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"Odio la televisión del
mismo modo que detesto
los cacahuetes. Pero no
puedo dejar de comer
cacahuetes". Orson Wells

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‘UnReal’ o el lado turbio de programas como ‘Quién quiere casarse con mi hijo’

Nos han vendido miles de veces en televisión la fórmula ‘chico busca chica’ (o viceversa). Se miran, se conocen y se enamoran con una rapidez que ni en las películas de Disney, sinceramente. Ni siquiera hablan de atracción. Con sólo una primera toma de contacto los protagonistas de reality shows como Quién quiere casarse con mi hijo, Granjero busca esposa o Mujeres, hombres y viceversa saben que están hechos el uno para el otro. Supuran ¿amor? por cada poro de su piel. Debe ser que en la televisión, como en la casa de Gran Hermano y al contrario que en la vida real y lo que experimentamos el resto de mortales, los sentimientos se magnifican.

Imagen promocional / Lifetime

Imagen promocional / Lifetime

Pero detrás de esa fachada de amor verdadero y perfección se esconde el cartón piedra, algo así como un Show de Truman en una escala infinitamente menor. De esto precisamente trata UnReal, la serie de Lifetime de verano que se sumerge de lleno en la manipulación televisiva de esta clase de formatos, en los entresijos de los reality shows. ¿Qué ocurre antes de que la cámara empieza a grabar? ¿Qué le dicen a los presentadores por el pinganillo? Y por qué os estoy hablando de esta serie ahora, os preguntaréis. Porque es una de las apuestas internacionales de Atreseries, el canal de Atresmedia que arrancará el martes que viene.

Imagen promocional / Lifetime

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UnReal, un soplo de aire fresco para los seriéfilos ávidos de novedades y hartos de la misma fórmula de siempre, nos muestra el entramado de focos, maquillaje y profesionales que no vemos en pantalla. Nos encontramos ante los cazadores del morbo televisivo, de la lágrima y del espectáculo. No hay cabida para la integridad ni para los principios en un set de rodaje que pretende emparejar a desconocidos y cuyos profesionales -capitaneados por una desalmada productora ejecutiva- sólo conservarán sus puestos de trabajo si la audiencia les arropa por la noche.

Cada detalle y cada debilidad de los concursantes puede convertirse en un momento televisivo memorable, la cuestión está en saber exprimirlos. Y cuanto más turbio sea el pasado de los participantes, mejor.

Os puedo asegurar que he visto muchos villanos en la pequeña pantalla. Así que creedme cuando os digo que Joffrey Baratheon (Juego de tronos), Frank Underwood (House of Cards) o los demonios de Embrujadas actuaban con más humanidad que muchos protagonistas de esta serie. La palabra malvado se queda corta -sería más adecuado utilizar un término que empieza por ‘ca’ y acaba por ‘brón’- para definir a los empleados de Everlasting, el programa de citas que pretende recuperar a su audiencia tras un traumático incidente durante la temporada anterior. Os aviso: los telespectadores quieren carnaza, y eso es lo que tendrán. 

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