Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Enrique Meneses, el periodismo como pasión

Darle la mano a Enrique Meneses, sentarse a su lado y escucharlo hablar equivale a emprender una suerte de viaje. Sobre todo si la conversación tiene lugar entre las pilas de libros, fotografías, cuadros y recuerdos de travesías por África y Oriente Próximo que se congregan en su piso de la calle Herrera Oria de Madrid.

Un periplo hacia algunos de los principales acontecimientos del siglo XX de la mano de un testigo de excepción, que estuvo allí, en primera persona, para retratarlos con su cámara. Pero lo que es más valioso aún, un viaje a la esencia misma de este oficio: la pasión por salir a la calle, por fatigar las fronteras del mundo en el caso de Enrique, y contar historias.

“En la película de Benicio del Toro el que decía la frase era el Che Guevara, pero en realidad quien la dijo fue Camilo Cienfuegos”, sentencia sin pedantería, con la naturalidad de quien anduvo junto a los guerrilleros bajados del Granma en Sierra Maestra. “Yo dormía en una hamaca debajo de Fidel Castro, que me despertaba en mitad de la noche para preguntarme por las nacionalizaciones de Nasser. Gallego, cuéntame de Egipto, me decía. Un tema que le interesaba mucho”.

Recuerda que en aquellos tiempos el plástico era un invento reciente, al igual que el transistor, y que no se había llevado uno para protegerse de la tediosa lluvia. La figura de Castro, que fumaba a todas horas y que estaba suspendida sobre él en otra hamaca, era la única protección que tenía del agua.

De guerras y personajes ilustres

Y así sigue, saltando de tema en tema, con una memoria prodigiosa para los nombres, para los detalles. Un viaje, en este sentido, minucioso, vivo. De Camerún a la Siria de la República Árabe Unida, y del Egipto de la guerra del Sinaí a la marcha por el trabajo y la libertad de los afroamericanos hacia Washington encabezada por Martin Luther King (un reportaje que la revista Blanco y Negro tituló muy a su pesar «Amanecer negro sobre Washington»).

Los personajes históricos a los que conoció y retrató van más allá de Fidel Castro y el Che Guevara: el presidente egipcio Gamal Nasser, el rey Hussein de Jordania, el rey Faissal de Arabia Saudí, el Dalai Lama, el sha de Irán Mohammad Reza Pahlevi, su tercera mujer Farah Diba, Salvador Dalí, Martín Luther King, Mohammed Alí, Paul Newman.

A aquel legendario viaje que realizó desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo, y vuelta a El Cairo en 1953, le siguieron numerosas coberturas para medios que marcaron el conocimiento de generaciones como Life o Paris Match: la guerra de Rhodesia, de Angola, de la independencia de Bangladesh, el asedio de Sarajevo.

Resumir sesenta años de carrera de un reportero no es fácil. Quizás resaltar su puesto al frente de Playboy, la serie “Robinson en África” para TVE – un recorrido de 20 mil kilómetros, 112 días y 11 países con sus hijas Bárbara y Anne Isdabelle, de 15 y 14 años, de protagonistas – y su vasta obra escrita que comienza con aquel “Fidel Castro” (Ed. Afrodisio Aguado, 1966) y termina con “Hasta Aquí Hemos Llegado” (Ediciones del Viento, 2006).

No me llames maestro

Conocí a Enrique por primera vez hace unos años, en una conferencia que dimos junto a Alfonso Bauluz en la facultad de periodismo de la Universidad Complutense.

“Maestro”, le dije al estrecharle la mano, sin saber que me adentraba en el primero de los viajes que emprendería a través de su palabra y sus recuerdos. “No me llames maestro”, me respondió tan cordial como terminante, dando muestras así no sólo de cercanía, sino de que la pasión por contar historias de este periodista de 81 años sigue tan latente en su interior que siente rechazo a que lo idolatren, a que lo pongan en un pedestal y lo aparten del día a día de la información que analiza y desmenuza en su blog.

Desde aquel encuentro debo confesar que Enrique es el periodista de otras generaciones con el que más me identifico. Por eso, cuando Marta Molina me llamó para ofrecerme una entrevista conjunta para la revista Periodistas de la FAPE, para la sección llamada justamente “Dos generaciones”, no dudé un instante en decir que sí.

