Por Vicky
«Deja el móvil y vete a dormir. Mañana no habrá quien te saque de la cama», es una de las frases que más han resonado durante mi infancia. También ha sido el prólogo de pequeñas discusiones con mi familia. Mi problema no era que hacía un uso excesivo del móvil, sino que las clases en Grecia empiezan a las 8 de la mañana. Un horario que persigue a los estudiantes desde Primaria hasta el Bachillerato.
Por eso esta mañana mi cara se iluminó cuando leí que en el próximo curso los niños acudirán a clase a partir de las 9 de la mañana. Es una ley que se aprobará en un principio solo para los alumnos de la ESO y del Bachillerato. ¿La razón de este cambio? Lo que comentaba antes.
Parece exagerado que una persona joven se queje de la falta de descanso como si estuviera trabajando todo el día en el campo. La etapa escolar y la universitaria suelen ser las que más añoramos de mayores, recordando lo bien que nos lo pasábamos con tanto tiempo libre a nuestra disposición y lo que haríamos con él si lo tuviéramos ahora. Sea cual sea la realidad, este cansancio lo he vivido personalmente, lo he visto en las caras de los que vinieron después de mí y también en los pequeños que corren con prisa por no llegar tarde al cole que está al lado del sitio de mi trabajo.
Tienen esa expresión inconfundible. Es la de no quiero hacer esto hoy, no estoy preparado para las tareas del día y no me apetece cruzarme con ‘x’ amigo o profesor. La única clase de niños que he visto yendo felices a su cole son los de cinco años. Probablemente porque todavía van a dibujar y a hacer nuevos amigos.
Siempre me he preguntado si lo que a veces hace la escuela tan insufrible no es ni los horarios exhaustivos ni tampoco la calidad del profesorado. Porque también recuerdo a todos mis compañeros levantándose con ganas a las 7 o a las 6 de la mañana para participar en la excursión que ha organizado el Instituto. El ministro griego de Educación basó su argumentación por ahí cuando anunció este cambio de plan: ‘’los chavales necesitan más horas de sueño, ya que el descanso aumenta notablemente sus facultades de creatividad y de aprendizaje’’. Claro.
Las necesidades básicas del ser humano son universales pero la manera con la que hay que cubrirlas depende de muchas cosas. El contexto social, el clima, el propio estado mental e incluso fisiología de cada uno determinan los medios y su modo de empleo. Las horas que alguien necesite dormir depende de su calidad de sueño y de las tareas que realice a lo largo del día. No todos podemos gozar de media hora de siesta, básicamente porque por la tarde a lo mejor estamos fuera de casa. Entonces el peso de nuestro descanso tiene que caer por la noche. En cambio, un joven que pasa la mitad del día en casa y dependiendo de las tareas físicas que realiza, puede necesitar menos horas de descanso. Así que cada uno se organiza como pueda para cubrir lo echa de falta.
Pero ¿dónde ir para recuperar tu falta de creatividad e inspiración? Como dije antes al leer esta noticia me sentí como si mi yo de 13 años hubiera ganado una de sus luchas más importantes. Pero pronto empecé a reflexionar y acabé diciendo a mi misma en voz alta: ‘’¿para qué?’’. En algunos colegios de España se puede entrar más tarde pero la experiencia es la misma. Entonces lo que falla no es el horario.
El cambio que vemos como mayores y que nos hace querer volver al pasado para disfrutar más de las cosas o para aprovecharlas mejor es que ahora sabemos utilizar nuestro tiempo libre con cosas que de verdad nos enriquecen como personas y, por ser elegidos por nosotros mismos, están enfocados en nuestro propio desarrollo. Lo que a lo mejor falta de los chavales de hoy en día no es más tiempo para vacilar, sino un tiempo mejor invertido.