Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

El Líbano y las malditas bombas de racimo (3)

El vecino nos guía hacia donde están las bombas de racimo. Lo seguimos en la camioneta de Bactec, que tiene el maletero cargado de explosivos, por lo que el conductor la lleva suavemente por la carretera. A ambos lados de la ruta: casas destruidas, bombardeadas, coches alcanzados por misiles. El desolador paisaje que impera en el sur de Líbano.

Al llegar, encontramos una docena de cabras muertas, quemadas. Un rebaño que se encontró con una mina. Miles de moscas vuelan sobre ellas. Huele a descomposición.

Por tercera vez en el mismo día me dicen que preste atención a dónde pongo los pies, que por nada del mundo retroceda, que, si sucede algún accidente, me quede en el lugar.

Aunque comienzo a sentirme como si mi madre y me abuela me hubiesen acompañado al viaje, en esta ocasión la advertencia parece más justificada que nunca. Ante nosotros se abre un paraje desolado, no revisado anteriormente por los artificieros, en el que sabemos que hay extendidas decenas de bombas de racimo.

La aprensión que sentía antes, ahora se transforma en una latente e incómoda sensación de miedo. Vuelve a mi mente la imagen de Khader Al Magary, el hombre sin brazos ni piernas que encontré en el hospital de Gaza hace un mes y medio. Su recuerdo me ha visitado en muchas ocasiones a lo largo de este tiempo.

Camino detrás de Simon Lovell, el líder del equipo, y de Wissam Jbeir, el médico. Avanzan con lentitud, analizando cada paso que dan. Yo intento hacer que mis pisadas coincidan con las suyas. Me llama la atención que no llevan protección alguna. Cuando acompañé a los artificieros de MAG en Camboya, tenían puestos al menos cascos con pantallas de metacrilato que les cubría la cabeza y el rostro, y chalecos antibala. Me pregunto si esta falta de cuidado responderá a que Bactec es una empresa privada.

Tras avanzar durante unos minutos damos con un proyectil lleno de bombas de racimo que no han llegado a detonar. Simon Lovell se acerca, lo examina. Toma nota en un cuaderno. Se trata del modelo M42, fabricado en los EEUU, que lleva 88 submuniciones en su interior. Fue disparado por un tanque israelí.

Después va dejando marcas donde encuentra las pequeñas bombas que lograron separarse de la unidad principal antes de que esta impactara contra el suelo.

Ali Hussein, el campesino que encontró el proyectil me dice: «¿A qué disparaban? Aquí no hay nada. Esto lo hicieron los israelíes para arruinarnos la vida. Sabían que íbamos a volver después de la guerra y que somos campesinos. Lo hicieron para matarnos, para matar a nuestros hijos, a nuestros animales».

Después de una mañana tan ajetreada, tras las huellas de los artificieros de Bactec, paro a almorzar en un pequeño restaurante. Como acaba de comenzar Ramadán, soy el único comensal. De beber me traen una botella de agua en la que UNICEF ha colocado imágenes de las distintas municiones que pueblan la superficie del sur de Líbano.

Me parece una excelente forma de educar a la población civil sobre los peligros de este armamento. No pasa un día sin que alguien sufra las consecuencias de tan mortífera presencia. Hasta ahora más de un centenar han resultado heridas y catorce han perdido la vida. La mayoría, niños.

Observo con detenimiento la botella. La variedad del armamento me resulta perturbadora. Tanta creatividad, tantos recursos, tanta inteligencia (fría, irresponsable, carente de emoción), puestos al servicio de mejorar, de perfeccionar hasta el extremo, los resultados de estos artilugios mortíferos.

La humanidad ha avanzado mucho en el desarrollo de sus herramientas, pero muy poco en la finalidad a la que las destina. Contamos con instrumentos propios de seres brillantes, geniales, evolucionados, pero en el uso que les damos seguimos aún en las cavernas, en la visión darwiniana de la vida. No sabemos ver al otro más que como antagonista, un enemigo. No hemos aprendido a cooperar, a llevar nuestra empatía más allá de los que nos rodean. Aún basamos nuestra existencia en la competencia, en la lucha. Tanto progreso tecnológico, científico, y tan escaso avance moral, ético, espiritual.

Recorro las zonas aledañas. Converso con los vecinos. Todos parecen tener alguna pieza de explosivo sin detonar en sus casas, en sus jardines, en sus campos.

Ibrahim Farhat, de 47 años de edad, padre de cinco hijos, vive del cultivo de tabaco. En el terreno que sucede a su casa me muestra más de treinta proyectiles. No puede trabajar. Está esperando, como tantos otros, a que el Ejército libanés, MAG o las empresas privadas lo vengan a liberar de la amenazadora presencia de estos objetos.

