Parecía una historia de amor, pero la tensión entre el entrenador del Barça, Pep Guardiola, y los árbitros, ha ido aumentando hasta desembocar en la primera expulsión del entrenador esta temporada, ante el Almería (2-2), por decirle al árbitro asistente: «Pitas todo al revés. No te enteras de nada».

Es la segunda roja de Guardiola en Liga (también fue expulsado el año pasado ante Osasuna, cuando el Barça ya era campeón) y la tercera desde que es entrenador del primer equipo: en la Liga de Campeones fue expulsado el año pasado ante el Bayern. Además, Guardiola sufrió dos expulsiones en el Barcelona Atlètic, ambas frente al Manlleu, en Tercera.

«El Villarato está instaurado en esta Liga y ya no podemos hacer nada; no hay vuelta atrás»

Desde el arranque de esta temporada, el entrenador azulgrana se ha visto obligado a tratar la cuestión arbitral: en cada una de sus ruedas de prensa ha surgido la pregunta sobre los árbitros y sus presuntos favores arbitrales al Barça en virtud de una conspiración federativa.

En un intento de neutralizar el debate, Guardiola siempre ha procurado eludir la cuestión y considerar a los árbitros un elemento más del juego. «Los árbitros no existen, se equivocan y aciertan como todo el mundo», comentó tras ganar al Getafe, a pesar de las expulsiones de Márquez y Piqué.

«Los seis títulos que hemos ganado no han sido gracias a los árbitros. De eso sí que no me van a convencer porque hay mucho esfuerzo detrás»

Sin embargo, y de manera sutil, Pep ha introducido en su discurso algún recadito hacia el colectivo. «Que no hablemos de los árbitros no quiere decir que no nos demos cuenta de lo que sucede».

En el partido ante el Málaga, Guardiola se acercó al árbitro del encuentro, Rubinos Pérez, al término de la primera parte, para pedirle respeto hacia sus jugadores con las siguientes palabras: «Nosotros somos señores y espero que también lo seáis vosotros. Mis jugadores se merecen otro trato. Y, si quieres, ponlo en el acta». Según el técnico, sólo le pidió «disculpas» por haber aplaudido irónicamente una de sus decisiones. Rubinos no reflejó ninguna incidencia especial en el acta.

En Almería, la tensión subió un peldaño. Clos Gómez le expulsó por presionar a uno de sus asistentes, a quien reclamó con su característica vehemencia una pena máxima sobre Messi. Pero Guardiola no lo vio así: «Sólo le he comentado que era penalti, nada más. Trato muy bien a los árbitros».

«Yo he contribuido a cambiar la cultura de llorar por los árbitros del Barça»

Nosotros nos quedamos a la espera de ver cuál es el próximo capítulo en la guerra desatada entre Guardiola y los árbitros.