Por Vicky
Puede que no sea la mayoría, pero cada vez me encuentro con más homosexuales diciéndome que no quieren participar en las celebraciones del orgullo en Madrid. En su opinión el movimiento gay fracasó en el momento que dejó de representar los intereses de sus componentes más marginados. A día de hoy, los homosexuales lo tienen todo. Tienen derechos, obligaciones, amor, secretos, lugares donde estar sin fingir o esconderse, empresas, supermercados, cultura, hijos y su hueco en la sociedad. Para algunos estos privilegios tan comunes y naturales se ganaron sacrificando algo. En muchas ocasiones existe la cultura gay pero sin conocimiento, existe el sexo pero sin cuerpo, existe el positivismo pero sin autoconfirmación. En otras palabras, ese polvo mágico y la purpurina que tanto figura en las celebraciones del orgullo, no es casual. El mundo homosexual se celebra cada año ya no como una lucha, sino como un momento de alucinaciones.
En todo el mundo el orgullo, esa visibilidad conseguida por el movimiento gay tras medio siglo de lucha, se vive a traves de lo comercial y del patrocinio. El orgullo ateniense no es una excepcion.
¿Qué pasos debemos dar para evitar vivir en dimensiones paralelas sin un verdadero afecto hacia las personas que siguen necesitando ser aceptados por la sociedad? Más afecto hacia estas personas que buscan cuantificar el valor de su individualidad en el mercado queer, mientras que lo que verdaderamente les aporta a su personalidad es su futuro como colectivo mas alla del caracter alegre que este suele tener.
Sin embargo, el 50º aniversario de Stonewall se celebra repleto de gente envuelta en banderas arcoiris, comprada unos minutos antes de quedar con sus amigos e inmortalizada para siempre en los perfiles de sus redes sociales como si fuera una noche mas de verano de fiesta. De hecho, la mayoria de la gente se une a eso de las 10:00 de la noche cuando empieza la musica y la lluvia de copas. Y como es natural en este momento no hay tiempo para hablar de temas lgbt. Se trata de encuentros entre desconocidos que supuestamente comparten los mismos valores o que sueñan con el mismo futuro, pero no surgen ideas para mejorar o solucionar las cosas.
A todo eso hay que añadir que Grecia tradicionalmente es un pais con mentalidad bastante retraida respecto a los temas de sexualidad y sus prototipos. A diferencia de España, los homosexuales todavía no tienen derecho a contraer matrimonio y los procesos para la adopción de hijos suelen ser muy largos y difíciles de llevar a cabo. De hecho, dicha celebración nunca fue muy popular y tampoco lucía con tanto orgullo en la plaza Syntagma como lo hace ahora. Hace un par de años los amantes de la cultura lgbt, los que de verdad querían ayudar a que esta ‘’condición’’ fuera más normalizada en la sociedad helena y los propios homosexuales, solo podrían festejar en bares exclusivamente para homosexuales o en locales alquilados donde se daba una especie de speech dedicado a la lucha gay.
En definitiva, mientras que el orgullo podría ser una estupenda oportunidad para arreglar este tipo de actitud hacia la orientación sexual de las personas, al contrario se echa a perder.