Ahora es un niño el que me detiene en la calle. Se llama Ali Najib Baidún. Tiene once años. Me conduce hasta la parte trasera de su vivienda, donde me muestra un proyectil.

Lo retrato así, absorto, en silencio, de cuclillas frente a la bomba, mientras comienza a atardecer. El sol se pierde detrás de las montañas que marcan la frontera con Israel.

La guerra entre Israel y Hezbolá ha terminado. Los medios ya casi no hablan de ella. Pero para los habitantes del sur de Líbano continúa. En sus carreteras, en sus casas, en sus patios, en sus cultivos, como siempre que aparecen las malditas bombas de racimo.

108 comentarios

  1. Dice ser MM

    NO me lo puedo creer.Esto supera a Matrix…ajjajajaj, me rio sola.3 intento y me voy a dormir.Ross,un beso fuerteee.

    04 octubre 2006 | 12:28

  2. Dice ser Patricia

    Zin tu frase es muy Zen…Buenos días.Me dormí a las 4 de la mañama.Un abrazo a todos.

    04 octubre 2006 | 13:19

  3. Dice ser secorancioyamargado

    A ver musas.. por orden alfabético y corriendo pa Madrid (bueno estoy seguro que MM, Irene, Anab, Patricia, ross ufff un montón de gente que estaría dispuesta a sustituirlas).Uno de los consejos de Miguel debería ser elevado a Máxima: APRENDER A DECIR QUE NO.. .es tan difícil!! (y más cuando tienes que pagar un alquiler).Pero no te preocupes.. si tienes que dejarlo puedo prestarte un sofá (un tanto incómodo he de decir) en Asturias jeje… bueno compraremos un colchón hinchable. Eso sí tendrás que librar con la humedad y el verde (la sidra ayuda) y la casa está un poco… vacía pero bueno.En serio… ¿no te estás presionando demasiado? quizás eso es lo que te está bloqueando, y como yo escapo de mi aburrido trabajo entrando en este blog… parece que estás haciendo lo mismo jejeje (Dios!! ¿Abré dejado mi lado «confesor» para convertirme en Psicoanalista (iba a añadir «Argentino» pido perdón)?¿Serías capaz de pasar un fin de semana lejos del ordenador, los libros y la documentación y dedicártelo a ti mismo? Yo creo que va siendo hora de que si viajas sea por placer. Yo no podría vivir con esa presión continuada.Pero bueno recuerda que no estás solo.. que tienes a un montón de gente detrás de ti. Dispuestos a organizarte desde fiestas de cumpleaños hasta citas con las musas. Úsanos de escapatoria.Ah!! y no seré yo el que te compare con el eZcritor eze.. sus adicciones son otras y hace tanto tiempo que salí del instituto que no consigo conectar con ellas… no sé.. tendré que empezar a ver Rebelde Way a ver si consigo entenderle.lo dijo «el seco»

    04 octubre 2006 | 14:34

  4. Dice ser Alicia

    He llegado por casualidad a este blog y me he quedado impresionada. Creo que estás haciendo una labor estupenda contándonos a los que estamos en casa tranquilamente, lo que de verdad sucede en Oriente Próximo. Te felicito por darnos tus experiencias y por supuesto, ten por seguro que seguiré leyéndote.Un saludo y ánimo, sigue así!

