Por Tom
Tengo nuevos vecinos. Dos americanas que encontré en la calle intentando entrar en mi edificio. Tienen el piso en la tercera planta. La semana previa encontré a una china perdida en la segunda porque en mi edificio no hay números. Unos pocos días antes había tres holandeses. Tengo nuevos vecinos cada semana. David tiene un piso en AirBnB en la tercera planta. Mucha gente ahora tiene pisos en AirBnB en el centro de Madrid.
Últimamente AirBnB se ha convertido en una fuerza en la capital. El año pasado el numero de propiedades disponibles en la ciudad llegó a 650.000. Ahora Madrid tiene más propiedades en AirBnB que cualquier otra ciudad en España. Más y más viviendas en la ciudad se están convirtiendo en pisos para turistas, y esto conlleva una subida de precios. Los propietarios ven que pueden conseguir un precio mucho más atractivo en AirBnB comparado con un alquiler de largo plazo. Un estudio hecho por Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI) ha revelado que la población de la ciudad ha bajado por un 10% en la ultima década, pero la cantidad de pisos en alquiler dirigido a turistas ha aumentado un 50% en los últimos dos, y sigue creciendo.
En 2015 Madrid vio a nueve millones de turistas pasar por la ciudad, más que Barcelona, y en 2016 había más visitantes extranjeros que españoles. El turismo, según el concejal Iñigo Henríquez de Luna, “crea riqueza y trabajo y renueva áreas deterioradas”. Sin embargo, Ahora Madrid dice que muchos de estos mismos trabajos son temporales y los nuevos negocios no crean dinero a largo plazo.
Mientras tanto, empresas de desarrollo urbano siguen comprando edificios enteros y convirtiéndolos en pisos para turistas. Muchas veces desalojando a los residentes actuales. Ahora hay propietarios que tienen un portafolio bastante amplio de pisos en alquiler. En Barcelona, por ejemplo, se han encontrado personas con beneficios hasta mas de 30.000 euros al día. Pero, esto da la impresión que hay personas ganando una fortuna al coste de la gente local, y no es exactamente así según AirDNA, una empresa de análisis que explica que normalmente no son individuos que de repente tienen un imperio de propiedad, sino empresas con agentes gestionando propiedades con varios dueños.
Andreu Castellano, director de comunicaciones en AirBnB, comenta que la regulación en Barcelona esta hecha pensando en profesionales, no en la gente que quiere ofrecer un espacio en su propia casa o piso.
Sin embargo, es un hecho que los precios en las partes céntricas de muchas ciudades en Europa han subido drásticamente, causando una huida de gente local a otras partes de la ciudad donde se encuentra pisos y casas sin tener que pagar un riñón. Según el banco de España, el alquiler en Madrid aumentó casi 15% en un solo año.
José Manuel Calvo, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento, ha prometido que “Madrid no se convertirá en un parque de atracciones como Barcelona, Roma o Venecia”. ¿Como se realizará esa idea? ¿Cómo se puede controlar la situación? Con un ataque de tres púas: que solamente alguien que vive en la propiedad la puede alquilar; limitando el numero de días al año que se puede alquilar la propiedad; y (muy interesante) que una parte del beneficio económico se mandará al Ayuntamiento (o sea, impuestos).
En Londres la situación es bastante parecida. En principio AirBnB creció bastante paulatinamente, aumentando los números de pisos un poco cada año pero nada extraordinario. Sin embargo, entre 2014 y 2015, la cantidad se dobló. Y se dobló de nuevo entre 2015 y 2016. Los datos sugieren que el numero casi llegó al triple en 2017 y también quieren mostrar que gente alquilando más de una propiedad tuvieron el triple de reservas. Ademas hay un porcentaje importante de propiedades que son del mismo dueño, intensificando el problema.
Esta situación crea dos problemas. Primero, aunque haya un límite de 90 días para alquilar un piso en AirBnB, y teniendo en cuenta que la mayoría son casas o pisos enteros, no todos los propietarios obedecen ese límite, cambiando el nombre del piso para evitar que se aplique el límite o cambiando de plataforma. Por lo tanto, hay propiedades en las cuales no se puede vivir alguien de manera permanente. Segundo, que presiona el mercado inmobiliario porque quita propiedades en las cuales podría vivir gente local… si no estuvieran en alquiler a corto plazo.
Las ciudades están al contraataque expidiendo licencias para apartamentos en alquiler, imponiendo un limite en los días que se pueden alquilar las propiedades, e intentando descentralizar el turismo… ¿pero será suficiente?.
Si esto es la nueva época, una nueva dinámica de nuestras ciudades, ¿se podrá parar o inhibir?.
Está situación es algo controvertida porque por un lado, si me pongo en el lado del viajero, el uso de las plataformas colaborativas como Airbnb, Wimdu y demás son una muy buena alternativa para encontrar alojamiento a buen precio. Sin embargo si me pongo en la piel de los vecinos que conviven con turistas irrespetuosos pues es normal las quejas y los enfados que se generan. Por no hablar de la poquísima oferta para el alojamiento de larga temporada y la alta demanda de este tipo de alojamiento. Al final son dos frentes que hay que intentar darle una solución, ya sea limitandolo de alguna manera para que este equitativo tanto la oferta vacacional como la de larga temporada.
22 noviembre 2018 | 9:48 am