En la puerta de casa me encuentro a la misma mujer que cada tarde hurga en la basura en busca de papel y cartón. El contraste es brutal: la gente de este “barrio bien” de Buenos Aires, altiva, impoluta, que regresa cargada de bolsas de hacer las compras navideñas, o que parte hacia las infinitas cenas y fiestas que parecen sacudir cada esquina de la ciudad en esta época del año, mientras ella, desdentada, vestida con una camiseta manchada de sudor y un mugriento pantalón deportivo, se sumerge entre los desperdicios.
Se llama Alejandra. Tiene 32 años y nueve hijos. Vive en una caseta de chapa en la localidad de Tigre, que el pasado sábado se vino a bajo como consecuencia del temporal que asoló a esta parte del mundo. Al frente del carro que utiliza para trabajar, toma todos los días a primera hora de la tarde el tren de los cartoneros para venir aquí. Regresa a su hogar a las doce de la noche. En semanas prósperas como estas, en las que crece el consumo y, como consecuencia, el volumen de desperdicios que provocamos, llega a ganar unos 200 pesos (50 euros).
Converso con ella. Una vida dura, llena de renuncias y sinsabores. Tuvo su primer hijo a los catorce años. “¿Cómo vas a pasar las fiestas?”, le pregunto. “Trabajando, tenemos que levantar la caseta y, además, ahora tenemos a la Jessica, una boca más que alimentar”, me responde. “¿Jessica?”, quiero saber. “Era la hija de una vecina que se murió hace poco. Iban a mandar a la piba un orfanato, pero yo dije que no, pobrecita, y me la quedé. Ahora tengo diez hijos”.
En estas épocas en que, además de la concordia, las buenas intenciones y los reencuentros, imperan el consumo desaforado e insaciable, Alejandra resulta un contrapeso que me ayuda a no dejarme obnubilar por las luces y por el ruido, y a recordar que la mitad de la población mundial vive con menos de dos euros al día. O sea, peor aún que Alejandra, si es que algo así resulta posible.
La acompaño hacia la avenida en la que se encuentra con sus hijos, que vienen a trabajar con ella. Observo en la parte trasera de su carro las pilas de periódicos y cajas que ha sacado de las bolsas de basura. Entre ellas, las de mi casa. Me digo que ahí deben estar los borradores del libro que estoy escribiendo sobre Gaza y que ayer tiré. Ojalá pudiera decir que reparó en ellos, pero lo cierto es que deben haber pasado por sus manos de la misma forma mecánica, indiferente, con la que cada día pasan cientos de restos de papel y cartón.
A lo lejos, en la esquina siguiente, vislumbro a un grupo de niños rodeados de bolsas de plástico. «¿Son tus chicos?», le pregunto. «Sí», me dice y, acto seguido, sonríe.
Hernán: Aterricé sin pensarlo en tu blog.Historias como las de Yohana o Alejandra me movieron y con-movieron.Creo que es la hora de no quedarnos en tópicos sino de DAR…MOVERSE, HACER ALGO. A las puertas de un nuevo año, brindo contigo por todas esas personas que, con sus vidas, hacen realidad aquello de » TODO LO QUE NO SE DA SE PIERDE»! GRACIAS. Es maravilloso saber que alguien es VOZ DE LOS QUE NO TIENEN VOZ:un abrazo enorme desde Madrid. R.
29 diciembre 2006 | 21:01
Gracias Rox. Feliz año!! HZ
02 enero 2007 | 03:54
Qué emotivo, conmovedor. Gracias Hernán.
08 enero 2007 | 17:16
Qué testimonio tan sentido, que mirada tan sana sobre la vida. Te felicito. Inspira. Julia22
10 enero 2007 | 19:13
a todas las que han llorado por las expresiones de Irene y la discusiòn posterior, les pedirìa que no derramen tanta làgrima inùtil, miren a Alejandra y a tantas como ella, relean las crònicas de Hernàn y VIVANLAS a traves de su lectura, y dense cuenta que lo que los aglutina en este grupo amigable que han formado, es el DOLOR INMENSO de miles de seres humanos, Y es por eso que tenemos que llorar y hacer todo lo que podamos para que las cosas cambien.P.D: Hernàn: tomà el tren San Martìn que va a Pilar y a partir de Palermo, hasta Villa del Parque mirà al costado de las vìas. Ahì viven los cartoneros que no tienen para pagar el tren.Contale a los demàs como es eso.Gracias por la info que nos das, jugandote el pellejo.Te admiro mucho.Saludos a tod el grupete
13 enero 2007 | 02:58
Gracias Ana por tus palabras. Intentaré hacerme un hueco para tomar el tren. Lo prometo. Un afectuoso abrazo!! HZ
13 enero 2007 | 18:22
Tanto tiempo sin pasar por acá. Esta historia maravillosa. Qué linda. Un abrazo Hernán
15 enero 2007 | 15:06
Hola Ernan yo creo que es de todos los dias aqui hay gente recogiendo botes latas todo lo que les sirva para vender lo veo a diario y otra gente comprando grandes cantidades de regalos tanta desigualdad. saludos y no habia podido leerte.
26 enero 2007 | 22:44
GRacias Zuly, un abrazo!! HZ
26 enero 2007 | 22:47
Feliz navidad!!
29 enero 2007 | 15:08