Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

El teatro de los niños de la guerra

Regreso al hogar de tránsito para menores soldados que están en proceso de abandonar los grupos armados que asolan el este del Congo. Poco a poco voy conociendo algunos de sus nombres. Por contrapartida, ellos se van acostumbrando a mi presencia.

Una vez más, como me sucede en esta parte de África, he dejado de ser Hernán para pasar a llamarme muzungu. “Yambo muzungu”, me saludan al entrar. “Sácame una foto muzungu”, me piden en francés.

La mayoría son amables, simpáticos. Resulta sencillo olvidar la lóbrega realidad de la que acaban de salir. Pero cuando rompe una discusión a gritos o una pelea, asoma de nuevo la sombra de lo que han sido, del horror que han vivido, y de las atrocidades que quizás muchos de ellos hayan cometido.

Lo mismo que cuando Bernard, el conductor del taxi que empleo en Bukavu, me sugiere antes de entrar que tenga cuidado, que los jóvenes son voleurs. O cuando las autoridades del centro me ofrecen una oficina con llave para dejar las cámaras.

Seguramente será parte de lo que han mamado en las milicias, que no viven más que del pillaje, y también el estigma, el prejuicio, que cargarán en sus comunidades durante largo tiempo, así hayan logrado reconducir sus vidas y buscar un nuevo rumbo. Las caras contrapuestas de su realidad.

Actuar para superar

Hoy, después de clases, han organizado una obra de teatro sobre niños soldados. Una forma, según me explica Gerome, uno de los coordinadores, de verse a sí mismos, de comprender el universo que acaban de abandonar, y de desarrollar su capacidad creativa.

La obra resulta fidedigna, realista, no sólo por los atuendos que usan los jóvenes, por las armas que se han fabricado, por los golpes que dan con maderas para simular los disparos, sino por la trama, que comienza con los deseos de un comandante local de hacerse con el poder, para lo cual empieza a reclutar a niños soldados.

Después muestra las distintas formas en que captan a los menores. Desde niños de familias desestructuradas, de la calle, hasta jóvenes que secuestran de escuelas. Lo que viene a continuación es el maltrato, la vejación, para domesticarlos, para hacerlos a la disciplina del grupo. Y las promesas que nunca se cumplen.

“Las milicias quieren niños soldados porque no les pagan, porque no protestan”, me explica Gerome. Se estima que en la República Democrática del Congo hay 30 mil menores armados.

Los gestos, los gritos, la manera en la que mueven las armas, resuenan a esos niños soldados que te encuentras en un puesto de control en la carretera y que pueden hacer pasar un momento angustioso, porque, al menos en mi experiencia, nada hay más impredecible y difícil de afrontar en un conflicto armado que un joven con un arma.

Al mismo tiempo no sólo los presenta como victimarios, sino también como lo que principalmente son: víctimas de las mentiras, del engaño, de la corrupción, de la cultura de la violencia, de las ambiciones de poder (en la obra se mencionan tanto la intervención extranjera como el expolio de los recursos naturales del Congo).

Chavales que por momentos parecen que estuvieran jugando a la guerra en el patio de una escuela, y que por otros son verdaderos niños soldados. Una vez más, las dos caras de la moneda del destino que les ha tocado y del que quizás por primera vez puedan empezar a ser artífices.

13 comentarios

  1. Dice ser Hernán Zin

    Dolorosa cuestión la de los niños soldados. Y también, por lo que veo por los comentarios de ayer, para algunos polémica.Al ver el pontencial que tienen para expresarse, para cantar – que lo hacía sobre la obra – no me cabe duda de que en otras condiciones hubiesen tenido una vida absolutamente distinta.Lo que hay que preguntarse es quién ha creado y crea las condiciones que hacen que haya niños que terminan en los ejércitos.Y esa no es una pregunta de respuesta sencilla cuando se trata del Congo: desde la brutal colonización belga, que dejó 10 millones de muertos, pasando por el cleptómano Mobutu – sustentado por Occidente durante la guerra fría -, hasta las dos guerras del Congo, en las que Ruanda y Uganda se lanzaron al expolio de las riquezas de este país, son tantos los sucesos, tan complejos de analizar, que no pueden llevar a una respuesta en blanco y negro…De la bibliografía con la que he preparado el viaje, destaco un libro, muy interesante y riguroso: «The Congo Wars. Conflict, Myth and Reality», del Thomas Turner. Quizás en exceso académico, pero sí alejado de todo cliché.Cordiales saludos!! HZ

    07 agosto 2008 | 23:44

  2. Dice ser Johana

    hernan realmente te elicito se nota que sos una brillante persona por dentro al interesarte por esta parte oscura de la vida que casi todo el mundo da la espalda mas alla de tu profesion es admirable hasta donde llegas para conocer, podrias hacer un articulo sobre las focas que matan por diversion en canada, los elefantes en africa cuando les arrancan los cuernos y los dejan desangrandose son tambien cosas muy tristes de las cuales nadie hace ni habla nada bueno mi total respeto y admiracion un saludo