Elogio de la pasión

Y ayer, otra vez Enrique, en una nueva inmersión en tiempos pretéritos, me confirmó que es un espejo en el que me veo fielmente reflejado e inspirado. Sus anécdotas sobre las estratagemas para colarse en tal o cual país africano, son idénticas a las que sigo hoy: la sonrisa constante, las fotos del Barcelona (en su caso, del Espanyol), la creatividad para superar las barreras artificiales que dividen nuestro mundo, para llegar a la persona que se pretende entrevistar.

Asimismo la necesidad imperiosa de estar, de salir a contar historias, sin preocuparse demasiado en cómo se pagarán las cuentas al volver, pues lo importante es estar en el terreno. Es lo que nos justifica, nuestra razón de ser. El cariño por este maravilloso oficio por encima de cualquier otra consideración. Y es lo que transmite de manera enfática a cada joven periodista que se le pone en el camino: coge un avión, vete, no pienses en una hipoteca, en ser un funcionario, en tener novia, sé un aventurero.

En este sentido, también me gusta escuchar a Enrique porque no cae en el lamento cansino, en el llanto y el tango irritante, con respecto a los cambios en la profesión. Los considera momentos extraordinarios, en los que están desapareciendo los intermediarios – los editores que te titulan los reportajes con engendros como «Amanecer negro sobre Washington», o las agencias que le cobran comisiones por vender sus fotos – y en los que los reporteros cada vez podemos establecer un diálogo más directo con los lectores. Una era riquísima en información, en oportunidades.

En definitiva, no importa si es con Olivetti, con ordenador, con cámara de vídeo o de fotos; si desaparecen los periódicos impresos o si terminamos comunicándonos sólo a través de tabletas digitales y teléfonos inteligentes; lo que prima es el deseo irrefrenable por viajar, por estar con la gente y contar sus historias. La pasión por el periodismo.

18 comentarios

  1. Dice ser maria

    que vida tan plena e interesante

    12 mayo 2011 | 18:56

  2. del estilo que ya no se ve

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    12 mayo 2011 | 21:23

  3. Dice ser Catalina

    Muy interesante. Una vida apasionante…….., me gusta eso de no a la hipoteca, etc. ¡Que gran riqueza ser libre¡

    12 mayo 2011 | 23:33

  4. Admiro mucho a Enrique Meneses, aunque disiento de algunas de sus opiniones políticas. Su determinación y exactamente la pasión por su trabajo de ponerlo antes del simple hecho de sobrevivir al que nos arrastra la sociedad. Lo hace un sujeto (en el sentido ontológico) de lo más completo y digno de admirar.

    Que suerte poder tener una conversación con él. Excelente post.

    13 mayo 2011 | 02:58

  5. Dice ser Nat

    ¡Increíble vida y gran persona!

    13 mayo 2011 | 11:23

  6. Dice ser Iván

    Impresionante 😉

    13 mayo 2011 | 15:52

  7. Dice ser Sabrina

    maravilloso… me quedo con «coge un avion, vete, no pienses en una hipoteca, en ser un funcionario, en tener novia, sé un aventurero»

    13 mayo 2011 | 18:28

  8. Dice ser momo

    un abrazo y felisssss domingo

    15 mayo 2011 | 10:20

  9. Dice ser cj

    me ha encantado esta entrada, y encima he descubierto a Enrique Meneses y su blog, qué maravilla!
    gracias

    15 mayo 2011 | 18:04

  10. Dice ser Javier

    Genial, una vida apasionante y dos ejemplos, dos generaciones, para seguir!

    Suerte y abrazo!

    16 mayo 2011 | 23:49

  11. Dice ser Kimberly

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    21 mayo 2011 | 14:25

  12. Dice ser Camila

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  13. Dice ser Carmen F.

    Qué hombre tan admirable… y qué vida tan intensa y fructífera… debe ser un honor para ti, HZ, compartir momentos y palabras con gente así… debe ser una de las muchas gratificaciones que te da este trabajo… todo un maestro y un referente, sin duda…

    Saludos.

    PD: HZ, has aumentado de peso? (qué tacto y sutileza la mía)… te vendrá bien ir unos días a África… es broma!! 😉

    06 junio 2011 | 14:29

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