Me pareció triste ver el sábado, después de perder con Osasuna (0-1) en el Camp Nou, como el campeón de Liga y Copa más merecido de los últimos años, por el juego desplegado y los resultados conseguidos, se acordaba en sus celebraciones y ante su afición del eterno rival, demostrando que los culés todavía no se han sacudido por completo el complejo de inferioridad con respecto al Madrid.

Piqué, el DJ, como le llaman sus compañeros de vestuario porque se ha encargado de amenizar el regreso de algún que otro viaje de avión pinchando música por los micrófonos, se descolgó con un:

¡BOTI, BOTI, BOTI MADRIDISTA QUI NO BOTI!

No hace mucho, cuatro años nada más, Samuel Eto’o también recordó a sus eternos enemigos futbolísticos con la Copa de Liga en el bolsillo:

¡MADRID, CABRÓN, SALUDA AL CAMPEÓN!

Y antes que ellos, Luis Figo,un año después futbolista merengue, gritó celebrando la Liga 1999:

¡BLANCOS, LLORONES, FELICITAD A LOS CAMPEONES!

Sinceramente, espero que el Barça gane su tercera Champions mañana contra el Manchester United, haga triplete y que pronto se dé cuenta de que tiene un filosofía de fútbol envidiable.

¡Bien por Xavi!, quien criticó a Piqué al día siguiente: «Nosotros somos los que hemos ganado, los que nos lo hemos currado, y a mi no me gusta acordarme de nadie cuando ganamos».