    08 agosto 2008 | 05:51

  3. Dice ser Mayté

    Hola Muzungu!!Historias como estas parecen de ficción, sin embargo son tan reales como dolorosas, el quitarle la niñez a cualquier ser humano, independientemente de su etnia, y ubicación geográfica, todos somos personas, que compartimos y vivimos en este planeta, tan pequeño y a la vez tan aislados unos de otros; confío que esos peques tengan la suficiente resiliencia para salir adelante, y como ya lo hemos visto en innumerables ocasiones, ellos nos dan testimonio de valentía y determinación.Te envío un fuerte abrazo, y ánimo!!Mayté

    08 agosto 2008 | 05:52

  4. Dice ser Arantxa

    Buenos días muzungu!!!!!Como siempre nos deleitas con las realidades más crudas y los testimonios más atroces, no obstante, es increíble tu capacidad de trabajo y la labor que desempeñas por hacernos llegar esas voces olvidadas. Gracias por mostrarnos esta ventana hacia un mundo a veces largamente desconocido!!!!Saludos,Arantxa

    08 agosto 2008 | 08:50

  5. Dice ser Illimani

    Buenos días,terrible realidad la de estos niños que deberían estar jugando, estudiando y labrándose un futuro. Toda una generación perdida por la violencia y la brutalidad.En estos momentos me estoy leyendo un libro de Vicente Romero llamado «Donde anidan los ángeles», y en uno de los capítulos también trata el tema de la rehabilitación de estos niños, la terrible realidad que les ha tocado vivir, y el rechazo de la sociedad después de todo lo que les han obligado a hacer. También habla de cómo la comunidad internacional se queda en las palabras sin tomar medidas efectivas aplazando una y otra vez cualquier iniciativa al respecto.Me encanta tu blog, y sobre todo la posibilidad de ver una realidad que a menudo se muestra tan lejana. Gracias.

    08 agosto 2008 | 08:52

  6. Dice ser Adrià

    felicidades! descubri ayer tu blog y ya he leido casi todas las entradas. Es a la vez precioso y duro leerte pero lo haces muy bien.Aquí tienes otro lector más.

    08 agosto 2008 | 09:21

  7. Dice ser Silvia

    Hola Hernánque significa Muzungu?, (ese término no lo escuchaba desde hace muchos años, un amigo de mi padre solia llamarlo asi, y lo sentía muy afectuoso). Pasando a los niños del Congo seguramente es muy impresionante verlos actuando, sobre todo sabiendo que hasta hace poco esa actuación no era tal, sino un infierno real para ellos, ojalá que puedan superar esa etapa de sus vidas y puedan dejar atrás la violencia; lo bueno es que son jóvenes y que el hogar de transito les ofrece una oportunidad para salir del horror.

    08 agosto 2008 | 12:03

  8. Dice ser Hernán Zin

    Gracias Silvia. Muzungu – o mzungu – quiere decir en kiswahili, y en otros lenguajes bantúes, «hombre blanco».Un abrazo!! HZ

    08 agosto 2008 | 12:09

  9. Dice ser Hoteles Girona

    Yo tambien acabo de conocer este blog y es muy interesante a la vez que triste. Realmente estos temas son realmente horribles, demuestran la bajeza de la condicion humana… Creo que nadie se merece esto, y me parece muy bien que lo des a conocer. Felicidades Hernan!

    08 agosto 2008 | 13:15

  10. Dice ser itaka40

    Gracias Hernán, ¡animo para seguir contando lo que ves¡ siempre me he preguntado si tienen algún tipo de protección psicologica, ves muchas cosas dificiles de asimilar. Tal vez sea una pregunta muy personal, si es así…ni te molestes en contestar. ¡cuidate¡

    09 agosto 2008 | 08:36

  11. Dice ser chio

    gracias por lo que haces Hernan, un saludo desde Mexico, chio

    09 agosto 2008 | 09:12

  12. Dice ser Mónica

    Buenos días!A lo largo de mi trayectoria personal y profesional me he intersado por la realidad de los niños soldados, partiendo de un libro que creo se titulaba «Peter, el niño soldado» y la asistencia a una conferencia que Cruz Roja organizaba hace unos años en la que «presentaban» a Peter, un chaval joven ex-soldado oculto tras unas gafas de sol y una capucha para que no le pudieran reconocer. Yo también me preguntaba algo parecido a lo que tú planteas, ¿qué valor añadido puede ofrecer la infancia a los grupos militares frente a jóvenes o adultos? Pues bien, cuestiones como su gran agilidad física, su facilidad para la asunción de normas sin réplica ni cuestionamiento, su bajo coste, su posible desvinculación temprana de sus núcleos familiares y progresiva identificación de compañeros y jefes como su nueva familia creando dependencia afectiva y de supervivencia,…parece que son algunas de las cuestiones claves.Muchas gracias por mantenernos en contacto con la realidad.Un saludo. Mónica

    09 agosto 2008 | 14:46

  13. Dice ser sonrisa radiante

    Gracias por la referencia del libro se agradece.Esos niños soldados toda nuestra comprensión han vivido situaciones muy duras.Que hagan teatro lo veo muy positivo.ABRAZOS:S.R. 🙂

    10 agosto 2008 | 14:38

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