Por Tom
Esa frase está atribuida a un tal William Horman, director de Eton, el más famoso de los colegios de Inglaterra.
En Inglaterra somos muy de modales, imagino que os habéis dado cuenta. Los ingleses somos famosos por ser tan finos que borda el extremo y casi da grima.
Las famosas frases de “could I please have a…” (por favor, podría tener un…) en vez de “give me…” (dame); o “I’m afraid I can’t….” (me temo que no puedo…) en vez de “no” (es igual!), son muy conocidas de las clases de inglés. Para ser educado en inglés solamente hay que añadir más palabras; cuantas más, más educado pareces.
Al volver de Inglaterra mis alumnos me han dicho que los ingleses te dicen “lo siento” cuando les pisas en la calle. Otros que “perdóname” es que te va a empujar y “lo siento,” te ha empujado. Hay una frase para todo, para mantener los modales un todas las situaciones imaginables.
Tampoco nos agrada demasiado causar escándalo.
Un periodista y escritor George Miles, escribió: “los ingleses no tienen alma, tienen subestimación”.
Un ejemplo. Un inglés dice: “parece que está lloviendo un poco, quizás salgo más tarde”. En realidad quiere decir: “está lloviendo a cántaros, no salgo a menos que se queme la casa”.
Somos más indirectos. “Muy interesante,” “si tú lo dices” o “con todo respeto” pueden llegar a significar todo el contrario de las palabras.
Intentamos no quejarnos. Si tus vecinos hacen ruido hasta las tantas de la noche, es cosa suya decidir hasta que hora quieren escuchar EDM; o si alguien te pisa en el metro, es asunto suyo donde quiere poner su pie. Y está el famoso ejemplo de Douglas Adams: se sienta en una estación de tren, habiéndose comprado una caja de galletas, junto a otro viajero; deja su maleta y periódico al lado y empieza a comérselas. Al rato el hombre al lado le roba una galleta. Sin poder creérselo Douglas sigue comiendo sin decirle nada al hombre. ¡El hombre le roba otra! No se lo puede creer, pero ahora sería aún más ridículo mencionárselo al hombre. Siguen los dos así hasta que no le quedan galletas. El hombre se va a coger su tren y Douglas, ahora completamente furibundo, coge su periódico y maleta… y se da cuenta que SUS galletas están allí, sin tocar, debajo del periódico.
Así somos. Mis alumnos me dijeron mucho cuando llegué que es muy importante decir «hola», y «hasta luego» a la gente cuando subas o bajes en el ascensor, por ejemplo. En Inglaterra somos completamente capaces de entrar, da media sonrisa a quien sea que esté dentro y mirar al suelo sin decir nada a nadie.
No es por falta de modales, es como con el hombre robándote las galletas: no queremos imponernos, ni causar inconveniencia a nadie.
Es difícil de entender, y más difícil aún de descifrar, cuando tengas que interactuar con los ingleses.
Los españoles, en cambio, son distintos. Todo es más directo, más limpio por así decirlo, sin florituras. No es que no haya modales, hay que recordar que en inglés no tenemos el «usted», y por lo tanto, hay que modificar la manera de formar toda la frase, en vez de cambiar la conjugación de un verbo.
Pero esta diferencia se traduce en una manera distinta de afrontar a la vida cotidiana. No hay aquella huida de la interacción innecesaria, todo lo contrario, hay cierto deleite en un encuentro inesperado.
No hay ningún problema en salir de la tienda sin mirar a ver si vas a aplastar a la gente en la calle; parar y dar la vuelta en todo el medio del flujo de peatones también es rutinario; hasta chocarse ligeramente con el coche (el beso) es una excusa para conocer a un desconocido.
Ninguno me parece particularmente superior al otro, aunque me costó al principio tener que hablar con mi vecina cada vez que salía por la puerta con su perro, ahora estoy muy a gusto cuando pienso que puedo salir de mi casa, o de donde sea, y que el mero hecho de chocar con alguien podría supone conocer a un personaje único.
Siempre dicen SORRY y las venezolanas AMOR MIO antes de darte la puñalada,.
24 octubre 2018 | 11:18 am