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"Odio la televisión del
mismo modo que detesto
los cacahuetes. Pero no
puedo dejar de comer
cacahuetes". Orson Wells

‘Bajo sospecha’ rompe con el pasado y se reinventa con un nuevo caso

Bajo sospecha es uno de esos thrillers policiacos que te incita a desconfiar hasta de tu sombra. Aquí todos los personajes, ya sea por una mirada desafortunada o por algún gesto fácil de malinterpretar, son culpables hasta que se demuestre lo contrario. Con tantos sospechosos y nombres sobre la mesa, a una le dan ganas de desempolvar el juego Quién es quién para echar un cable al equipo de investigación.

Pero si este recurso se lleva al extremo de manera inverosímil -como ya pasó en la primera entrega-, puede restar credibilidad a una serie que fue capaz de atraer a más de 3,5 millones de espectadores.

Imagen promocional / ATRESMEDIA

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Su credibilidad, de hecho, quedó mermada con el final de temporada. Después de que un niño fuera la cabeza pensante del asesinato de Alicia, un caso nada sencillo de resolver que había movilizado a todos los inspectores de la zona, perdonadme si cojo con algo de desconfianza la segunda entrega, que estrenó anoche Antena 3. Aquel final fue sorprendente, sí, pero algo descabellado.

Lo cierto es que la producción de Bambú ha decidido reinventarse y empezar de cero con la nueva tanda de episodios: una nueva investigación en curso totalmente independiente de la primera temporada, una nueva localización y nuevos personajes cobran vida en Bajo Sospecha, que ha querido desprenderse de los errores del pasado.

La cadena ha admitido, por ejemplo, que la mediática no renovación de Blanca Romero se debe a que no supieron diseñar de manera correcta su personaje. Y sintiéndolo mucho por la actriz, que me parece encantadora, no se echa de menos la rigidez y frialdad de Laura.

Así, sólo tres nombres del elenco original se mantienen y, sí, perdemos a la gran Alicia Borrachero. La trama recae ahora sobre los hombros de Yon González, en el papel de Víctor; Lluís Homar, en el del comisario Salas; y Vicente Romero, como Rafael Vidal o el típico personaje casposo con aires cómicos que no puede faltar en ninguna serie española. Y suma otros rostros como el de Concha Velasco, José Luis García Pérez (Carlos, Rey Emperador), Gonzalo de Castro (el doctor Mateo de toda la vida) u Olivia Molina (Física o Química).

Imagen promocional / ATRESMEDIA

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La segunda temporada traslada la acción al madrileño -y ficticio- hospital Policlínico Montalbán, que se ha visto sacudido por el asesinato sin resolver de una de las trabajadoras y la desaparición de otra de ellas. En esta ocasión, Yon González se infiltra como enfermero para seguir de cerca los acontecimientos.

La policía española tendrá que lidiar con los servicios franceses para resolver la desaparición de la empleada de origen galo, hija de un político del país vecino. Una colaboración que recuerda mucho a la que se dio en la última temporada de El príncipe. (Si os suena el policía francés y no sabéis de qué, debéis saber que fue el pretendiente de Blair en Gossip Girl).

De momento, el piloto, que rompe por completo con la temporada anterior y nos presenta una investigación en curso para averiguar qué trabajador del hospital está detrás de las desapariciones, supera en ritmo y agilidad al de la primera entrega. Conflictos con los franceses, infidelidades, nuevos sospechosos… Hemos cambiado el aire de Cienfuegos por el cosmopolita de la capital, y los enredos familiares por la pequeña familia médica del Policlínico Montalbán. Todavía es pronto para decirlo, pero parece que la segunda temporada de Bajo sospecha viene pisando fuerte.

1 comentario

  1. Dice ser MacIrony

    Me gustó mucho este capitulo, aunque es muy similar a la primera temporada. Bien me parece la no renovación de Blanca porque es muy mala actriz y era el principal fallo del casting de la primera temporada. Al igual que no me gusta Concha Velasco porque está encasillada en ese papel de mujer rígida como en Gran Hotel.

    13 enero 2016 | 15:10

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