Por Tom
Los ingleses solemos ser conocidos como fríos, poco expresivos, incluso porque nos falta rango emocional. Puede ser. Pero algo que sí ha provocado emociones es el ‘brexit’. Las emociones han sido muchas y fuertes.
Primero fue incredulidad por parte de los que votaron “remain” y de los que no votaron, porque les pareció una conclusión ineludible que no saldríamos. Nunca. Jamás.
Por mi parte, y la de otros como yo, que no solamente votaron “remain” sino que también vivimos en Europa, dentro de la Unión Europea, fue una sorpresa total. Incluso pensé que a lo mejor fue un error, o que el gobierno no haría caso al voto al final. No tuve suerte. Me sentí algo decepcionado en principio, pero poco más, como si hubiera pedido un plato con mucha ilusión y luego resultó rico pero nada orgásmico.
Sin embargo, pasaron los días y me sentía cada vez más inseguro de mi ‘estatus’ en España como británico. Es una sensación poco común sentir que tu país te ha puesto en riesgo de cierto modo. Hablaban de negocios huyendo de Reino Unido, del cambio de las condiciones de los extranjeros, incluso de personas quedándose sin trabajo.
Tras el furor inicial, la gente se relajó. Como no había habido cambios ni muy bruscos ni muy violentos, el ‘brexit’ pasó al subconsciente, presente pero solamente para lamentarlo por encima de las mesas y las pintas en los pubs. Aunque ubicuo en las noticias, asumió una posición de segundo plano. Quedamos resignados al hecho de que en algún futuro saldríamos de la UE, pero como algo muy distante y muy nublado.
El sentimiento entre la mayoría de mis amigos, mi familia y yo, fue de tristeza exasperada. Un sentimiento compartido por muchos británicos. Había sido una especie de traición, pese a saber que hubo mucha gente a favor de salir. Reino Unido, después de todo, es un país como España; tenemos mucha gente mayor, que tiene una conexión fuerte con el pasado, con el Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial, que cree que Gran Bretaña es exactamente eso…great. Pero solos, sin otros países, sin uniones, y sin gente de fuera interfiriendo. Mi abuelo, de 76 años, fue atendido en el hospital por doctores, enfermeras, y celadores de fuera del Reino Unido. Al hablar sobre como le trataban, les llamaba ‘oscuritos.’ Racismo por falta de educación. Es imposible explicarle que la idea de que sean “oscuritos pero majos” no es del todo maravillosamente correcta en muchos niveles. Y lo suyo no es muy inusual.
Aparte, también tenemos una parte importante de la población que mantiene la idea de que seamos un país muy fuerte y que ocupemos una posición dominante en un mundo globalizado. Que Reino Unido sea un país estable, moderno, progresista, decente y que represente ese tipo de ideas está (estaba) bastante presente en la gente en general. Comprender que no es así, ni mucho menos, y que de hecho hay muchísima gente que preferiría que diéramos un paso en una dirección que verdaderamente parece una regresión al pasado es escalofriante.
El incremento en incidentes de racismo e intolerancia es entristecedor en extremo. La sensación de haber vivido en un país que creías conocer, y resulta que no es así, es muy difícil de asumir. La impresión de que la mitad de la gente del Reino Unido ha traicionado a la otra mitad, y que luego nos ha traicionado a todos el gobierno, nos muestra el Reino Unido de otra manera, a través de otro filtro. Como si tu país no fuera tu país. Como si te hubiera abandonado de alguna forma.
Muchos dicen que el futuro del país se ha decidido por gente que no vivirá para verlo caer en la ruina que muchos presagian. Aunque sea así, las cosas son como son y ahora habrá que lidiar con la situación a la que nos enfrentamos. El país está dividido. La gente está envenenada de sentimiento antieuropeísta.
Ahora nos llegan a los oídos cosas como el gobierno de Reino Unido acaba de votar que animales no sienten; abriendo el camino a cambiar las leyes sin restricciones mientras salimos de la UE, mudando la piel de sus leyes y normas. Se votarán cada una de las leyes que se nos aplican bajo el paraguas de la Unión Europea, y se descartarán las que el gobierno consideren inútiles en el ‘Gran’ Bretaña del futuro.
Hay mucha incertidumbre. Hay que llegar a muchos acuerdos, rehacer muchas leyes, con muchos países, ya que no habrá leyes generales de la UE. Deja mucho espacio para preguntarse que pasará, que nos tocará padecer como gente no-europea.
Solemos tener miedo a lo desconocido y exagerar mucho en cuanto los peligros y las nefastas consecuencias del ‘brexit’; como niños intentando asustarse porque hay algo entretenido en ello. Seguramente no será tan terrible como imaginamos… ¿No? Dicho eso, sí el gobierno es capaz de hacer el paso monumental de votar que los animales no sienten, ¿qué más hay que podría cambiar?.
En resumen, me ha dejado con la sensación de estar fuera de lugar en mi país y entre su gente, de haberle malentendido toda la vida, y de no saber si volveremos a ponernos de acuerdo y ser los amigos que una vez éramos.
Pero oye, no es todo negativo; puede que haya otro referéndum y todo se disipe.
Teniendo en cuenta la clientela (británica) que atiendo todos los días en el curro, deseándito estoy de que salgáis de Europa y con suerte os cambiemos por otro turismo menos cafre. Leo que tu español es perfecto así q habrás pasado tiempo en españa y no te sorprenderá mucho lo que te digo. Y de lo de repetir el referéndum….con esa gana os vais a quedar
23 noviembre 2018 | 2:45 am