    04 octubre 2006 | 17:26

  5. Dice ser SRYA

    Navegando por la red… me encontré esto en la página de Greenpeace… Alguien dijo aquello de «El que esté libre de pecado que tire la primera piedra»… Como ciudadano español entono el «mea culpa».Greenpeace demanda al Gobierno español que prohíba la fabricación de bombas de racimoPresentación del informe ‘Bombas de racimo: la lluvia de acero20 diciembre 2006Imprimir Enviar España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.Descargar imagen en alta resoluciónAmpliar imagenMás imágenes Madrid, España — La organización ecologista Greenpeace ha presentado hoy un informe detallado en el que se recoge la utilización de las bombas de racimo en los conflictos armados. En el documento, Bombas de racimo: la lluvia de acero. Razones para la prohibición, se recogen los datos de fabricación de este armamento en España y los efectos que causan en la población que es atacada por ellas.España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden. Además, el ejército español, según reconoció el ministerio de Defensa, tiene un arsenal limitado de este tipo de armas. En concreto, el Ejército del Aire posee los modelos CBU- 100B (Rockeye), importada de EEUU; la antipista BME-330 y la granada de mortero MAT-120, ambas de fabricación nacional.La contradicción de la postura española se demuestra en que la desactivación de estas peligrosas armas es, precisamente, una de las tareas que deben asumir los soldados españoles desplegados en misiones de mantenimiento de la paz.»Un Gobierno que apuesta por la paz no puede permitir que en España se fabriquen estas armas y que el propio ejército español las posea. Es necesaria una legislación que evite que sigan causando víctimas inocentes. El Gobierno español tiene la oportunidad de demostrar su compromiso con la paz, prohibiendo la fabricación, venta, almacenamiento y uso de bombas de racimo en territorio español, y apoyando de forma clara el proceso impulsado por Noruega para lograr su prohibición internacional», declaró Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España.Se ha documentado la utilización de bombas de racimo por fuerzas militares de los países de la OTAN, Estados Unidos o Israel. Desde los años 60 se han usado en distintos conflictos, como por ejemplo: Líbano, Irak, Afganistán, Kosovo, Laos o Vietnam. Sólo en el Líbano se calcula que tras la guerra del pasado verano, quedaron un millón de submuniciones sin detonar.Una bomba de racimo está formada por una bomba “contenedor” que puede ser lanzada desde tierra, mar o aire y que, al abrirse durante la trayectoria, expulsa cientos de submuniciones que se dispersan por amplias superficies. En teoría, estallan cuando alcanzan el suelo, pero esto no siempre es así.Actúan de forma indiscriminada, no distinguen entre blancos civiles y militares y, por sus altas tasas de error, siguen causando muertos y heridos mucho tiempo después de que acabe un conflicto. Afectan sobre todo a la población civil, que son el 98% de sus víctimas. En especial los niños, que son atraídos por sus colores y formas llamativas.“Estas armas no matan sólo durante los conflictos sino mucho tiempo después, ya que entre el 5% y el 30% de las municiones no estallan y quedan dispersas sobre el territorio. Después actúan como si fueran minas antipersonales. Son incluso más peligrosas que éstas, ya que están diseñadas para matar y no sólo para herir o mutilar, – declaró Mabel González, responsable de la campaña de Desarme. – ”Un ejemplo claro es Laos, donde la gente sigue muriendo hoy en día como consecuencia de las bombas de racimo, y hace más de 30 años que se terminó la guerra».En los últimos años se ha avanzado en la prohibición internacional de ciertos armamentos especialmente peligrosos. El último ejemplo fue el Tratado de Ottawa, de 1997, que prohibió las minas antipersonales. Las bombas de racimo deben someterse a un procedimiento similar. En el último año se han producido ciertos avances en este sentido. En febrero, Bélgica prohibió la fabricación, venta, uso y almacenamiento de bombas de racimo en su territorio. Y en noviembre, Noruega anunció que va a liderar un proceso de negociación internacional encaminado a lograr un tratado para prohibirlas. La primera reunión tendrá lugar el próximo mes de febrero.Greenpeace pide al Gobierno español:Prohibir la producción, almacenamiento y uso de bombas de racimo en territorio español, y las transferencias o ventas al exteriorDestruir o desmantelar los arsenales de bombas de racimo en poder del ejército españolApoyar la adopción de un tratado internacional que prohíba las bombas de racimo y apoyar los esfuerzos de Noruega y otros países en esta materiaAsegurarse de que las tropas de la Unión Europea nunca utilizarán bombas de racimo en el marco de las operaciones militares en las que intervenganAl Parlamento español:- Apoyo para todas las iniciativas encaminadas a prohibir la producción, almacenamiento, uso y venta de bombas de racimo— Greenpeace

    27 diciembre 2006 | 16:42

  6. Dice ser ross.volvoreta

    la noticia es como una losa SRYA…joder…que falta de ética y cuanta hipocresía disfrazada de buenas intenciones y falsa solidaridad y compromisouna verguenza más a añadir al 0,3 que destinamos y el num 10 eb ek ranking de paises exportadores de armas, así como el 1º en balas para sudáfrica….¡¡que bien¡¡¡y luego … zp se dedica a hablar por ahi adelante de alianza de civilizaciones…bueno…reflexionemos..pero no decaigamoses lo que hay…que se fabriquen aqui es una anecdota mas..lo jodido en el fondo…es que se fabriquen¡¡¡eres mi shrek particular…uummhhhh…¡¡¡un encanto..aunque no lo quieras¡¡¡..jejejejeeun fuerte abrazo, ross

    27 diciembre 2006 | 17:23

  7. Dice ser Hernán Zin

    Excelente información SRYA. Muchas gracias. Te lo digo con un vaso de Coca Cola en la mano. Inevitable!! Un abrazo!! HZ

    27 diciembre 2006 | 17:27

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