Pep Guardiola ha impuesto a los suyos la ley del silencio en las horas previas al clásico que se disputará el próximo sábado en el Camp Nou. Ningún futbolista hará ninguna declaración respecto al Real Madrid y se han cancelado todas las entrevistas individuales concertadas con los medios. ¿La razón? Guardiola no quiere que nadie meta la pata y que la atención se desvíe de lo extrictamente deportivo. El preparador catalán será la única voz autorizada para hablar y lo hará después del entrenamiento de mañana.

Creo que con esta medida el entrenador del Barcelona se equivoca. Si piensa que con la decisión está quitando presión a sus futbolistas, su diagnóstico es erróneo. No darle naturalidad a los acontecimientos, en este caso un partido de fútbol, es colocarlo aún más bajo los focos de la actualidad. Y la presión para los suyos aumentará.

El Madrid-Barcelona es uno de los encuentros que más expectación genera a nivel mundial. Los aficionados, que son al final los que pagan y sustentan el negocio del balón de manera directa e indirecta, merecen poder conocer de primera mano las opiniones de los jugadores sobre el choque.

Por todo lo contrario ha optado el Real Madrid, que en estos temas siempre va un paso por delante de la mayoría de los clubes. Al César lo que es del César. Esta semana han hablado Casillas, Guti y Cristiano Ronaldo, los hombres más importantes del equipo junto a Raúl. Cada uno ha aportado su visión del clásico, lanzando mensajes postivos y motivadores para sus seguidores en un encuentro que decidirá el 80% del título liguero. El Madrid ya gana por 1-0.