Lo que sucede es que los que lo tienen, y acaparan en exclusiva, deciden gastarlo sólo en aquello que les interesa… ¡Poder!

    ¡Un cordial saludo!

    07 septiembre 2012 | 12:27

  2. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Como ha dicho Ananda dinero hay de sobras pero lo tienen acaparado los que tienen yates Ferraris y esa clas de mansiones superlujosas que a cada dos por tres nos enseñan en la TV para hacernos cabrear a lo que ni trabajo tenemos y no lo digo por mi que ya esty jubilado gozaqndo de una explendida pensión de ochocientos euros la cuarta parte de un politico que haya estado en funciones un año , lo digo por los hijos , uno con cuatro niños y otro solteroo con más de cuarenta años al que he de mantener a la vez que ayudo a los otros . En fin si me pongo a esplicar , no tengo bastante con tres horas, pero dinero hay de sobras solo hay que hacerselo sacar a esos espabilaos.

    Clica sobre mi nombre

    07 septiembre 2012 | 17:23

  3. Dice ser Mutis!

    @Ananda

    Pues mándales dinero para que coman los niños africanos que pasan hambre, si tanto te preocupa. Eso sí, cuidado porque puede llegar a caerles pesado. Y eso suponiendo que el dictador bananero de turno no lo intercepte en el camino, claro.

    08 septiembre 2012 | 03:02

  4. Dice ser Pepe22

    Esa elegante ironía marca de la casa. Gran Artículo Zin, como siempre. PP22

    08 septiembre 2012 | 09:57

  5. Dice ser Ananda

    @Mutis!

    Efectivamente, me preocupa. Y como me preocupa de verdad, llevo más de 20 años enviando dinero a través de dos organizaciones: Unicef y Medicos sin Fronteras (con ésta última he sido voluntario en mi ciudad)

    El cinismo no ayuda. Y a los dictadores bananeros de turno no los ponen los niños que pasan hambre, los ponen los intereses, a menudo, extranjeros.

    10 septiembre 2012 | 18:19

  6. Dice ser Lapicera

    Si algún niño o niña pueda salir de esa pobreza…harto difícil, harto complicado….y consiguiese estudiar, tener esperanza definitivamente…que sentimientos le inspirarian la invasión yankie? si una cuarta parte (o menos) de la inversión militar se fuera para educación, acción social…cuanto sufrimiento se evitaría, cuanto futuro por venir…pero claro, eso no interesa..Realmente les importa una mierda si los niños van con mocos o muertos de hambre.

    11 septiembre 2012 | 09:07

Los comentarios están cerrados.