La eliminación del Real Madrid de la Champions en los octavos de final a manos del Liverpool tiene un claro culpable en la figura de Juande Ramos.
El manchego, aunque en Liverpool no se notase, ha hecho un buen trabajo con el equipo blanco en la parcela defensiva, el orden táctico y el rendimiento físico de los futbolistas, pero el fútbol es más que eso. Gracias a Dios.
Hace poco decía el padre de un jugador de la plantilla del Real Madrid que en el fútbol de hoy en día primaba en un 80% la parcela física y en un 20% la calidad, es decir, el fútbol.
Juande ha fabricado un equipo más preocupado por no encajar goles que por meterlos y ha querido convertir su duelo con Rafa Benítez en una partida de ajedrez de la que ha salido perdedor.
Ese plan quizás le valga para la Liga, pero en ningún caso para la Champions.
La simple inscripción de Lass en vez de Huntelaar fue una declaración de intenciones.
El Madrid simplemente ha olvidado cómo se juega al fútbol. Cierto que en el balompié moderno esa es la filosofía de la mayoría de los equipos grandes, aunque a Juande se le olvidó que este Madrid no tiene el 20% de calidad en ataque que sí tienen Manchester, Inter, Chelsea…