Por Tom
Las dos semanas antes de Navidad; la ‘loncha’ del año con más sabor, en forma de cenas interminables. En estas fechas, pobre del que se atreva a reservar una mesa en un restaurante medianamente popular, peor aún si pretende celebrar su cumpleaños. No habrá espacio en ningún lado y no habrá gente disponible para ir a celebrarlo contigo. Es la estación de la jovialidad y de sonreír durante la maravillosa cena de la ofi.
Tu jefe se ha vuelto el tío o tía más hilarante del mundo durante una noche, ese otro tío que trabaja fuera de España y no habla con nadie de repente es tu mejor amigo, y tú te pones al día acerca de todos los asuntos de tus compañeros. Una deliciosa mezcla entre chismes y datos personales que, una vez lubricados con alcohol, se comparten, y de oportunidades para conocer mejor a la nueva del departamento de recursos humanos o ese buenorro de informática, que ya no hay más cosas que le pueden pasar a tu ordenador.
En Reino Unido también existe esta cena. La cena de Navidad (aunque se podría convertir un una ‘cena líquida’… ya sabes como somos). Esta cena anual es exactamente igual a la de España, odiada universalmente, a la vez que se disfruta del aborrecimiento. Se compran vestidos, se buscan estos zapatos que nunca se ponen, se cortan cabellos y se practica la cara de “tengo muchas cosas mejores que hacer, pero dale, hago el sacrificio”.
Esta es ‘La Cena,’ pero luego es muy común tanto en Reino Unido como aquí ‘la cena’, que es la otra cena con el equipo, el departamento, la mini familia del trabajo. Suele ser más divertida, más informal, y por supuesto, más desatada. Ya que pasas una parte significante de la vigilia con esta gente, las sonrisas son más reales, las bromas mas afiladas y el alcohol más fluido.
Estas son la dos típicas cenas en Reino Unido; luego, si tienes tiempo y ganas, se podría hacer una cena de amigos y, dependiendo del grupo esta cena toma una forma u otra. Podría ser un equipo de deporte, o un grupo de danza, quizás un grupo de amigos de toda la vida que, por casualidad, aún viven todos en la misma ciudad. Mi percepción es que vemos como algo ‘raruno’ y ligeramente insistente querer tener cenas con gente con la que no hay ese nivel de confianza. Por lo cual, los otros grupitos de tu vida no se juntan para la cena. En cambio, en España, ese tipo de evento social es algo que casi no necesita excusa para proponerse.
Han llegado a mis oídos tal cantidad de motivos por los que tener una cena de Navidad, que me dejan asombrado. La lista va de menos a más raro según mis criterios:
- Oficina
- Departamento
- Los amigos de toda la vida
- Los ‘primos’ si es que se puede juntar toda esa gente a la vez
- Los amigos de la universidad
- La cena del grupo de madres que se han conocido en el whatsapp o la puerta del cole
- Los amigos de cierta etapa (bien sea la uni, el trabajo, el antiguo trabajo etc.)
- Los compañeros de piso, si no vives con ‘amigos’ (o el anterior)
- Grupo de compatriotas (en el caso de que seas extranjero)
- Especialidad en el trabajo, aunque no trabajéis juntos directamente (por ejemplo, biólogos)
- Trabajadores del mismo departamento, pero que no se ven aparte de en la cena de Navidad
- Los amigos de tus padres (un horror obligatorio)
- Grupo de gente que saca el perro a la misma hora de la mañana en la misma zona
- Grupo (o clan o como se llame) de vuestro juego online preferido. Para mí lo más extremo porque esa gente vive en todas partes y no sabes nada de ella aparte de que dentro del minimundo del juego se llama matazombis69, Dora La Destructora o Asesino en Cereal.
Bromas aparte, en un mundo que parece que se esté tirando cada vez más a la aislacionismo, me parece no correcto, sino fundamental que nos aferramos a cualquier excusa para vernos en persona, para compartir el pan con personas ‘en directo’ por así decirlo, y por lo tanto cualquier excusa es buena.
¡Viva la cena de Navidad! (Pero cuidado con el matazombis69… que nunca se sabe).
* Fotos: GTRES