Por Vicky
Uber operaba en Grecia desde el septiembre del 2015 y prestaba sus servicios a unas 450.000 personas. Sus coches negros, cómodos y elegantes, pronto empezaron a aparecer en varios puntos de Atenas y con el tiempo el contraste con el amarillo de los taxis tradicionales chillaba en exceso.
Actualmente, Grecia es uno de los países de la Unión Europea en los que no se permite el negocio de los VTC (Vehículos de Turismo con Conductor). Los taxistas mostraron su frustración frente a la plataforma invasora al auténtico estilo griego. Se produjeron manifestaciones violentas, con barricadas, bengalas, huelgas, detenciones y denuncias. Aquellos días se recuerdan como el ‘western ateniense’.
El argumento de los taxistas griegos es el mismo que los españoles. Aseguran que Uber y Cabify están matando su negocio y que lo que quieren no es convivir con ellos, sino acabar con el sector y sustituirlos. Sin embargo, un vistazo a las cifras oficiales parecen demostrar lo contrario.
Es cierto que entre los años 2016 y 2017 se produjo un aumento considerable en las licencias para ejercer la actividad de arrendamiento de vehículos con conductor. Este tipo de autorizaciones se daba a individuos que se ocuparan posteriormente como chóferes. Sin embargo, la facturación de los taxis nunca ha caído ni ha sido afectada por Uber.
Los taxis tienen un fiel público en Grecia, cuyos clientes siempre han sido satisfechos por los servicios que se les ofrecía. Lo otro era meramente una nueva moda a probar, no a adoptar. Entonces ¿qué fue lo que atemorizó a los taxistas?
Informes oficiales del transporte público de Grecia indican que el 80 % de los turistas que visitaban el país y que ya eran clientes de Uber en sus países de procedencia, preferían este servicio para moverse durante sus vacaciones. Adivinad qué sector mueve la economía griega. Efectivamente, los taxistas sabían que no iban a perder la confianza de los griegos pero no podían hacer predicciones sobre los gustos y preferencias de los extranjeros. Ellos eran algo no podían controlar.
¿Por dónde atacaron?
En Grecia cualquiera que que quiere expandir sus negocios, puede hacerlo siempre que pague impuestos en el país. Da igual si su sede se encuentra en el extranjero o si no tiene una representación física-materializada. Los taxistas aprovecharon el hecho de que Uber no cumplía con ninguna de las dos condiciones. Sus oficinas estaban por el mundo y las transacciones se realizaban con PayPal.
Esta fue su narrativa ante los tribunales, nacionales y europeos. Los buenos, legítimos taxistas que pagan todos sus impuestos contra los desconocidos conductores que cobran.. a saber bajo qué condiciones y que no aportan al sector tanto como ellos.
‘’Es como desatar la guerra contra la tipografía en la época de la Edad Media’’, decían algunos a favor de evitar la extinción total de Uber. Los taxistas ya habían triunfado. Su argumento era irrebatible. No sabemos si los VTCs podrían haber convivido con los taxis tradicionales. La cita anterior me parece correcta. En realidad, el pasado choca con el futuro. No hay una afirmación absoluta al respecto. Supongo que depende de cuál de los dos mundos vives el momento.
Donde decís «amables» queréis decir serviles y, como cuenta Marhuenda, somos unos paletos que nos gusta que nos hagan creerno unas reinas
27 enero 2019 | 8:12 am
No tengo ni idea de por qué ha aparecido aquí este comentario
27 enero 2019 | 8:14 am